Seduciendo al mejor escritor

4. Como supo que él tenía novia.

Stephanie se levantó a la mañana siguiente con una molestia en sus costillas y en su estómago. Libros se incrustaban en esos lugares.

En la noche se quedó dormida sobre todo su desorden en la cama, no tuvo ganas de apartar las cosas de su camino y lo aplastó con su cuerpo.

Fue al baño medio dormida esquivando y pasando por encima de sus cosas.

Su habitación era como un desván; libros y cuadernos por cada recóndito lugar, tazas de café vacíos y envolturas de dulces hasta por debajo de su colchón. No era fanática de mantener el orden en su espacio.

Después de salir del baño publicó en wattpad su renuncia oficial a los chicos, menos a Hunter claro.

En menos de un minuto muchas personas comentaron su decisión; algunos apoyándola, otros (masculinos) criticándola por la inesperada actualización. En su blog publicó una reseña que acababa de terminar junto a la portada del libro que una chica había escrito en wattpad.

Le gustaba recomendar y, en cambio, recibía libros por correspondencia que amaba leerlos en su tiempo libre; aunque sus planes con Yess, con Adam y a parte su trabajo, tenía menos de ello cada día.

Buscó en su armario y tardó en decidirse que camiseta usar. Tenía de diversos tipos pero se inclinó más por los de sus clubes favoritos.

Estaba el de Brooklyn Dodgers, New Jersey Nets y el de New york Islanders. Se inclinó por el primero. Ella, su padre y su hermano eran fanáticos del deporte. Se podía decir que el béisbol y el Hockey lo llevaba en las venas.

Después de vestirse para el trabajo, en unos jeans y una cómoda camiseta de los Dodgers², se despidió de su amiga que no iba a la universidad por ser sábado.

¿Por qué tenía que trabajar era la cuestión?
Bueno, la cafetería estaba abierta veinticuatro siete y ella tenía varios turnos que incluían los sábados en un horario diurno.

Incluso tan temprano, las calles ya estaban siendo transitadas por automóviles, algunos de lujo y otros solamente taxis, uno detrás del otro como una coreografía practicada, al igual que los peatones que cruzaban el paso de cebra en un semáforo.

La ciudad era muy poblada por ser una pequeña marisma.
Antes de salir de su ciudad natal había pasado mucho tiempo haciendo un mapa de los lugares que quería visitar y su mejor opción para mudarse era Brooklyn. Como la ciudad tenía señales de tránsito a lo largo de las avenidas con expresiones asociadas, le llamó la atención "Home to Everyone from Everywhere³" es por eso que no pudo elegir otra ciudad y también porque tenía a su prima en ese lugar, una persona que pudiera "guiarla".

Stephanie era de Alabama, donde todos eran diferentes; tenían barro en la suela de los zapatos y un acento muy notorio.
El agobio que sentía en su pequeño pueblo fue un impulso que la hizo salir con sus maletas sobre la carrocería de su auto; además de la diversidad de habitantes en Brooklyn que la fascinó, no dudó un minuto en vivir con su prima.

Ella pudo verse fácilmente enfrascada en sus pensamientos sobre lo que pasaría en la siguiente lectura con Adam. Al igual que algunos Brooklynites, que caminaba con la cabeza gacha, no pudo alzar la vista para adorar a la ciudad como siempre lo hacía.

Dobló en una esquina mecánicamente, su ruta ya le era familiar, tanto así que ni siquiera tenía que levantar la mirada para esquivar un buzón de correo, faroles o una papelera en la acera.

El callejón en el que entró estaba sin rastros de vagabundos. Dos contenedores de basura estaban apoyadas contra las desnudas paredes de los bloques del edificio, el callejón desembocaba en dos salidas y la puerta trasera por el que siempre entraba estaba cerrada como de costumbre.