《4》

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Cobarde, ni siquiera puedes acercarte a él.

Vamos, vamos, Taehyung. Tú puedes.

Después de clases Jungkook había partido hacia un restaurante a pie, en el centro de la cuidad. Para Jungkook la comida allí era muy deliciosa, mucho más que la de su hermano mayor Seokjin, quien de seguro le esperaba en casa con una sopa de puros vegetales.

Antes de ingresar al restaurante, Jungkook se detuvo en seco cuando sintió una vibración en uno de sus bolsillos traseros, al mismo tiempo que sacaba el celular uno de sus billete se deslizó y cayó al suelo con sutileza.

A Taehyung no se le pasó por desapercibido, notó cómo caía el dinero y no dudó en salir del auto e ir a recogerlo. Era su oportunidad.

—Disculpa —tocó el hombro del azabache, quien volteó sobre sus talones rápidamente, un poco distraído leyendo un mensaje que le había enviado su hermano mayor—, se te calló esto —Taehyung le mostró el billete.

—¿Ah? —tocó su bolsillo para cerciorarse de que era suyo realmente— ¡Oh! Gracias... yo... —tomó el billete e hizo reverencia.

—¿Jungkook? —el castaño intentó sonar lo más absorto posible.

—¿Cómo sabe mi...? —arrugó el entrecejo, confuso, pero poco después sonrió ampliamente al recordar con claridad al tipo enfrente suyo— ¡Ah! —chasqueó los dedos— Usted es el taxista de esa vez, ¿no?

—Sí... Qué casualidad —mostró una sonrisa también.

—Gracias, señor. Justamente con esto iba a comer.

—¿Dónde? ¿Aquí? —señaló el restaurante.

—Sí.

—Yo igual —no era cierto.

—¿En serio?

—Sí, um... ¿te molesta si te acompaño?

—No, por mi está bien.

Ambos entraron al local uno alado del otro.

Taehyung tenía el corazón acelerado, los nervios le hacían sudar, tanto que una gota salada bajaba por su cien hasta su barbilla. No era Verano en Seúl, pero sentía que le hervía la sangre.

Fue fácil, Jungkook fue demasiado amigable con él, aunque se tratase de un hombre extraño, le habló con total confianza.

Tomaron asiento en una de las mesas de al último del local, cerca de la dilatada ventana de vidrio que dejaba ver afuera, hacia las transitadas calles.

—Disculpe, ¿me podría decir su nombre? —Jungkook cuestionó, a penas se sentó.

—Taehyung.... —habló alto, su voz era demasiado ruidosa de por sí, grave. Tragó saliba para bajar el tono y ser más suave— Kim Taehyung.

—Señor Kim, muchas gracias por lo de... —levantó el billete de nuevo.

—Descuida, no fue nada —encogió los hombros.

—Claro que sí, muy bien se lo hubiera podido coger —mostró una lustre sonrisa, a lo mejor las personas ya no realizaban buenas acciones.

Coger...

—No soy esa clase de gente —murmuró.

La mesera les dio los menús y ambos pidieron lo mismo para almorzar. Taehyung no tenía apetito, es más, ni siquiera le gustaba la comida de ese restaurante.

Un pequeño silencio se hizo presente en la mesa.

Jungkook sacó su celular y anduvo en él concentrado.

Taehyung tosió falsamente y se incorporó en el espaldar de la silla, reposando los codos en la mesa.

—Y... ¿A menudo vienes aquí?

—Sí, la mayoría de las veces vengo con Jimin, un amigo mío —el menor seguía con los ojos en la pantalla del aparato, pero eso no molestó a Taehyung.

—¿Estudias, no? —miró la mochila del chico, que estaba colgando de su antebrazo.

—Sí, ya estoy en mi último año —acomodó la maleta, colocándola en su regazo.

La mesera llegó con la comida y Jungkook guardó su celular al mismo tiempo.

—¿En serio? —tomó su tazón de sopa y le dio un primer bocado. No está mal, pensó el castaño—. ¿Cuántos años tienes?

—Dieciséis —también empezó a comer.

—Agh... —Taehyung soltó los palillos que contenían fideos envueltos. Tosió varias veces, tapándose la boca con un puño.

¡No es cierto! ¡Es más pequeño de lo que imaginé!, el taxista tragó en seco después de calmarse la tos. Seguía sorprendido, pero era una de las cosas que debió esperar.

—¿Se encuentra bien, señor Kim? —el menor tomó una servilleta y la acercó a la boca del castaño, estribandose contra la mesa.

Taehyung aceptó que el pelinegro le limpiara la comisura de los labios.

—Sí, no te preocupes, es sólo que está muy caliente... es todo.

—Señor Kim... —Jungkook se alejó despacio.

—Dime.

—Si no le molesta, ¿me podría decir su edad también?

Taehyung bebió un poco de su jugo antes de contestar y arruinarlo todo. ¿Cómo un chico tan joven estaría con un viejo como él? Era obvio que al decirle su edad, todo cambiaría, tal vez el muchacho le vería como a un padre.

—Treinta y dos —suspiró.

—Vaya —puso los ojos en blanco—, me gana por dieciséis años, mi propia edad.

—Es prácticamente toda tu vida —sonrió.

Jungkook rascó su mejilla mientras asentía.

—¿Le molesta si le hago otra pregunta?

—Claro que no, adelante.

—¿Es casado?

Taehyung tardó segundos en responder. La cuestión en particular no se la esperaba por nada del mundo.

—No, no soy casado.

El azabache se veía relajado, con la cabeza ligeramente agachada y los ojos en la comida, mientras revolvía la sopa torpemente.

—¿Y tiene novia? —la voz le sonó más aguada, como la de un niño curioso.

—No, tampoco tengo novia —dibujó una perfecta sonrisa rectangular, contagiando al chico enfrente suyo.

—¿Hijos...? —esta vez miró a Taehyung.

—Mucho menos hijos. Lo único que tengo es a una gata obesa esperándome en casa por comida.

—Qué lindo, adoro a los gatos —mostró sus característicos dientes de conejo, con un brillo especial en sus oscuros orbes marrón.

—Yo decía lo mismo.

—¿Cómo se llama su gatita?

—Cat, así de simple.

—¿Cat? —ladeó la cabeza, riendo, y volviendo la mirada en su tazón—. Bueno, espero algún día poder conocer a Cat y jugar con ella.

El taxista infló el pecho, emocionado por la propuesta de Jungkook.

Fue fácil. Demasiado fácil. Ni siquiera tuvo que buscar una manera de invitarlo a su apartamento, a su sucio y asqueroso apartamento.

Luego lo limpiaré con ayuda de Namjoon.

—Por supuesto, le encantaría —Taehyung le regaló una lustre sonrisa, sin creerlo todavía.

Nota: este capítulo fue más largo de lo que pensé.

Time taxi ★ VkookWhere stories live. Discover now