Algunas mujeres nunca crecen

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(Por: Abi)

La idea del asesinato nunca había rondado tanto mi cabeza desde antes de conocer a Axel Cruz.

¡¿Pero qué se creía?!

Mis libros acababan de caerse de nuevo al piso y él ni siquiera quitaba su mano de mi cintura. ¡Y me estaba robando mi primer beso!

Después de tres segundos, por fin logré apartarlo. Afortunadamente, no tenía la sonrisa engreída de siempre, sino que lucía completamente en shock. Me limpié la boca con el dorso de la mano.

Nos quedamos en silencio mientras recogía mis libros de nuevo. Esta vez no me ayudó. Al terminar, me puse de pie y lo miré con furia, intentando elegir las palabras correctas. Ahora sí que estaba verdaderamente molesta.

—¡Cómo te atreves...!

Me cortó un súbito bocinazo, que nos hizo saltar a ambos. Felizmente, en esta ocasión no se me cayeron los libros.

El padre de Axel nos saludó desde su camioneta con su bonita novia en el asiento del copiloto.

—Te voy a matar. Juro que te voy a matar.

Antes de que Axel respondiera, me fui hacia el auto y me senté lo más cerca de la puerta que pude lograr.

Lo odio, lo odio, lo odio....

—¿Cómo les fue, chicos?

—Interesante —murmuró Axel colocando la bolsa de libros que había comprando en medio de nosotros—, ¿y a ustedes?

—Ha sido tan hermoso —exclamó Gina—, fuimos a uno de esos tours por la ciudad. Nunca había hecho algo así, pero conocí cosas que no sabía que existían...¡y he vivido aquí toda mi vida!

—¿A dónde quieren ir a cenar? —Preguntó el padre de Axel mientras salíamos del estacionamiento.

Cuando ninguno de los dos respondió, Gina intervino:

—Yo había pensando en comida italiana, ¿les parece bien?

Los dos soltamos un gruñido de aprobación al mismo tiempo, pero ninguno de los dos enamorados en la parte delantera del coche pareció notar nuestro humor.

Gina siguió contándonos sobre las cosas alrededor de la ciudad mientras dirigía al padre de Axel hacia el restaurante.

Yo solo quería irme a casa, pero tampoco pretendía ser maleducada. ¿No había sabido desde siempre que Axel era un playboy idiota? Por supuesto que iba a intentar besarme, era parte de su naturaleza, y yo fui tan estúpida por confiar en él.

Afortunadamente, el restaurante al que nos dirigimos no era de un ambiente pasteloso.

—Siempre imaginé un restaurante italiano con manteles a cuadros y música clásica, no se me ocurrió que pasarían fútbol como si fuera un bar —intenté bromear cuando llegamos.

—Bueno, la serie A es la cuarta liga europea más importante y eso probablemente es porque a los italianos les gusta mucho el fútbol. Serie A, así le dicen a la liga italiana—aclaró ante mi evidente confusión.

—¿Quiénes juegan?

—La Fiorentina contra Milan...creo, no logro ver bien la pantalla.

Debido a que ni siquiera se veía el nombre de los equipos, no entendía cómo podía saberlo. Sin embargo, después de ese comentario, Gina se volvió extrañamente silenciosa.

—¿Deberíamos pedir pizza o algo más elegante? —Preguntó el papá de Axel a nadie en particular.

Me encogí de hombros y seguí leyendo el menú, por si acaso. Sentía la mirada de Axel clavada en mí (ni siquiera había abierto su menú), pero no quería escuchar otra cosa que una disculpa por todo lo alto. Y quizás ni siquiera eso iba a ser suficiente.

PROHIBIDO tener citasWhere stories live. Discover now