Capítulo 16

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Lo observé sentarse en el sofá color miel alejado de la luz a un lado de la puerta, llevaba todo su traje desprolijo. Esta imagen era la más alejada del Fabrizio que todos conocíamos – o mejor dicho, del Ignazio que conocíamos. – observándole por el rabillo del ojo volviendo a taparme bien con las sábanas y los ojos pegados a ellas para no alzarlos ante su hechizo ocular, de querer acercarme y acariciarlo y decirle que todo iba a estar bien. Pero esta vez, el había ido tan lejos, que dudaba siquiera tener algún afecto para él sin sentirme una imbécil total.

-          María… - su voz me hizo estremecer, y levante levemente la vista para dirigirla a la ventana y observar a la ciudad y sus luces. – Se que, cualquier cosa que yo te diga… está totalmente…

-          Sí, tienes razón. – le corte, una forma de decir “Hg hug, no por ese camino trillado”.

Cerró los ojos y coloco la cabeza entre sus manos apoyadas en sus codos. Y me cruce de brazos infundiéndome fuerzas.

-          No te hagas esto por mí, yo solo soy un extraño al que acabas de conocer…

-          Un extraño que me caso con el, con mentiras… - coloque mis manos en la boca escondiéndome entre las sábanas y mis rodillas. El instintivamente iba a levantarse para ir donde estaba y me eche hacia atrás. - ¡No te me acerques!. – balbucee y el se congelo en su sitio. – No me toques, no me huelas, no me mires, no me nada, ¡nada!.

-          María….

-          ¡¿Cuándo fue?! – grité desconsoladamente.

El calló y miro al suelo tratando de evitar el tema.

-          Sabes… no es del modo.

-          He preguntando que ¡cuando, maldita sea!

-          No me lances tacos…. – intento amenazar.

-          ¿No? – reí con el sarcasmo llenándome de ácido la garganta.- Voy a lanzarte, ¡tacos! ¡maldiciones y puteadas si me da la regalada gana porque es mi boca y mi vida! – tome la lámpara a mi lado y se la lancé en su dirección. Cosa que obviamente olvide que podía esquivar.

Desgraciadamente.

 

-          María….. – su voz fue de advertencia, pero suave, al parecer había comenzado a preocuparle. – Yo no quería hacerlo de esta forma… yo, no pensé que fueras a oponerte, solo fue eso.

 

La quijada se me cayó al oírlo, ¿había escuchado bien? El gran Fabrizio Vittore, ¡claro! ¿Acaso a alguien se le podría negar en llevar su apellido, o sus sábanas?

-          Pues… perdón si, crees, que nada en la vida es mejor, que me casen con el gran Ignazio Vittore… o espera, ¿No, es Fabrizio? – se le desencajo la mandíbula. – Cierto, es que, para mi estoy casada con dos hombres distintos en toda la palabra… física y emocionalmente, porque al fin y al cabo ambos son totalmente distintos pero eso si, extraños al fin y al cabo. ¿Con quien debería tener intimidad en una habitación? ¿algunos días Fabrizio y otros Ignazio? ¿Seré la esposa a puertas cerradas e Ignazio saldrá de rumbas los viernes con rubias? Sin duda alguna, esas cosas no las pensaste…

Saga Delucios 3: Magnate Atemporal (En Proceso)Where stories live. Discover now