XIV

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N/A: me han preguntado mucho de dónde soy y mi edad, para los que tengan la duda: 16 años y mexicana :) disfruten del capi :D

(Yep, tenía 16 cuando escribí esto :O ya tengo 18) (y ahora 20) (y ahora 22)


Los siguientes días Paulette estuvo en el departamento. Salía cuando quería, regresaba cuando quería, con olor a alcohol. La pregunta durante una semana fue: ¿a dónde iba? De noche estaba llena de energía, de día se dedicaba a dormir. El viernes de la siguiente semana, Charlotte no hizo planes con sus amigas por la curiosidad que la comía por dentro. Descubriría ese lugar tan alocado al que iba Paulette quisiera o no.

Paulette salió de darse un baño, en lugar de irse al suyo, se fue al de Charlotte. Inspeccionó su armario, la prenda que le gustaba para esa noche la separaba. Fue haciendo conjuntos completos, desde blusa hasta zapatos. Bolso no, porque Paulette Lennox consideraba que llevar bolso a un club es lo más peligroso del mundo. ¿Y si te lo roban con todo adentro, decía. Ella se llevaba el celular en la mano o se lo ponía entre el pantalón y la cadera.

—¿Qué haces? —la sorprendió Charlotte, apoyada contra el marco de la puerta y de brazos cruzados.

Paulette se brincó del susto. Ignoró completamente a su hermana. Siguió con lo suyo. Asintió con la cabeza habiéndose asegurado de la elección de colores que hizo. Charlotte veía con desconfianza a la chica, no entendió la relación entre el escaneo carente de discreción y vergüenza y toda la ropa en el suelo hasta que Paulette la secuestró dentro de su propio cuarto. En menos de cinco minutos la liberó, bajo la condición de que se diera una ducha y regresara para ser arreglada. No la liberó del todo.

—¿Se puede saber que vas a hacer? —preguntó Charlotte, iba en ropa interior y el pelo le seguía goteando un poquito.

—Arreglarte, obviamente.

—Yo puedo hacerlo, no quiero parecer la reina de las putas como tú, gracias —Paulette alzó una ceja. ¿Saben lo que es ser llamada así por tu hermana? Dejó que se le resbalara, quizá tenía razón, puesto que para que la hayan mandado de interna tenía que estar en "peores condiciones" que Charlotte—. ¿A dónde vamos a ir?

—A Gaché —buscó entre las blusas una azul que resaltara mucho los ojos azules.

—Estará súper lleno, inauguraron ayer —bajó la blusa que Paulette le puso enfrente. Paulette sintió la mirada fulminante de Charlotte—. Creo que sé cómo vestirme... y maquillarme —agregó viendo como tomaba aire para hablar—. No quiero parecer payaso —masculló dirigiéndose a la mesa con sus pinturas.

Eligió un atuendo que mostrara un poquito menos de ropa, no con la falda—cinturón y un top fosforescente con una blusa transparente, blanca, encima. Eso sí, el vestido rojo de lentejuelas cubría bien la parte delantera, pero por atrás tenía la espalda descubierta y una tira atravesaba la espalda a la altura de los omoplatos. Era corto, sabía que tenía que tener cuidado, no podría bailar tan cómoda como hubiera deseado.

—No sé que está más exhibicionista, el vestido o el conjunto que había hecho —dijo Paulette rodeando a su hermana como un león a su presa—. Bonito maquillaje, por cierto, me gusta cómo se ven tus ojos... ya quisiera tenerlos así.

—La diferencia radica en que tu conjunto dejaba a la vista toda mi piel del pecho y espalda, los ojos se irían directo a mis boobs y a mis nalgas, que por cierto, estaban literalmente fuera de la falda. ¿Es mía?

—Si, la saqué del último cajón —Charlotte rodó los ojos.

—En el cajón de la ropa que ya no me queda —comentó, dejando salir un suspiro. Paulette sonrió apenada.

Piedra, papel o besoWhere stories live. Discover now