Capítulo 3: 1

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Me restregaba su erección sin reparos y yo trataba de apartarlo.

-Por favor, no. No me hagas esto- él se encogió de hombros y besó mi cuello. Se demoró ahí y succionó con fuerza. No pude evitar gemir por lo que me hacía, me estaba dando placer no consentido.

Se apartó de mi y me miró.

-Voy a comerte enterita esta noche, te voy a tomar en esa mesa y luego en mi habitación y de ahí no vas a salir hasta mañana, cuando estés bien cogida- su brutalidad al hablar me hacía sentir humillada.

-Eres muy vulgar- se encogió de hombros y me tomó del brazo con brusquedad. Me jaloneó y dejo en una silla.

-Tú me haces ser así - me sentí muy ofendida con su comportamiento. No me gustaba como me estaba hablando.

-Por favor no me obligues a estar contigo- pedí con voz temblorosa. Necesitaba que él no intentara hacerme suya.

Algo me decía que si yo tocaba su cama, aparte de humillarme cada vez más, me iba a hacer mucho daño.

-Creo que aún no has entendido que aquí no tienes ni voz ni voto, que eres una mantenida y que esta es la única manera de que yo sienta que hago justicia por lo que le hiciste a mi vida- negué con la cabeza y me esforcé en retener las lágrimas que querían caer de mis ojos.

-Puedo pagarte de otra manera, puedo trabajar en la hacienda o en otro lugar yo... - no me dejó terminar su estruendosa risa.

Lo observé reírse de mi por lo menos por dos minutos y luego se calmó.

Tenía muchas ganas de lanzarle la copa con agua en la cara, pero lo más probable es que no me dejaría ver más a mi hijo o que me golpeara.

-¿De qué? ¿No ves que eres una coja, una lisiada? No sirves. ¿Ok? - se puso de pie y caminó hasta la mesa auxiliar y tomó una bandeja que en ella había.

La tomó y empezó a burlarse de mi forma de caminar.

-No hagas eso- pedí.

-¿Cómo sería? Ah si... Señor aquí le traigo su cena- se acercó hasta mi cogeando y luego estrelló la bandeja en el suelo haciendo que yo brincara de miedo-... no sirves para nada... no eres más que un estorbo y lo único que veré si puedes hacer y que me interesa que hagas, es follar - susurró a mi oído.

Me alejé de él lo más que pude y me abracé a mi misma.

- ¿Lo comprendes? - asentí-. Ahora vamos a comer y luego follaremos- bajé la mirada y esperé a que él se alejara de mi.

Cuando tomó asiento en su lugar, respiré un poco más tranquila.

La comida fue llegando poco a poco y cuando trajeron mi plato, decidí comerlo. Lo había traído la madre de Olivia.

Era sopa.

Además ella no parecía querer hacerme daño.

La tomé poco a poco. Todo bajo la atenta mirada de mi esposo.

-No recuerdo que fueras zurda- lo miré a los ojos -. Bueno... la verdad, no me interesaban tus habilidades motoras, sino más bien sacarte de mi casa- bajé la mirada al siguiente plato que tenía delante de mi.

Eran chuletas de cerdo con ensalada de lechuga romana.

No lo iba a negar, la comida estaba deliciosa, pero la hubiera disfrutado más si las circunstancias fueran distintas.

Adrede estaba alargando más la cena, comiendo lentamente para así ganar tiempo.

-Eso no funciona... igual te deseo- bajé la mirada y sin poder aguantarlo más, sollocé.

Serie Inocente #4: Cautiva Inocencia.Where stories live. Discover now