9. Tormenta

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Cuando Carolina colgó la comunicación se encontraba realmente alterada, no podía creer aquello que había escuchado.

—¿Acaso no le explicaste a Rafael aquello de que yo no estaba casada con Niko? —le preguntó a Taís quien aún no entendía nada.

—No pude hablar con él, desapareció antes de que lo viera.

—Vio la foto que te envié... y pensó que era su hijo... y fue a Alemania a buscarme. Golpeó a Niko... ¡Dios, no puedo creer que Rafael esté actuando de esta forma! —soltó indignada.

—Te dije que ha cambiado bastante —respondió Taís suspirando.

—Bueno, ya está. Ya sabemos dónde está y es solo cuestión de tiempo que regrese. Lo mejor será que vayamos a descansar un rato. Todo esto ha sido demasiado agotador —dijo Carolina levantándose del sofá.

—Puedes dormir en la habitación de papo, Caro... al menos hasta que llegue.

—Sí, he llevado tu maleta ahí —agregó Rodrigo.

—Está bien, iré a darme un baño y a dormir algo. Niko me avisará en qué vuelo viene para que lo esperemos.

—¡Genial! —exclamó Taís emocionada por saber que Rafael estaba bien, abrazó a Carolina por largo rato y esta le devolvió el gesto—. Gracias por venir, estoy feliz de que estés aquí de nuevo.

—Yo también, a pesar de las circunstancias que me trajeron —añadió la mujer sonriendo antes de dejar a los chicos solos e ir a descansar, después de todo entre el viaje y los nervios de la incertidumbre, estaba agotadísima.

Despertó luego de varias horas. Observó su reloj y se sobresaltó al percatarse que había pasado una hora y media de la hora en la cual Rafa debía haber llegado según el mensaje que Niko le había enviado antes de que se durmiera. Había dormido demasiado tiempo y eso se lo atribuía al cansancio, al estrés por la desaparición de Rafa y a que estaba en su cama, rodeada de su aroma.

—Te ves hermosa cuando duermes. —Se sobresaltó al oír su voz. Rafael estaba sentado en el sillón observándola con una sonrisa pintada en los labios. Alrededor de él estaba tirada en el suelo toda la ropa que Carolina había tenido que apartar de la cama para poder acostarse, la misma que él había desparramado antes de viajar.

—¿En serio? ¿Es todo lo que tienes para decirme? —preguntó ella entrecerrando los ojos ante ese hombre al cual hacía ocho meses no veía pero aún podía alborotar todos sus sentidos con solo mirarlo. De todas formas estaba enfadada y debía hacérselo sentir a como diera lugar.

—Tengo muchas cosas para decirte, pero no puedo evitar comentarte lo hermosa que te ves dormida en mi cama y vestida así —dijo Rafael observándola. Carolina había olvidado que se había puesto solo una camiseta encima de sus bragas negras luego de bañarse. Al percatarse se cubrió rápidamente con la sábana, Rafael sonrió ante aquel gesto de pudor que le pareció tierno. Entonces recordó la última vez que estuvieron juntos en esa habitación, justo antes de que él escuchara aquella conversación que lo hizo tergiversar todas las situaciones. Internamente se lamentó por todo aquello.

Lo que tengo para ti © (#3)Where stories live. Discover now