Capítulo 26

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  Al pasar las puertas, me sentí como en un baile de preparatoria, como las películas. Sonreí sin ninguna duda estaba con el chico más guapo de todos, aunque mirando alrededor estaba bastante difícil una conjetura como esa.

Todos, absolutamente todos eran hermosos. Había cualquier cantidad de vestimentas lo que significaba habían cualquier cantidad de raíces culturales acá. Pero lo que brillaba por encima de todo, era el amor, la protección y entrega que se veían en sus ojos hacía su pareja, era algún tipo de... ¿devoción?, era un amor muy puro. Literalmente, cobraba sentido lo de "atravesársele a una bala", era justo así como se sentía al verles, y me preguntaba si Fabrizio y yo nos veríamos así. Aunque nuestra relación era complicada, porque, de hecho estábamos casados, pero a la vez como que no.

Dije que era complicada.

El sonrió, observándome por entero y beso mi mejilla que al tacto se torno sonrosada y cálida, como si reconociera su otra parte. Mi corazón latía fuerte, pero despacio en un vaivén de felicidad.

A lo lejos, vimos muchos conocidos, Lucía y Amelia vestían unos preciosos trajes de tango, Lucia en rojo rubí y Amelia un negro azabache, que les iba como guante, estaban hermosas. Sus parejas por su parte el agasajado, me dejo en blanco. ¿Cuántos años tendría realmente?, vestía casi como los personajes de 300, pero había algo en el, que le hacía verse... bastante temerario, muy temible con todo el armamento bien colgado en las extremidades y un escudo brillante en su antebrazo. Nick, un guapísimo, Ruso. Simplemente, no había descripción grafica, esa pareja entre el y Lucia era bastante ideal, terriblemente ideal no sabía cual era más hermoso.

Otros que conocía de vista, y finalmente allí estaban, el futuro padre de los Vittore en un traje de Gondolero, me reí de inmediato, se veía guapísimo pero sabía le había optado por el lado gracioso, no podía esperar a darme su explicación. Leyna, ligerísimamente – hablo en sarcasmo – embarazada, pero su traje le cubría estratégicamente, era parecido al mio, blanco y muy vaporoso pero en las puntas tenía barras de los colores azul y rojo, haciendo juego en el blanco para formar una alusión a la bandera de su país. Pero sin duda, ambos se veían hermosos, e ilusionados. El la observaba como si fuera un milagro en su vida y ella, sonreía con tanta gracia que era como ver dos aventureros de la vida a punto de tener a otro niño como ellos parecían verse, pero que realmente no lo eran.

- ¡Hola! – Leyna corrió hacía mi desbordada de alegría y muy sorprendida al ver mi vestido, me sonroje y preferí concentrarme en el bulto de su embarazo, tanteándolo.

- Estas muy linda. ¿Cómo va este nene?, es una alegría volvernos a ver, en mejores condiciones. – Sonreí, esperando no le trajera malos recuerdos.

- Si, es mucho mejor sin duda.. – Ella acarició su panza suavemente. – El está muy bien, se mueve demasiado... y tengo unos antojos increíbles pero solos luego de pasada la medianoche, no puedo dormir.

Reímos con gracia, y Fabrizio bromeaba con su hermano a la vez.

- ¿Gondolero, eh? – Me mofé de el, y se hizo el ofendido para seguirme la corriente, dando un giro.

- Cariño, esta es toda una historia, es un honor vestir de Gondolero, es un linaje en mi país. Además, traje mi propia góndola, ¿No es así, cielo?

Oh Dios...

Leyna reía a carcajadas acariciando su panza, mientras Fabrizio sonreía y yo, bueno, me tapaba de la vergüenza para que no se me saliera una carcajadota que me desentonara todo el look.

- Que cruel fue eso Bastián. – Aguanté la risa limpiándome algunas lágrimas del esfuerzo. El beso a su pareja, y luego ella se acomodo en su hombro, o más bien pecho, el era algo más alto. Me alegraba ver su felicidad.

Saga Delucios 3: Magnate Atemporal (En Proceso)Where stories live. Discover now