One-Shots de Harry Potter (Terminada)

Antes de la última prueba (Harry Potter)

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No podía olvidar el día de la selección de los campeones. Fue como un golpe en medio del pecho, inesperado y mal recibido. No escribí mi nombre en un pequeño papel y luego lo tiré al cáliz. Pero nadie creyó lo que decía, además de Harry Potter, mi mejor amigo y la otra persona que quedó envuelta en este problema sin quererlo.

La primera prueba había sido demasiado fácil para alguien como yo, y no lo digo con aires de superioridad. La verdad sí, pero no hace falta darle tanta importancia. En fin, que pude vencer a ese dragón con un movimiento de varita y quedé en el primer puesto del torneo.

La segunda prueba fue más difícil. Me tomé en serio el canto de las sirenas y quería sacar a todos, incluyendo, obviamente, a Ángel, mi hermano menor. Luego de esa prueba Harry logró alcanzarme en puntuación, y ambos quedamos con una cara que debió valer mucho luego de enterarnos de que no era en serio el bendito cántico.

La última prueba era todo un misterio. Me debatía mentalmente por intentar averiguar cuál sería el reto.

— ¿Sigues ahí? —preguntó Harry pasando una mano frente a mi cara.

Estábamos en la biblioteca con una pila de libros frente a nosotros. Era fin de semana y quedamos en intentar sacar conclusiones sobre la prueba, pero no conseguimos nada.

—Sí... Estoy aquí —dije sonriendo.

—Sigo sin entender cómo pudiste quedar en Slytherin —susurró intentando que no lo escuchara, pero falló.

—Deberías pensar antes de hablar, Potter. Puedo hacer que te tragues esas palabras antes de la cena —informé molesta.

—Y ahora entiendo la razón —dijo mirándome con burla.

— ¿No puedes hacer algo que no sea molestarme todo el tiempo? Debería tomar en serio la propuesta de Malfoy y alejarme de ti y todo Gryffindor que se me acerque —respondí haciendo que se molestara, como siempre que mencionaba que había hablado con Draco.

— ¿Pasaste tiempo con él? —preguntó levantándose.

—Es mi compañero en pociones y vive en el mismo lugar que yo, Harry. No es tan fácil evitarle —le espeté levantándome también.

—No entiendo por qué pasas tanto tiempo con él, sabes que le gustas —dijo yéndose.

Lo seguí.

— ¡No puedes molestarte! Además, no le gusto a Malfoy, está que babea por Andrea —me detuve— Su cara es tan graciosa cada vez que la ve —sonreí recordando la noche anterior, cuando casi se cae por seguirla.

— ¿Y quién me asegura eso? —dijo girándose.

Sonreí inevitablemente.

— ¿Celoso, Potter? —pregunté.

Se sonrojó a tal punto que competía con el cabello de Ginny.

—Quizá —respondió para irse corriendo.

Y así volví a mi sala común con una sonrisa que nadie podría quitarme.

(...)

Era el gran día.

Hoy daría lugar la última prueba, y estaba preparándome en una de las carpas que habían para los campeones. Los nervios me comenzaban a dominar, y tenía miedo de que al final eso me hiciera perder. Caminé de un lado a otro, mirando al suelo, hasta tropezar con alguien.

Levanté la vista, dispuesta a disculparme, pero me encontré con Diggory.

—Lo siento, Cedric, estaba distraída —informé intentando pasar por su lado, pero sostuvo mi mano.

—No hay problema, Beatriz...

—Prefiero que me digan Bea, Diggory, si no es mucho problema —corté su frase.

—... Como iba diciendo, Bea —recalcó la palabra. Puse los ojos en blanco—, solo quería desearte buena suerte.

Mi expresión se suavizó y logré esbozar una sonrisa de lado.

—Lo mismo digo, Diggory. Espero y sepas aceptar que ganaré —sñadí y me safé de su agarre, alejándome del Hufflepuff.

Eh, no es que me cayera mal... O quizá sí... Pero de todas formas seguía resentida con él luego de haber dejado que sus amigos llevaran esas chapas, cuando comenzó todo el royo del torneo, donde ponía que Harry, en palabras más claras, era un tramposo.

Hablando del rey de Roma, estaba sentado en uno de los banquitos, así que me senté junto a él.

—Hola —saludé desanimada.

— ¿Qué te pasa? —preguntó mirándome.

— Oh, ¿qué me podría pasar? Mi mejor amigo lleva una semana sin dirigirme la palabra y no sé la razón —respondí sarcástica—. Eh, tsk, que estoy feliz.

—Lo siento —se lamentó—, pero... hay cosas que no entendía y debía aclararme.

—No entiendo. ¿Para eso debías alejarte de mí? —pregunté comenzando a enojarme.

Harry pareció notarlo.

—Bea, eres mi mejor amiga —auch—, pero no quiero que lo seas.

Auch, otra vez.

—Bueno... Si estás en esas —me levanté y lo miré a los ojos.

Comencé a caminar, pero fui detenida.

— ¡Pero no me dejaste terminar! —dijo Harry con una media sonrisa, nervioso—. No quiero que sigas siendo mi mejor amiga porque lo que siento por ti es mucho más fuerte.

Miles de mariposas revolotearon en no estómago. Pero qué digo, eran hipogrifos.

—Estúpido, me asustaste —dije abrazándolo—. Me alegra que sientas eso.

Sentí cómo sonreía sobre mi hombro.

— ¿Eso quiere decir que...?

—Sí, idiota, quiero ser tu novia —solté.

Harry me abrazó más fuerte y una sonrisa gigante apareció en mi rostro. Llevaba esperando este momento desde hace dos cursos, pero teníamos que estar a punto de enfrentar a la muerte para que se declarara.