Miré a Amaya y sonreí. Estaba dormida y con una sonrisa en sus labios.
Suspiré.
Por fin había logrado que se durmiera, luego de las pesadillas que había tenido.
Besé su mejilla y me puse de pie.
Necesitaba conocer toda la historia.
Me sentía mal por esconderle la verdad y sabía perfectamente bien que las mentiras no eran un buen cimiento para una relación sólida.
El problema es que no podía llegar de buenas a primeras y decirle que ella no era la madre del bebé.
¿Qué le respondería si me preguntaba por su hijo?
Sabía o creía saber que su hijo había muerto, asesinado por un tal Marcos.
Maldije internamente.
¿Cuánto has sufrido Amaya?
Negué con la cabeza y decidí ir a preparar el desayuno.
Cuando llegué a la cocina, me encontré con Leticia, mi ama de llaves.
-Hola Lety- la saludé.
-Hola Alfonso... - sonrió y señaló una canasta con pan recién hecho-. Carmela te los envía y también a Alicia - asentí y tomé uno.
Aquí me sentía a gusto.
El terreno en el que estaba mi casa, me lo heredó mi madre y era bastante extenso con una tierra muy productiva.
Mi casa se encontraba en el punto más alto y a mi alrededor estábamos trabajando en distintas plantaciones y todas se vendían muy bien tanto nacional como internacionalmente.
Había creado un sistema que me ayudaba mucho y la gente que trabajaba conmigo, era muy leal y comprometida.
Costó mucho dinero, pero gracias a lo que me heredó mi madre, pude lograrlo.
Trabajaba con personas que habían sido adictas, pero que se rehabilitaron. Les di la oportunidad que casi nadie me dio y la mayoría seguía limpia y algunos hasta ya habían formado familias.
El que trabajaba conmigo, tenía buenos salarios, un hogar garantizado y sus hijos recibían educación y todos tenían seguro médico.
Yo tenía por así decirlo una ciudad dentro de la ciudad.
Me acomodé en uno de los asientos de el bar y miré al horizonte.
-Debes decirle la verdad, Alfonso- llevé ambas manos a mi rostro.
Leticia lo sabía todo.
-Pero no lo sé todo- me puse de pie y caminé por la habitación.
Fui hasta la nevera y saqué lo necesario para un desayuno sustancioso.
-Cuéntale lo que sepas... no es justo que la engañes de esa manera. Ya ha sufrido mucho y si no es capaz de recordar es porque su vida de seguro fue un infierno- me sentía impotente.
-No quiero lastimarla...
-Si no le dices la verdad, ella te va a odiar y la lastimarás mucho más - asentí. Ella tenía razón.
-Después de comer- ella asintió y se fue de la cocina.
Preparé el desayuno y lo llevé a la terraza.
Sentí que acariciaban mi brazo y me encontré con su mirada relajada y tranquila.
Su cabello estaba húmedo por la ducha que se había dado y sonreí al verla.
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Serie Inocente #4: Cautiva Inocencia.
RomanceElla no recuerda nada de su vida antes de despertar del coma y ni siquiera sabe su nombre ni que está casada y tiene un hijo con él. Él, no está muy contento con ella ya que la acusa de haber destruido a su familia y está dispuesto a hacerle paga...