Capítulo 17

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   Al día siguiente me palpitaban tanto oídos como garganta y ojos. Estaba totalmente inflamada, sin contar mi boca seca y las manos adoloridas de sujetar la nada.

  ¿Donde estaba el hombre que había conocido, y me poseía?, ¿el que parecía lo más hermoso de todo el mundo? Simplemente estaba perdido, entre los pliegues de mis memorias y el presente confuso que ahora estaba condenada a soportar. ¿A cambio de qué? ¿Del mismo hombre que ya ni reconocía? Me mintió, o al menos escondió parte de la verdad lo que para mi es igual, cuando los detalles son tan relevantes.

   Salí, con dolor en todo mi cuerpo de la cama, arrastrándome al baño, descalza sintiendo el frio de los azulejos del hotel cinco estrellas sino más, y el rostro que me devolvía la mirada en algún momento me pareció alguien totalmente desconocida, estaba tan pálida, y delgada, sin contar lo demacrada a causa de los continuos llantos. Esto debía acabarse hoy, estaba matándome, o al menos debía disimular la muerte en mi interior.

  Bueno María, es momento de usar tus cursos de maquilladora profesional, me dije firmemente al espejo. Abrí mis estuches y coloque todo a la mano, no sin antes darme un baño de aguas bastante humeante y lavar mi cabello con algunos productos que consideré para ocasiones especiales.

  Esta era una. Urgente.

 

 Mientras mi cabello terminaba de secarse comencé a maquillarme, arreglarme y devolver a la vida al menos la imagen mejorada de mí misma, hacía poco estos cariños porque detestaba la atención en mi, pero esta vez necesitaba al menos sentirme una persona, equilibraría un poco la balanza – o eso esperaba. – para ser gente.

 Di los últimos toques al rubor, y moví mi cabello para no chocarlo con el resaltador de pestañas aun húmedo, unos minutos más y verdaderamente, no era yo a quien reconocía luego de alisar mi cabellera. Estaba, irreconocible, o bastante lejos de cómo siempre me veía, y tomando en cuenta mi trabajo, sopesaba si seguir adornándome así, o dejarme al natural. Bueno, depende a como me sintiera hoy, tomaría la decisión.

  Justo cuando terminaba de vestirme, la puerta de mi habitación sonó

  Cabeceé sin querer con la parte baja de un estante aéreo. Ouch... Perdiendo el glamour, en 1, 2,….

 

-          ¡Voy!

 

Me coloque los tacones y aun acariciándome la coronilla , bueno, me congele en la puerta.

Y fue mutuo acuerdo, a simple vista por su cara.

-          Gael… ¿Qué...?

-          Vaya… estás… radiante… debo decirte, que, si te vestiste así por nuestro desayuno, vas a darme unas esperanzas… importantes.

Espe… ¿Qué?

 

-          No, no... yo, Ahm. Que, vergüenza, la verdad, olvide por completo que me lo mencionaste anoche. Estaba tan, débil y... - ¡Y pasaron tantas cosas después que te fuiste que ni que recordará mi nombre siquiera! – Discúlpame…

-          ¿Entonces… tu y...? bueno – aclaró su garganta. – supongo ustedes están bien.

 

Saga Delucios 3: Magnate Atemporal (En Proceso)Onde histórias criam vida. Descubra agora