Capítulo 3

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Desperté y estaba en mi habitación,  alguien me estaba golpeando la cara y cuando enfoqué bien, me di cuenta de que era Alfonso.

-¿Estás bien? - negué con la cabeza.

-Tengo hambre- él puso los ojos en blanco.

-Eso es decisión propia- aparté la mirada y sollocé-. ¡No me empieces a llorar ahora! Ya Olivia me dijo que le despreciaste la comida y le dijiste que de sus asquerosas manos no ibas a probar nada, la acusaste de querer envenenarte por lo que le hiciste en la espalda - fruncí el ceño y traté  de incorporarme en la cama.

-¿De qué hablas? ¿Qué  le hice yo en la espalda? - pregunté  curiosa.

¿Cómo esa mujer podía  mentir tanto?

¿Qué tanto daño le había hecho yo a ella?

¡¿Quién rayos eras Alicia?!

-Ella está mintiéndote- él negó con la cabeza.

- No puedo creer que seas tan desgraciada. Me da asco sólo escucharte hablar mal de alguien tan bueno como lo es Olivia - negué con la cabeza.

-Ella miente- lo miré a los ojos-. Quiero que ella me diga en mi cara lo que, supuestamente, le hice- él se puso de pie y fue hasta la puerta.

-Voy a pedirle a mi nana que te suba de comer, no soporto verte- negué con la cabeza. Esto era muy injusto.

-¡Dile a Olivia que venga y...!- su gritó resonó en toda la habitación.

-¡Ya cállate! ¡Todo lo que sale de tu boca es falso! - se acercó a mi y yo retrocedí-. ¡Sí! Llora... porque con llorar todo lo solucionas ¿verdad?- tomó mi brazo y me puso de pie.

Mi cuerpo protestó por su agresión.

Me haló del brazo y me llevó a rastras hasta salir de la habitación.

-¡Me lastimas! ¿A dónde me llevas?- pregunté tratando de seguir su paso para no hacerme más daño.

-¡Olivia!- gritó él en vez de contestarme.

Ella apareció ante nosotros y cuando por fin él se detuvo, yo traté de estabilizarme, pero no lo conseguí ya que él me empujó y caí mal en el suelo.

Grité y sollocé por el dolor.

-Pídele perdón por levantarle falsos- negué con la cabeza.

-Patrón... no es necesario yo... ya la perdoné... me enseñaron a no ser rencorosa en casa- no sé si era yo la única cuerda en casa, pero no le creía. La miré de reojo y vi la malicia que se escondía bajo esa careta de niña buena.

-Sé de tus buenos sentimientos, Alicia y por eso me molesta  más  la situación. Tu madre es mi nana y sé de tus buenos modales ya que ella me crió también- no pude evitar reírme a carcajadas, internamente, por la ironía-. Ahora,  estoy esperando tus disculpas, Alicia- negué con la cabeza-. O le pides perdón o no ves a el mocoso en una semana. Y no es una simple amenaza. Lo que yo  digo,  se hace- las lágrimas caían de mis ojos. Era tan humillante...

Pero el pequeño  me necesitaba  y yo encontraba paz en él.

-Perdón, Olivia- pedí mirándola a los ojos, pero dejando entre ver que no estaba contenta con la situación.

-Está perdonada, señora Alicia- su voz de niña buena y su comportamiento de arpía me hacían preguntarme si lo que le había hecho, se lo tenía merecido.

Suspiré y bajé la mirada a mis manos.

-No me pareciste sincera, Alicia y como sé que no eres más que una falsa... para que se te quite eso, no vas a ver al niño de todos modos y no se te ocurra reclamarme porque te sumaría  una semana más a la que ya tienes de castigo- me mordí la lengua y reprimí las ganas de llorar por la injusticia.

Serie Inocente #4: Cautiva Inocencia.Where stories live. Discover now