Siempre llueve, para mí.

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Las dos amigas conversaban como siempre sentadas en la barra del gran gremio.

- ¿No crees que Natsu te vigila últimamente más de lo normal? — preguntó algo extrañada Levy mientras lo observaba escondido detrás de uno de los pilares del gremio.

- Siempre ha sido así — respondió Lucy tímidamente — no hay de qué preocuparse.

- Lo sé, pero... es que lleva ahí toda la tarde — dijo la peliazul señalando el escondite.

Lucy dirigió su mirada hacia dónde señalaba hace un momento su amiga y pudo notar un par de ojos puestos en ella.

- Está así desde que vivo con Gray, piensa que me va a hacer algo malo — dijo riendo.

Mientras conversaban Lissana se acercó a las dos amigas, las cuales le saludaron con una cálida sonrisa.

- Hola chicas — dijo la albina levantando la mano — Lucy, ¿puedo hablar contigo? — miró tímidamente a Levy — a solas.

Levy rápidamente pilló la indirecta y se despidió de ellas para sentarse junto a Gajeel en una de las mesas.
Lucy, como siempre sonriente, le señaló a Lissana el asiento libre a su lado para conversar.

- ¿Qué ocurre? — preguntó la rubia.

- Bueno... es algo complicado — se atrevió a hablar e ir directa al grano — verás, me gusta Natsu.

Lucy se tapó la boca con las dos manos, le sorprendió bastante la noticia, no porque no lo supiera... ya que era algo evidente, si no porque por fin se había atrevido a decirlo.

- ¡Eso es genial! — gritó Lucy.

- Sh... Lucy por favor, no quiero que nadie más se entere — confesó la albina tímidamente.

- Perdona — río — ¿Y se lo has dicho ya?

- A eso quería llegar... — Lissana jugaba con sus dedos mientras intentaba de alguna manera expresarse — necesito que le preguntes a Natsu si le gusta alguien, no quiero lanzarme sin antes estar segura.

Lucy se quedó durante un rato pensativa.

- Pero Lissana... — la interrumpió.

- Lucy por favor, no quiero hacer una locura y que luego acabe mal.

- Está bien — aceptó sin estar muy convencida, pero quería ayudar a su amiga — lo haré.

Lissana saltó encima de Lucy para abrazarla.

- ¡Gracias! — gritó de manera que todo el gremio se quedó observándolas.

Lissana se fue del sitio bastante feliz.

Mientras que observaba cómo se marchaba la albina, Lucy se percató de que desde la otra punta del gremio alguien la miraba amenazante, Juvia.

- Nunca se cansará... — susurró Lucy para sí misma.

En ese momento alguien más se aproximaba a ella.

- Hey — la saludó sacudiendole la cabeza.

Lucy le apartó las manos y se colocó de nuevo bien el pelo.

- ¡No me hagas eso! — dijo molesta, pero a la vez divertida por la broma.

Gray la miró y sonrió, pocas veces lo hacía, pero le encantaba molestar a la rubia.

Juvia por su parte, los miraba mientras era consumida lentamente por los celos, a ella Gray nunca le hacía eso, las pocas veces que él la había tocado era para apartarla.

- ¿Sabes que no queda nada de comida en casa? — preguntó Gray informando de la situación.

- Pues habrá que ir a comprar — dijo perezosamente Lucy, odiaba ir a por comida.

- Te acompaño luego, antes de irnos — se levantó del asiento y volvió junto a Natsu, el cual no le quitó el ojo en toda la conversación.

Lucy que ya creía que no sería interrumpida por nadie más se equivocaba. Puesto que corriendo a toda velocidad se aproximaba Levy, la cual llevaba una gran sonrisa.

- ¿A que no sabes qué? — preguntó parándose en seco al lado de Lucy.

- ¿Qué pasa? — la miró extrañada.

- ¡Vamos a organizar una excursión! — dijo dando vueltas muy emocionada.

Lucy la observaba divertida, no entendía por qué motivo estaba tan feliz, pero eso le parecía genial.

- Suena bastante bien la idea, ¿cuando sería? — preguntó curiosa.

- Bueno... aún no lo sabemos, pero ya te avisaré — aclaró sonriente.

La tarde pasó rápida como siempre sucedía cuando las dos charlaban sobre temas en común.
Solían hablar sobre Gajeel, Levy siempre pedía consejo para tratar de conquistarlo. Pero sin duda el tema que solía triunfar entre las dos amigas eran los libros.

- Creo que alguien te reclama... — dijo Levy divertida mientras señalaba a Gray en la puerta del gremio.

- Tengo que irme, te veo mañana — se despidió con un gran abrazo.

Como siempre, Gray ya había comenzado a caminar y Lucy tenía que correr para alcanzarlo.
El sol ya apenas era visible y en cuestión de un par de minutos todo estaría oscuro, a sí que debían de darse prisa.
Entraron a una tienda que estaba a punto de cerrar para comprar algo de cena.

- ¿Qué te apetece? — preguntó Gray curioseando las estanterías con alimentos del local.

- Pues no lo sé, coge un par de cosas y ya veremos qué hacemos — respondió Lucy echando a la bolsa productos al azar.

Por el gran ventanal del escaparate de la tienda alguien los observaba.
De este hecho ninguno de los dos amigos se dieron cuenta y continuaron pagando la compra.
Salieron de la tienda y Gray le quitó la bolsa a Lucy para cargarla el.

- Yo la llevo — dijo sorprendiendo a la rubia — pero por favor, cocina tú hoy.

- Tranquilo, no pretendía dejarte pisar la cocina nunca más — dijo Lucy riendo mientras que Gray, algo avergonzado, tampoco pudo evitar reírse.

De repente, comenzó a llover, debido a que a cierta maga que se encontraba espiándolos no le había sentado nada bien verlos tan felices.

- Corre, volvamos ya — dijo Gray advirtiendo antes de que la lluvia se intensificara.

Lucy asintió y caminó un par de metros antes de ser interrumpida.

- Toma — escuchó la voz de Gray detrás de ella y sintió como le colocaba por encima su chaqueta.

Se giró quedando justo delante de él y le dedicó una amplia sonrisa en señal de gratitud.

- Gracias — dijo en un tono suave, casi inaudible.

- No es nada... — aclaró Gray, frío como siempre, pero algo distinto.

Y fue entonces cuando la lluvia comenzó a aumentar.

En la esquina de la calle donde se encontraba esa pequeña tienda, escondida y sentada en el suelo, estaba Juvia.
Por mucho que lloviera esa noche, haría falta algo más que eso para tan solo disimular las lágrimas que derramaba la chica.

Liot [Graylu]Where stories live. Discover now