Lo observé sentarse en el sofá color miel alejado de la luz a un lado de la puerta, llevaba todo su traje desprolijo. Esta imagen era la más alejada del Fabrizio que todos conocíamos – o mejor dicho, del Ignazio que conocíamos. – observándole por el rabillo del ojo volviendo a taparme bien con las sábanas y los ojos pegados a ellas para no alzarlos ante su hechizo ocular, de querer acercarme y acariciarlo y decirle que todo iba a estar bien. Pero esta vez, el había ido tan lejos, que dudaba siquiera tener algún afecto para él sin sentirme una imbécil total.
- María… - su voz me hizo estremecer, y levante levemente la vista para dirigirla a la ventana y observar a la ciudad y sus luces. – Se que, cualquier cosa que yo te diga… está totalmente…
- Sí, tienes razón. – le corte, una forma de decir “Hg hug, no por ese camino trillado”.
Cerró los ojos y coloco la cabeza entre sus manos apoyadas en sus codos. Y me cruce de brazos infundiéndome fuerzas.
- No te hagas esto por mí, yo solo soy un extraño al que acabas de conocer…
- Un extraño que me caso con el, con mentiras… - coloque mis manos en la boca escondiéndome entre las sábanas y mis rodillas. El instintivamente iba a levantarse para ir donde estaba y me eche hacia atrás. - ¡No te me acerques!. – balbucee y el se congelo en su sitio. – No me toques, no me huelas, no me mires, no me nada, ¡nada!.
- María….
- ¡¿Cuándo fue?! – grité desconsoladamente.
El calló y miro al suelo tratando de evitar el tema.
- Sabes… no es del modo.
- He preguntando que ¡cuando, maldita sea!
- No me lances tacos…. – intento amenazar.
- ¿No? – reí con el sarcasmo llenándome de ácido la garganta.- Voy a lanzarte, ¡tacos! ¡maldiciones y puteadas si me da la regalada gana porque es mi boca y mi vida! – tome la lámpara a mi lado y se la lancé en su dirección. Cosa que obviamente olvide que podía esquivar.
Desgraciadamente.
- María….. – su voz fue de advertencia, pero suave, al parecer había comenzado a preocuparle. – Yo no quería hacerlo de esta forma… yo, no pensé que fueras a oponerte, solo fue eso.
La quijada se me cayó al oírlo, ¿había escuchado bien? El gran Fabrizio Vittore, ¡claro! ¿Acaso a alguien se le podría negar en llevar su apellido, o sus sábanas?
- Pues… perdón si, crees, que nada en la vida es mejor, que me casen con el gran Ignazio Vittore… o espera, ¿No, es Fabrizio? – se le desencajo la mandíbula. – Cierto, es que, para mi estoy casada con dos hombres distintos en toda la palabra… física y emocionalmente, porque al fin y al cabo ambos son totalmente distintos pero eso si, extraños al fin y al cabo. ¿Con quien debería tener intimidad en una habitación? ¿algunos días Fabrizio y otros Ignazio? ¿Seré la esposa a puertas cerradas e Ignazio saldrá de rumbas los viernes con rubias? Sin duda alguna, esas cosas no las pensaste…
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Saga Delucios 3: Magnate Atemporal (En Proceso)
Paranormal"El principio de todos los males es, el amor al dinero". El principio de sus males, es tener que trabajar por ese dinero. Lidiar con un jefe, ya causa de migrañas. Lidiar con un magnate que parece un ser invisible y desconfiado, ya es causa de di...