Remember.

Capítulo 12: Flashes convertidos en recuerdos.

Avanzamos varios pasos para alejarnos del bullicio de una de las zonas más ocupadas del parque, hasta llegar a una serie de bancos. En el pequeño recorrido, ni una palabra fue dicha por ambos, tan sólo nos limitamos a caminar. Harry alzó su mano, señalando con su dedo índice uno de los bancos más solitarios entre los que allí habían. Asentí con mi cabeza, posando el peso de mi cuerpo sobre el metálico y frío asiento. Harry imitó mis acciones, quedando a pocos metros de mí.

Los dos nos miramos tan sólo segundos, para luego apartar nuestras miradas. No sabía cómo empezar a sacar el tema, o simplemente, de qué hablar. El ambiente que nos rodeaba, extrañamente, no se hallaba tan incómodo como hace minutos creía, mas no encontraba las palabras indicadas para iniciar una conversación con una persona a la cual sentía cercana mas desconocía todo lo que a él se refería. En ocasiones como esta, como un acto involuntario, un tick en mi pierna derecha se abría paso. En el intento de calmar aquel continuo movimiento nervioso, coloqué mi pierna izquierda encima, posando mis manos con sus dedos entrelazados sobre ellas.

—¿Te ocurre algo? — Preguntó la voz de Harry, con cierto tono burlón, fijando su vista en mis piernas y luego dirigiéndola hacía mí acalorado rostro, probablemente tornado a un color rojizo. Alcé mi vista, simulando una sonrisa que indicara que todo iba bien, asintiendolevemente. — ¿Segura? Es decir, parece que toda tu sangre se ha acumulado en tu rostro.

Llevé mis manos hacía mi cara, la cual se sentía de una temperatura algo elevada. No sabía qué responder; mis cuerdas vocales se negaban a funcionar, escondiendo las palabras en un rincón remoto que no podía encontrar de ninguna forma.

Aún enmudecida, un suave toque sobre mi espalda proveniente de Harry me obliga a dejar salir mi rostro de entre mis cabellos, para dirigir mi azulada mirada hacía la suya verdosa, creando un precioso contraste de colores bailando entre ellos. Las comisuras de mis labios se van elevando poco a poco, hasta formar una cohibida sonrisa.

—E-estoy bien, de verás. Es sólo costumbre. — Murmuré, apuntando hacía mi ya calmada pierna. Él asintió aún con su sonrisa presente, apartando su mano de mi espalda. Cuando dejé de sentir su toque sobre ésta, erguí mi cuerpo, intentando alejar todo indicio de nerviosismo carraspeando mi garganta, dando un pequeño impulso a las próximas palabras pronunciadas por mis labios. — ¿Por qué me has citado aquí? Es decir, pareces que te empeñas en verme y lo extraño en todo esto es como, si el mundo, el destino, o lo que sea, también se empeña en que nos crucemos sin pretenderlo... — Dejé escapar un leve suspiro, para después continuar: — Aquella noche en la playa, algo me decía que ya te conocía, a pesar de que ahora apenas te recuerdo, o bueno, no te recuerdo. — Finalicé, apuntando mis pupilas hacía el perfil de Harry. Su mirada se concentraba en el movimiento de la hierba provocada por el repentino viento y sus codos se encontraban apoyados sobre sus muslos.

—¿No crees que deberías averiguar qué es ese algo? — Contestó, apartando su vista del suelo, para volverla hacía mí. Esta vez, sus grandes esmeraldas no desprendían aquel brillo tan peculiar en ellas, sino que se habían tornado oscuras, como si una fuerte tempestad se hubiese apoderado de su luz, llevándose con las gotas de lluvia toda la alegría que poseían.

—Se supone que para eso estamos aquí, ¿no? — Respondí, como si fuera obvio. — Necesito tu ayuda, Harry. No tengo ni la menor idea de quién dice la verdad y eso es realmente frustante, ¿sabes? Últimamente vivo en un mundo de mentiras y confusión que cada vez me harta más. — Me sinceré, sin poder remediarlo. Era el momento de liberar todo lo que hasta el día de hoy, había guardado en mi interior, sin la intención de dejarlo salir a no ser que fuera mediante lágrimas. Inaudibles gemidos se escaparon de mi garganta, trayendo de vuelta mi tan usual impotencia, convirtiéndome en ese ser débil que me visitaba todas las noches.