C A P I T U L O 16.

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"If I cannot move heaven, I will raise hell" - Sebastian Morganstern.

Mi cabeza dio vueltas e incluso sentí mi cuerpo tambalearse hacia un lado. No estaba confundida en sí,  pero sabía que si me ponía a pensarlo tendría más de una pregunta, pero eso no me serviría de nada, así que me negué a tener preguntas. Tampoco el miedo, pero eso fue mas difícil de alejar, una vez que procesé el hecho de que todas las chicas a excepción de Lily. Se habían ido, y sólo el demonio sabe qué estúpidas razones se les habían pasado por la cabeza a estas tontas cuando decidieron ir a vagar en medio del océano.

- Pasamos un islote hacia unas horas, probablemente llevan planeando esto bastante tiempo y al ver el pequeño pedazo de tierra han decidido irse. - Spade sonaba bastante calmado pero al echarle una mirada a su expresión supe que estaba tan molesto como yo. Su cicatriz tenía un énfasis casi cruel mientras sus ojos azules me miraban con destellos preocupados y molestos, haciéndome promesas que no supe interpretar.

- Tenemos que ir por ellas. - musité con la voz quebrada, mis piernas temblaron pero intente ocultar el miedo que comenzaba a adueñarse de mí. Si ellas morían por esto... o si aquellos que nos perseguían las encontraban antes de nosotros...

- No entiendo por qué se irían así. - Esa era Lily, su voz suave mientras miraba con ojos inseguros a su pareja, la expresión de éste, sin embargo, no era mucho confort.

Spade masculló cosas poco amables sobre la inteligencia de mis amigas en voz baja, las habría defendido pero en ese momento yo tampoco tenía buenos pensamientos que compartir, así que decidí ponerme en movimiento.

Me alejé de la escena y caminé a paso rápido a cubierta, buscando con la mirada algún punto entre el mar que me diera las señales de un bote de remos, la mañana estaba llegando y la luz matutina fue como una pequeña ayudita de Dios, en mi opinión era lo mínimo que podía hacer.

- ¿Charlie? - la voz de Spade llego detrás de mí, gruñí una respuesta de reconocimiento pero mantuve mis ojos en el horizonte. - Charlotte, descuida, las encontraremos.

- No digas eso, no lo sabemos. - Musité, pensando en la chica que no habíamos podido rescatar, Rose. Estreché la mirada intentando encontrar alguna señal de que las idiotas indefensas no estaban siendo atacadas por un banco de tiburones.

Estaba tan preocupada... hace años que no me sentía así, ni siquiera cuando pensaba en mi incierto futuro y mis ganas de venganza, jamás me preocupé realmente por mí o lo que me pudiera pasar. En todos mis años desde la muerte de mis padres tuve tanto cuidado en no encariñarme con nadie... ni siquiera con animalitos, porque no pensaba tener nada que me atara e impidiera continuar con mi plan. Sabía que si comenzaba a sentir cosas por alguien más entonces me la pensaría dos veces antes de ponerme en la linea de fuego.

Este miedo era nuevo para mí, o por lo menos algo que no había sentido desde hace años, y no sabía cómo manejarlo, no sabía como sobreponerme a la impotencia o controlar los latidos de mi corazón lo suficiente para pensar con frialdad. Me estaba comiendo viva y se notaba hasta en mi respiración irregular mientras exploraba con frenesí el mar abierto en busca de las chicas.

Spade se quedó callado pero su tensión era palpable aun a la distancia, después de unos minutos en silencio voltee mis ojos hacia la silueta rígida del hombre a mi lado, estaba mas recto que una tabla y sus ojos tenían un fuego azul difícil de ignorar.

- Voy a encontrarlas, terroncito, y cuando lo haga las haré disculparse por preocuparte de esta manera.

- No estoy preocupada. - negué en mi idioma. Intenté sonreír, algo me dice que no me salió muy sincero.

Capturada Por Un Pirata •••COMPLETADA•••Donde viven las historias. Descúbrelo ahora