Capítulo 20

711 42 14
                                    

●Cassie●

Me siento en el paraíso.

Siento que todo lo que pasó anoche fue un sueño. Parecía que no hubiera sido real, que Ben llegara hasta mi habitación para que lo disculpara. Sabía que no me iba a dejar tranquila. Pero también, la conciencia me estaba matando al no perdonarle. Los dos nos estábamos haciendo daño, sin que lo supiéramos.

Me he despertado muy temprano. Ben aún sigue dormido; y aprovecho para observarlo mientras duerme tranquilamente. Parece un niño que respira despacio. El pecho le sube y baja rítmicamente. Me recuesto en él, y escucho como su corazón late y bombardea su sangre por todo su cuerpo. Elevo la mirada y subo mi mano para acariciarle el rostro. Su piel es tan suave como la mía. Tiene los labios gruesos y rosados, sus pestañas son largas y negras. Su cabello lo tiene revuelto pero a la luz de la mañana, se le ve de un castaño hermoso.

Noto como él se mueve un poco. Me levanto un poco más, y me inclino sobre él para darle un beso suave en los labios. Él abre lentamente los ojos y sonríe. Sus ojos marrones brillan de felicidad. Los dos estamos muy contentos ahora, y espero con todas mis fuerzas que no tengamos otra pelea más. No quiero perder a Ben, nunca.

-Buenos días. -Susurro.

-Buenos días-. Me responde él con una sonrisa.

-¿Qué tal dormiste? -le pregunto.

-Mejor que nunca. -Me responde.

Le sonrío y le doy un beso.

-Por cierto - me dice -, anoche te veías muy hermosa con ese vestido azul.

-Gracias.

-Tenía miedo de no poder decírtelo, ya que me dijiste que no querías volver a escucharme. -Le rogué con la mirada que parara-. Está bien. Eso ya pasó.

Suspiro.

-Te quiero. -Le digo.

-Yo también.

Acerca su rostro al mío y me besa.

Normalmente, nuestros besos son dulces, cariñosos y delicados. Pero, en estos últimos días, nuestro deseo de acercarnos más el uno al otro, se incrementa cada vez más. Es como si él fuera mi addicción, y no pueda dejarlo. Necesito de sus besos y de sus caricias. Siento que él es la otra mitad de mi alma, y no puedo resistirme a apartarlo de mi lado.

Él me besa como si necesitara de mis labios para sobrevivir. Cada vez con más salvajismo. No sé qué hubiera pasado después, sino escucho los pasos de mi madre que me llamaba mientras se acercaba a mi habitación.

-Cassie. -Me llamaba. -Es hora de despertarse.

Ben y yo nos separamos, y nos miramos el uno al otro mientras tratábamos de controlar nuestra respiración.

-Es mi madre. -Le digo. -Tienes que esconderte.

Él abre mucho los ojos y brinca de mi cama como una bala.

-¿En dónde? -me susurra nervioso.

-En el baño. Ahora. -Le respondo.

Él busca con la mirada el baño. Yo le indico con la mano la puerta blanca del baño y él la abre e ingresa apresuradamente. Yo me levanto y empiezo a acomodar mi cama.

Entonces, mi madre toca la puerta.

-¿Cassie?

-¿Sí, mamá?

-¿Ya estás despierta?

-Sí, mamá. -Le respondo-. En diez minutos bajo a desayunar.

-Está bien, cariño. -Y se fue.

Bessie es realDonde viven las historias. Descúbrelo ahora