《1》

3.7K 590 267
                                    

Narrador.

La angustia del azabache se veía reflejada en su mirada, por lo que Taehyung ya estaba enterado de que el joven lo único que hizo fue escapar del peligro, al menos era lo más lógico de pensar en aquella situación.

El mayor carraspeó, preparando la siguiente pregunta.

—¿A dónde lo llevo? —repitió, esperando ahora una respuesta correcta.

Pudo divisar que el chico se sobresaltó y miró directamente a la ventana, con la mirada dudosa en contestar. La actitud nerviosa del chico era preocupante.

Cuando el pelinegro le dio la dirección al fin, sus ojos se encontraron por el retrovisor, aunque hubiera poca luz, la tenue claridad de los alumbrados y los coches reflejaban de vez en cuando el rostro lívido del pequeño chico.

Taehyung instintivamente se fijó en el cuerpo del azabache, quien vestía únicamente unos pantalones negros ajustados que marcaban deliciosamente sus esbeltas piernas; y una camiseta blanca dos tallas más grande, lastimosamente.

El mayor tragó saliva, ahora tomándole atención a la carretera o, seguramente, en cualquier momento se estrellaría.

—¿Cómo te llamas? —preguntó, deseoso de saber el nombre de aquella hermosa criatura.

—Jung...kook —fue casi inaudible, por lo que Taehyung tuvo que preguntar otra vez.

—¿Cómo dices?

—Jung... Jungkook —inquirió, con una dulce voz suave.

—Lindo nombre —halagó el mayor, sonriendo.

El menor agachó la cabeza aún pegado a la ventana, y se mantuvo así, inmóvil.

Taehyung apretó los labios, sin soltar ninguna otra palabra, parecía que Jungkook no deseaba hablar.

En el trayecto, sólo hubo silencio. Normalmente Taehyung y sus clientes la mayoría de las veces no hablaban y callaban en todo el viaje, pero éste silencio era distinto, de alguna manera era tortuoso e incómodo.

El mayor no tenía idea de quién era el chico que estaba en los asientos de atrás de su taxi, apenas conocía su nombre. Aún así, sin saber nada de el chico, Taehyung quería hacerle muchas preguntas del por qué parecía haber huido de algo horrible, pero... ¿Qué más daba?, no era asunto suyo de todas formas.

¿Por qué debería interesarme?, se dijo el castaño, riendo ante la idea.

[•••]

Cuando Taehyung llegó a la dirección que Jungkook le había dado, aparcó el auto con mucha lentitud, algo dentro de él no quería dejar ir al muchacho pelinegro que llevaba a bordo. De seguro después de esto nunca más se volverían a ver.

—Tenga —Jungkook le dio su paga, después con un poco de frenesí bajó del taxi y cerró la puerta con cuidado.

Taehyung recostó el brazo en el manubrio y observó el garbo de Jungkook al caminar, sobre todo se dispuso a morbosear el trasero del chico sin importarle que fuera un menor de edad, un culo tan apetitoso era digno de admirar.

—Debí imaginarlo, es un chico adinerado —el castaño refunfuñó, dándose cuenta de la enorme casa en la que Jungkook ingresaba siendo regañado por un mujer que, Taehyung supuso, era su madre que estaba más que furiosa, aunque se le notaba a leguas la preocupación en el rostro.

Lo que sea que le hubiese ocurrido a Jungkook, a Taehyung ya no le importaba, ya no se volverían a encontrar, estaba más que seguro. Pasaba siempre. Sus clientes raras veces se repetían.

Dando como finalizado el día laboral, Taehyung se dirigió directamente a su hogar, ignorando a personas que le hacían de la mano.

El hogar de Taehyung era un pequeño apartamento situado en un edificio sucio y a punto de caerse, sí, en los barrios bajos de Seúl, donde habitan las personas de bajos recursos económicos y los vagabundos duermen en cada esquina, donde hay delincuencia, violaciones, se trafican drogas y armas, donde se cometen todo tipo de actos vándalicos pero a las autoridades les importa una mierda porque se trata de, precisamente, gente pobre.

Taehyung llevaba ya nueve años viviendo en aquel apartamento en mal estado. Como era un hombre soltero, nadie le esperaba en casa para recibirlo, sólo una gata que se le sobajeaba para que le de comida y luego lo abandonaba y no aparecía hasta tener hambre de nuevo.

Por un momento, mientras abría la puerta de su apartamento, a Taehyung inevitablemente se le vino a la cabeza una escena: Jungkook, aquel hermoso chico que conoció momentos antes, esperándolo en la entrada sin nada más que una bata corta, saltando y gritando "¡Hyung!" mientras se colgaba de su cuello y acto seguido le besaba en los labios.

—Qué demonios —el castaño hizo un mohín de desagrado. ¿Cuántos años le pondría a Jungkook? Porque más de diesisiete no parecía tener.

Al abrir la puerta con una de sus llaves, la gata que tenía de mascota le saltó de imprevisto. Taehyung la recibió en los brazos mientras la felina le maullaba por comida.

—Ya voy, gorda —cerró la puerta con todos los seguros disponibles y dos candados en cada picaporte, pues robaban a menudo.

Taehyung ingresó a la cocina para darle de comer a su hambrienta gata, la observó alimentarse no teniendo otra mejor cosa que hacer. Cuando la gata terminó su cena y se fue del apartamento saltando por la ventana del living, el taxista sonrió, la maldita siempre le hacía lo mismo, lo utilizaba de esa forma, a veces sentía que no era su mascota en realidad.

Taehyung decidió comer algo también, tal vez las sobras de la cena de ayer, o aquella manzana media podrida que estaba al final del frigorífico.

Escogió la manzana, se encontraba tan cansado que pensar en que tenía que calentar la comida ya le era agotador.

Le dio una mordida a la fruta mientras se encaminaba a su habitación que olía mal, terriblemente mal.

Al ver su cama la pereza le atacó, cayó rendido en el colchón boca arriba, terminando de devorar su manzana hasta la parte podrida.

—Jungkook... —murmuró, lanzando las sobras de la manzana a donde sea—. Mierda, Jungkook sal de mi cabeza —se sostuvo un mechón de cabello, frustrado, observando el foco que colgaba del tumbado por los cables salidos del cemento. Tenía sueño, estaba cansado, sin embargo no podía dormir por culpa de ese chico que le atormentaba las neuronas.

Necesitaba verlo, al menos una vez más para calmarse. Calmarse porque deseaba tanto follarselo aún sabiendo que estaba mal, más aún si Jungkook realmente resultaba ser un menor de edad.

Time taxi ★ VkookOnde histórias criam vida. Descubra agora