Supongo que... gracias.

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Pov Lucy

Desperté en la enfermería y sentí un pequeño dolor de cabeza, el cual no me dejaba pensar con claridad en lo ocurrido.
Me levanté lentamente y me vestí. Me dirigí hacia el salón principal del gremio.
Todos los integrantes que encontraba a mi paso me preguntaban lo mismo, si me encontraba bien y si necesitaba ayuda.
Tras responder a la oleada de preguntas que me lanzaban, me fijé en una de las mesas en la que se encontraba Levy.

- ¡Lucy! – se levantó y corrió hacia mí para abrazarme.

- ¡Hola Levy! – le dediqué una gran sonrisa y me dirigí con ella a la mesa en la que se encontraba con anterioridad.

- ¿Te duele algo? – preguntó preocupada.

- Solo un poco la cabeza... – me toqué la frente con la mano y continué hablando – oye Levy.

- ¿Sí? – me miró fijamente.

- ¿Qué fue lo que pasó? – la verdad es que no recordaba gran cosa, a sí que decidí preguntar.

- Pues por lo que nos ha contado Gray, fuisteis a una misión y un mago te atrapó – la interrumpí.

- Sí, de eso me acuerdo... ¿pero después?

- Esto... – miró al techo pensativa – ah sí, Gray fue al gremio al que te llevaron para salvarte y te encontró conectada a una cosa bastante rara que servía para quitar magia.

- Vaya... tendré que agradecérselo – dije sonriente.

Levy asintió.

- Aparte desde que te trajo de vuelta aquí han pasado tres días, en los cuales no se ha separado ni un momento de ti en la enfermería.

¿Cómo? Me quedé callada sin darle ningún tipo de respuesta a Levy, supongo que me sorprendió ese gesto por parte de Gray.
A ver, el me trata bien, pero no me esperaba que me hiciera compañía todo ese tiempo.

Decidida me levanté de la mesa en busca del pelinegro, fue justo entonces cuando le vi saliendo del gremio y corrí como pude hacia él.

- ¡Oye! – grité mientras seguía detrás de él, pero no obtuve respuesta.

Aceleré el paso un poco más y lo alcancé, sujeté su hombro y rápidamente se giró.
Sentí su fría mirada clavada en mí, ahora que estaba delante suya me sentía como una tonta sin saber qué decir.

- Ho-Hola... – retiré mi mano de su hombro para juntarla con la que me quedaba libre y entrelazar mis dedos, así me sentía más segura.

- Hey – se llevó las manos a los bolsillos.

- Quería agradecerte... – me interrumpió.

- No es nada, cualquiera lo habría hecho – su personalidad tan pasota a veces me desconcertaba.

- Sí, pero cuando me llevaste a la enfermería... – no sabía muy bien cómo decirlo – me dijeron que has estado todos estos días allí.

Gray respiró hondo y decidió responder.

- Supongo que lo hice porque me sentía culpable.

¿Quiere decir que ni si quiera tiene claro el motivo por el cual estaba allí?

- Bueno, de todas formas gracias... – le di un abrazo.

Por lo visto el no se lo esperaba, ya que reaccionó un poco tarde, pero al final lo correspondió.
No sabría muy bien como describir el abrazo de Gray, era frío pero muy reconfortante.

- Bueno – miró hacia otro lado – si necesitas algo avísame.

Le sonreí y asentí con la cabeza.

Comencé a caminar en dirección a mi casa y me empecé a extrañar al ver que Gray me seguía a sí que me detuve.

- ¿A dónde vas? – pregunté curiosa.

- A casa, ¿qué ocurre? – siguió caminando y me puse a su lado.

- Yo también, ¿vives cerca mía? – le miré esperando una respuesta.

- Bueno, vivo un poco más lejos – me miró y supongo que se preguntaría por qué diablos yo le miraba con esa cara – puedo acompañarte a casa si quieres, me pilla de camino.

- ¡Gracias! – seguí caminando sin decir nada.

Al pasar por el río que hay en la calle que conduce a mi casa, como siempre, decidí caminar por el borde.
Tras escuchar a los barqueros como de costumbre diciéndome cosas miré a Gray.
Estaba en su mundo, tenía la mirada perdida y caminaba sin saber por donde.

De hecho yo estaba haciendo lo mismo.

El me miró y no sé por qué motivo me puse algo nerviosa, sin querer tropecé y casi caí al río.

- Ten más cuidado – Gray me sujetó de las manos impidiendo la catástrofe.

- Gracias de nuevo... – solo pude decir eso, estaba muy avergonzada, tanto que ni si quiera me di cuenta de que estaba apretando sus manos.

- Puedes soltarme ya si quieres... – asentí rápidamente y le solté.

El resto del camino lo pasé mirando a otros lados, soy muy patosa algunas veces y no quería volver a meterme en problemas.

- Bueno es aquí – saqué de mi bolso las llaves del apartamento – gracias por acompañarme... y por todo lo demás – sonreí intentando parecer normal, pero me moría de vergüenza.

Gray rió y me miró fijamente.

- No ha sido nada... ¡Nos vemos! – se alejó despidiéndose con la mano.

Solté un gran suspiro y entré en casa.

Hice la cena, me di un baño y comencé a leer hasta que alguien me interrumpió tocando la puerta.
Extrañada me acerqué para abrirla, nadie suele venir a estas horas.

- Aquí tienes – me dio una carta y se fue sin más.

Era la mujer que me alquilaba el apartamento.
Cerré la puerta y me dirigí al sofá para leerla.

"Estimada señorita Lucy Heartfilia, lleva más de una semana con retraso de pago en el alquiler, como no es la primera vez he decidido que deberá desocupar la vivienda lo antes posible. Podrá llevar consigo los muebles y demás pertenencias, espero que entienda que necesito inquilinos que paguen con puntualidad, un saludo."

Me dejé caer para atrás en el sofá.

- Genial... no puedo creérmelo.

Ahora que lo pienso me fui de misión con Natsu sabiendo que todavía no había pagado y justo al día siguiente de volver fui con Gray, si a eso le sumamos los tres días que he estado inconsciente y tal... si que llevaba tiempo sin pagar.

- Y ahora... ¿Qué voy a hacer?

Liot [Graylu]Where stories live. Discover now