Una amiga

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(Por: Axel)


—¿Crees que funcione?

Nunca había visto a papá tan nervioso antes. Le había tomado cuatro años decidirse a intentarlo de nuevo, y siempre era muy calmado con las mujeres. Ambos tuvimos claro desde el inicio que no se trataba de encontrarme una nueva madre.

—Déjame ver —recapitulé en tono irónico—: la llevarás a dar un paseo por una feria de flores, luego irán a uno de los restaurantes más románticos de la ciudad y después subirán a la terraza del planetario para poder ver las estrellas o el eclipse, o lo que sea. Si no está impresionada, yo saldré contigo, porque definitivamente estoy impresionado.

—¿De verdad?

—Es la única mujer que ha logrado destruir nuestra cocina en menos de cinco minutos, creo que vale la pena que lo intentes.

—No lo sé, a veces no creo que ella me tome en serio. Descubrió que salí con una amiga suya antes...¿te acuerdas de Zulema?

Mi mueca lo hizo reír. Pues claro que me acordaba, ¡y ojalá no lo hiciera!

De todas las novias de papá, fue la única que no me agradó desde el primer segundo. No era tanto su exagerado maquillaje ni su chillona voz, sino los comentarios carentes de amabilidad. ¿Quién le grita a un mozo por no ofrecerse a colocar los hielos en su bebida? Y si alguna vez me llamaba "pequeño diablillo" de nuevo, iba a tirar mis buenos modales por la borda.

—Estoy seguro de que Zulema todavía está resentida conmigo y la va a alejar.

—Si Gina realmente confía en amigas como ella, pondré en duda mi opinión de que es una chica inteligente.

—Con fe —murmuró papá—. Mientras a Zulema no se le ocurra perseguirnos por la ciudad...

—Si vuelve a hacer algo así, me avisas y llamaré a la policía. Aunque apostaría que Gina lo hará antes.

—¿Tú crees?

—Estoy convencido de que por algo es una abogada tan exitosa. Por cierto, hablando de esto, ¿puedo llevar a una amiga a la ciudad el sábado?

Papá me miró sospechosamente.

—Una amiga —repitió—. No es una loca, tu nueva conquista, una aspirante a modelo, la vecina...

Una de las cosas que hacían a mi padre un abogado sin igual era su increíble capacidad de recordar exactamente los términos en los que te habías expresado. Le rodé los ojos mientras terminaba su lista con las denominaciones que otorgaba a las chicas que él llegaba a conocer.

—Sí, una amiga —repetí pacientemente—. Me odia con toda su alma y quiere verme cortado en pedacitos, así que la estoy llevando a una feria de libros.

—Tiene todo el sentido del mundo. ¿Es la chica de lentes que le dijo a Gina que era amiga de una de tus ex—novias?

—Tres ex novias, sí es ella, dejadepreguntar.

—No hay problema, ya me cae bien.

—Hablando de caer bien, Gina te adorará. Así que por favor, deja de jugar con tu corbata.

Eso le desinfló un poco la sonrisa fastidiosa.

—Vale, señor sabelotodo, me voy al trabajo a entrevistar a los postulantes para ser el nuevo asistente. Mira, justo a tiempo, ese debe ser Franco —agregó cuando sonó el timbre.

—Iré por mis cosas, ¿le abres la puerta?

Papá se despidió y escuché a su auto alejarse un minuto después.

PROHIBIDO tener citasWhere stories live. Discover now