《8》

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Ya faltaban dos días para Navidad, la gente corría de un lugar a otro en busca de regalos, ingredientes para la cena, adornos navideños y, claro que, las tiendas subían los precios de sus productos.

La lluvia azotaba con mayor frecuencia cada noche que pasaba, y los vagabundos caminaban moribundos en busca de algo de comer en los basureros, luchando por sobrevivir otra Navidad.

[...]

Taehyung se limitaba a fumar, asomado en la ventana de su apartamento, observando cómo caían pesadas gotas de lluvia sobre aquel sujeto que recogía basura de un contenedor, de seguro el pobre tipo moría de hambre.

La verdad, en los últimos días, Jungkook acostumbraba a ir donde Taehyung casi como un hábito. El pequeño azabache visitaba por su cuenta al castaño, a un horario no definido pero que iba de entre las dos o tres de la tarde y terminaba al rededor de las diez de la noche. Seokjin, su molesto hermano mayor, le preguntaba sobre su paradero en el transcurso de todas esas horas fuera de casa, ¿qué almorzaba? ¿y qué se suponía que tanto hacía?.

En ésta ocasión, Jungkook estaba en la cama de Taehyung, jugando con un PSP, boca abajo, sosteniendo un chupete en la boca y moviendo los pies de arriba-abajo infantilmente. Llevaba puesto un short, demasiado corto a opinión de Taehyung, y un suéter negro para el frío, un perfecto y erótico panorama, pero el castaño prefería abstenerse a mirar.

Después de un rato, Jungkook dejó el PSP a un lado y se giró sobre el colchón, ahora quedando boca arriba, se sentía aburrido, Taehyung estaba muy callado ese día.

—¿Con quién pasarás noche buena?

—Con Cat —dio una calada a su tabaco después de contestar.

Jungkook suspiró, pensando en otra pregunta para hacerle al taxista pero nada se le venía a la cabeza.

—Dame —Jungkook pidió, mientras estiraba la mano.

—¿Qué? —Taehyung ladeó la cabeza.

—Que me des de eso, de tu cigarrillo.

—No —arrugó el entrecejo, confuso —, claro que no. Estás muy pequeño para fumar.

—Diablos, abuelo, sólo quiero probar.

Taehyung observó por unos momentos su cigarillo que estaba a la mitad. Y sin dudarlo, lo lanzó por la ventana.

—¡Ah! —el azabache se sentó sobre la cama de un salto— ¡¿Por qué lo tiraste?!

—¿Quieres matarte? —el taxista gruñó.

—¡Sólo quería probar! —cruzó los brazos sobre su pecho, abultando el labio inferior—. ¿Y tú por qué puedes y yo no?

—Porque a diferencia de ti, soy un adulto —miró con ternura a Jungkook, quería morderle ese lindo labio rojito.

Desde la primera y última vez  que se besaron, de cierta forma se hicieron más cercanos. Ninguno mencionaba nada, Taehyung por miedo a arruinarlo y Jungkook por mera vergüenza.

[•••]

Ahora ambos estaban en el sofá comiendo fideos instantáneos mientras veían una película por cable.

Marcaban la diez de la noche, se suponía que era hora de que Jungkook se fuese a casa, pero él castaño no hizo más que ignorar el reloj en la pared. No quería que el azabache se diera cuenta, deseaba poder tenerlo unos momentos más así, abrazado contra su cuerpo.

Transcurrieron varios minutos, la película se había acabado y los fideos de igual manera.

Fue entonces cuando Jungkook se puso de pie de un brinco, observando la pantalla de su móvil.

—¡Ah! ¡Hyung, son más de las diez! Me debo ir... —empezó a recoger sus cosas, apresurado y un poco asustado.

—Si te quedas ésta noche, ¿crees que tu hermano se enfade? —tomó a Jungkook de la muñeca, haciéndole detener.

—Me matará...

—Quédate —susurró, muy cerca del rostro del menor.

—No puedo —miró hacia el suelo.

—Mañana me encargaré de hablar con él.

—Ah... —alzó la mirada, encontrándose con los ojos suplicantes del castaño— Eres tan obstinado, TaeTae.

—¿Entonces te quedarás?

—No... lo siento... —se apartó lentamente de Taehyung.

—Bien —suspiró, decepcionado.

[•••]

—¡Jungkook, ¿dónde se supone que estabas?! ¡Creí que te había pasado algo! ¡Debiste llamarme y avisarme que te tardarías! ¡Ay, por poco me da un infarto!

—¡Lo siento, es que se me fue volando el tiempo!

Taehyung estaba estacionado frente a la casa, miraba a Jungkook  y cómo era regañado por aquel chico.

¿Ese es su hermano? No da miedo, pensó el castaño, bastante aliviado.

Seokjin antes de cerrar la puerta, ya con su hermanito dentro de casa, notó que el taxi seguía allí estacionado, observándolos.

Al final simplemente lo ignoró y cerró con llave. Jin empezaba a sospechar sobre el taxista, presentía algo que todavía no sabía con certeza de qué se podía tratar.

Time taxi ★ VkookWhere stories live. Discover now