16. La duda

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Los días pasaron convirtiéndose en semanas mientras cada uno estaba concentrado en sus cosas. Carolina estaba muy entusiasmada con el lanzamiento de su libro y todas las actividades de promoción que conllevaba aquel evento. Se realizaría en una de las librerías más importantes del país. Taís por su parte, decidió aplazar su conversación con Carolina —en vista de verla tan ocupada y preocupada hasta por los más mínimos detalles de aquel evento—, mientras tanto seguía eludiendo la idea de hacerse el test para confirmar de una vez por todas la sospecha que ya creía asegurada, pues aunque los síntomas habían menguado considerablemente, el periodo no le había regresado.

Rafael se dedicó a acompañar a su novia día y noche, a ayudarla en todo lo que fuera necesario para que pudiera finalmente alcanzar ese sueño que había acariciado a lo largo de tantos años. Cada logro de ella él lo sentía como propio y solo lograba aumentar su orgullo y admiración por la mujer que ahora era finalmente su pareja.

Durante esas semanas su relación fue haciéndose cada vez más fuerte, después de todo no necesitaban de mucho para afianzarla. Ambos se sentían plenos y felices experimentando la felicidad de saberse enamorados el uno del otro, de haber descubierto un momento en sus historias en el que finalmente pudieron encontrarse.

Carolina seguía viviendo en su departamento aunque ocasionalmente se quedaba a dormir, literalmente, pues seguían en el plan de ir de a poco... descubriéndose de nuevo, conociéndose otra vez. No era demasiado sencillo, sobre todo teniendo en cuenta la explosión que sucedía entre ellos cuando sus cuerpos estaban cerca, pero empezar de cero era importante para ambos.

Aquella tarde de la víspera del lanzamiento, Carolina se encontraba en su departamento terminando algunos pendientes, Taís estaba ayudándola, había llegado hacía solo un rato de la Academia y estaba algo agotada. Rafael pasaría por ellas en un par de horas más para llevarlas a cenar.

—¿Estás bien? —preguntó Carolina observándola perdida en sus pensamientos, llevaba veinte minutos haciendo girar un bolígrafo entre sus dedos.

—¿Mmm? Sí... —respondió volviendo de sus pensamientos.

Carolina llevaba días observando a Taís perderse por momentos, pensaba que le estaba sucediendo algo, sin embargo ella respetaba demasiado la intimidad de la joven y no quería hacerla sentir incómoda con preguntas y demás, Taís sabía que podía confiar en ella y si necesitaba buscarla, seguro lo haría. Entonces continuó con lo suyo.

—Si necesitas algo sabes que estoy aquí, ¿no es así? —preguntó mientras revisaba unos correos que había recibido.

—Sí... —murmuró Taís.

El silencio volvió a reinar entre ambas mientras se sumían en sus actividades, sin embargo, Taís necesitaba conversar con ella sobre el miedo que la estaba volviendo loca. No había comentado con nadie más que con Paty acerca del posible embarazo y esta le había insistido que se lo dijera a Rodrigo o al menos a Carolina, para que ella le dijera qué hacer.

Levantó la vista para ver a la rubia trabajando con la vista fija en el ordenador, pensó en decírselo pero luego desistió. Había esperado ya demasiado para no molestarla antes del lanzamiento con sus problemas y no le costaba nada esperar otro día más.

Sin embargo, sentía que ese era un buen momento para hablar. Carolina ya tenía todo controlado y todavía tenían tiempo antes que llegara Rafael.

Taís abrió la boca para decir algo pero luego la cerró de nuevo y bajó la vista. No podía ser tan egoísta de interrumpir el tan ansiado momento de Carolina, además si estaba embarazada ya no había nada qué hacer, daba lo mismo si esperaba uno o dos días para conversar con ella. Sin embargo su cabeza atormentada por el temor de lo que podría venirle encima y de los miles de cambios que se originarían en su vida desde el momento que confirmara sus sospechas, la tenían apabullada y completamente atemorizada, así que volvió a levantar la vista para hablar, pero entonces el teléfono de Carolina vibró y ella se volvió a callar no sin antes emitir un suspiro de frustración. No por la interrupción, sino por su incapacidad de animarse.

Lo que tengo para ti © (#3)Where stories live. Discover now