Epílogo

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Estaba esperando a que la llevaran ante mí. Habían pasado meses desde que recibí su carta y hoy, el día de su cumpleaños, que por cierto, también era el mío, había aceptado venir a verla.

Aún no le podía perdonar muchas cosas, pero lo que me había dicho en esa carta no me había gustado para nada.

Negué con la cabeza y traté de despejar mi mente.

Pensé entonces en Alfonso. Sonreí, ese hombre me volvía loca.

Estaba perdidamente enamorada de él y él de mí.

Estaba algo paranoico con mi visita a Alicia a la cárcel, pero era algo que tenía que hacer.

Por más que mi esposo estuviera de acuerdo con la petición de mi hermana, era algo que yo no podía aceptar. No era justo.

Ni para el pequeño y menos para ella.

Suspiré.

Alfonso ya estaba recuperado, después del coma inducido por una semana y media, empezó a recuperarse y a hacer terapia. Ahora estaba como nuevo y vivíamos en su casa.

Tanto él como yo, asistimos a terapia, yo lo hacía una vez al mes, pero había llegado a la conclusión de que mi mejor terapia era mi familia.

Sí, mi hermosa familia.

Alfonso, me propuso matrimonio hace  tres meses cuando tuvo la certeza de que estaba divorciado y obtuvo la licencia especial.

La boda fue sencilla y mi padre me entregó en el altar, no estuvo muy convencido al principio, pero ahora no dejaba de hablar de las maravillas que diseñada mi marido.

La luna de miel, se retrasó unas semanas debido a que Alfonso quiso dejar todo en orden con la propiedad de su padre que le pertenecía tanto a Alicia como a mi sobrino. También se encargó de contratar a un nuevo médico, después de encontrar el cuerpo sin vida de Murilo en un allanamiento en la Hacienda Mi Pequeña Morena.

Cuando todo estuvo bajo control, mi padre contrató a un administrador para la propiedad de Alicia y mi marido y yo, partimos a disfrutar de nuestra vida de casados.

Fuimos a España, especialmente a las Islas Baleares en dónde él había construido un complejo hotelero y nos quedamos allí por una semana. Recorrimos todas las Islas y luego partimos a Italia y asistimos al Salón del Mueble en Milán.

Me encantaba verlo todo emocionado hablando de arquitectura y diseño. Notaba lo apasionado que estaba y me encantaba que lo disfrutara y compartiera conmigo.

Pensando que ya se había terminado todo nuestro recorrido, me sorprendió llevándome a Japón en dónde me llevó a conocer la casa Azuma, diseñada y construida por uno de sus ídolos, Tadao Ando.

Claro, no toda la luna de miel fue recorrer obras geniales de arquitectura, también hicimos turismo y fuimos a conciertos de mis cantantes favoritos.

Pero sobre todo, disfrutamos de nosotros mismos.

Alfonso era muy apegado a mí y yo a él. Nunca me soltaba la mano cuando estábamos en la calle y siempre está pendiente de mi.

Adora a su hijo con locura y me lo demostró después de regresar del viaje de luna de miel. Había re estructurado la casa grande y ahora estaba equipada con todo lo que requería una persona invidente.

Sentí una pequeña patadita que me sacó de mi ensoñación y recuerdos.

- Claro, pequeña. No me he olvidado de ti- sonreí. Alfonso se puso como loco cuando se enteró de que tendríamos una pequeña princesa en casa. Estaba muy emocionado y yo muy contenta. La vida y Dios, me habían dado otra oportunidad y ésta vez no la iba a desaprovechar. Iba a pelear con uñas  y dientes, pero nadie tocaría a mis pequeños.

Serie Inocente #4: Cautiva Inocencia.Where stories live. Discover now