Clases de feminismo

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(Por: Abi)

Desafortunadamente, el plan "ignorar a Axel Cruz", no estaba saliendo tan bien como lo había planeado. Para el final de la semana, se me había pasado gran parte del enfado, aunque no era suficiente para perdonarlo y dar el primer paso.

El chico solo se sentaba en clase y se quedaba mirándome como por diez minutos enteros, lo cual me obligaba a fingir que sostenía una conversación interesante y divertida con la persona más cercana. Muchas veces, esa persona resultaba ser aburrida y no tener idea de lo que era un sentido del humor.

No era famosa por mi paciencia, pero la vida me dio una lección sobre desear cosas y no estar lista para cuando se cumplen.

Estábamos en clase de biología hablando sobre crustáceos, cuando la profesora anunció que para la siguiente clase nuestra tarea era conseguir un cangrejo y diseccionarlo por grupos hasta el mínimo detalle. Y por algún motivo todavía desconocido, también teníamos que traer un ojo de vaca.

—Todos atentos, voy a nombrar los grupos...sin quejas, en la universidad no van a estar trabajando solo con sus amigos.

Era una frase que se había vuelto muy popular entre los profesores últimamente "Sin quejas, en la universidad las cosas son diferentes y solo los estamos preparando para eso".

—Al menos alguien decente —dijo Mayra a mi lado cuando anunciaron con quién iba a trabajar—, aunque hubiera sido mil veces mejor tenerte a ti.

Se puso de pie para encontrar a su grupo y guardé mis cosas, ya que solo faltaban diez minutos para que terminara el día.

—Siguiente grupo —anunció la profesora—, se reúnen por allá.

Señaló hacia una esquina al fondo de la clase y me puse la mochila a la espalda, por si acaso seguía yo. Solo entonces entendí que los clichés habían sido alguna vez una historia original, porque en ese momento la profesora dijo:

—Axel Cruz, Linda Naito, Débora Vimes y Abigail Lester.

Mi cerebro entró en cortocircuito como por dos segundos, pero me resistí a pedirle a la profesora que me cambiara de grupo. Me negué a sentarme, y solo me apoyé en la mesa, junto a Linda.

—¿No es tan predecible la vida? —Preguntó Axel cuando llegó con nosotras.

Aunque me estaba negando a mirarlo, supe que me hablaba a mí.

—¿Disculpa?

—Nunca, en estos años de secundaria hemos tenido un trabajo juntos y de repente estás aquí justo cuando...

El desdén consiguió que por fin lo mirara.

—Para tu información, hemos tenido tres trabajos grupales antes de este.

—¿Qué?

—Un ensayo de ciencias sociales, un experimento en Química y la invención de un problema para álgebra.

—¿De...de verdad? —Parecía genuinamente sorprendido y eso no ayudó a que estuviera menos molesta.

—Que tu memoria sea mediocre no significa que las cosas no hayan sucedido.

Tuve que detenerme al darme cuenta que algunas chicas del otro grupo nos estaban mirando. Sin ir más lejos, Linda y Débora pasaban la mirada del uno al otro como en un partido de tenis. No, vamos, esa metáfora es un asco. Es la forma en la que los personajes secundarios miran a los protagonistas de una comedia romántica, y eso no ayudaba en nada a mi mal humor con el universo.

—Sobre el trabajo...¿cómo diablos vamos a conseguir un cangrejo y un ojo de vaca?

—Los cangrejos los venden en el supermercado...estoy casi segura —dijo Linda.

PROHIBIDO tener citasWhere stories live. Discover now