Remember.

Capítulo 15: "Estoy cansado de perderte."

[Narrador omnisciente.]

Realmente no quería llevar hasta extremos paranoicos esta situación. Por más que intentaba tranquilizarse, no conseguía hacerlo. Por más que intentaba auto-convencerse de que nada malo -o cercano a ello- había acontecido, sabía que era un esfuerzo en vano. El mero hecho de que a través de la línea telefónica, la respuesta que recibió ante aquella llamada no fuera la que sus oídos expectaban escuchar lo desesperaban cada vez más. Diferente voz, diferente tonalidad, perteneciente al ser que en esos momentos había conseguido el resurgir de sentimientos primitivos en Harry, sentimientos que él creyó que no saldrían a la luz durante un largo período de tiempo; pero eran más fuertes que él y su preciada cordura. Los celos escaseaban en Harry, sin embargo, desde la aparación de Jacob, habían incrementado y con ello, inmensas ganas de hacer notable la posesión que él tenía sobre Abby. Más de una vez ha querido, ha deseado permitir la salida de aquellas palabras que golpeaban su garganta en busca de escapatoria. Y por más crecientes que fueran sus ganas, estas siempre se veían opacadas por el miedo a la reacción de Abby ante sus confesiones. Y así ocurría constantemente, impulsado por el amor, derrumbado por el miedo.

Mas algo debía estar haciendo bien, se dijo. Porque, aunque sean lejanos, los recuerdos de su antigua amistad se han hecho presentes entre las memorias perdidas de Abby y eso era un gran avance en su trayecto, un importante avance que indicaba que, tal vez, todo pudiese volver a la normalidad algún día. Las esperanzas de que todo se tornase de un color distinto al que ahora poseía, se hacían escasamente presentes en el interior de Harry.

El sonido del claxon de un molesto conductor interrumpieron el trance de reflexiones en el que Harry se hallaba totalmente inmerso. Rápidamente, este volvió a poner el motor en marcha y de esa forma, llegar lo antes posible hasta la resolución de sus inquisitivas dudas.

Sin dilación alguna, se introdujo rápidamente entre las paredes del edificio, moviendo sus piernas rápidamente sobre el suelo, con el sonido de sus botines rebotando por todo el lugar. Había hecho bien en no deshacerse de la copia de las llaves de Abby, a pesar de que más de una vez estuvo a punto de dejarlas caer en las profundidades de la nada, decidió quedárselas, por precuación o quizá por la mera nostalgia que estas provocaban en él. Exacto, un simple par de objetos metálicos lo llevaban a su pasado más hermoso, haciendo a su mente partícipe de miles de recuerdos valorados en oro para él. Y aunque por muy estúpido que sonara, era totalmente cierto.

Su cuerpo se hallaba frente a la puerta de madera, y un estremecedor escalofrío lo recorrió de arriba abajo, hasta la terminación de cada uno de los cinco dedos de sus pies. Se removió en su sitio y dirigió su mano hacía el timbre, presionando el pequeño botón, emitiendo un agudo sonido que fue acompañado con el resonar de unos lentos pasos provenientes del otro lado de la puerta.

El seguro fue retirado y ante sus ojos se erguía la delgada anatomía de Abby, con su usual tez pálida y sus expectantes gemas azuladas observando al joven que allí se encontraba. Una débil sonrisa surcó los labios de la ojiazul mientras se hacía a un lado y le permitía pasar a Harry. Este accedió con su semblante serio y tan sólo emitió un leve asentimiento de cabeza. Un comportamiento extraño para Abby, dado a que ella no lo había visto actuar de esa manera durante el corto plazo de tiempo que llevaban conociéndose. Siempre se había mostrado sonríente y simpático, y aquel cambio de humor la había tomado por sorpresa, al igual que su anterior llamado.

La joven castaña comenzó a caminar tras Harry, para después tomar asiento sobre el cómodo sofá, como solían hacer, sin embargo, Harry permaneció de pie, con su ceño fruncido y los músculos de su mandíbula haciéndose cada vez más notorios. Su mirada era distinta, aquel deslumbrante verde que solía acompañarlo había desaparecido y con ello, todo gesto de tranquilidad que en él habitaba la mayoría de veces.