Final parte 2. #extra

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-No se me da muy bien decirlo con delicadeza -dijo Stephanie.

-Lo haremos bien, nena -dijo Adam con certeza.

Stephanie apretó la mano de Adam, deslizando su mano en la de él para infundirle valor. Aunque era ella la que lo necesitaba para enfrentar a sus padres.

Se miraron una vez más antes de dar un paso hacia la casa.

-¿Stephanie? -dijo Jace, saliendo del granero. Se acercó con cautela, midiendo el rostro de su hermana. Él sabía cuando ella tenía que decir algo que no le iba a gustar a nadie. Como la vez que les presentó a Daniel. Ese día fue el peor de su vida, porque impidió que ellos le hicieran daño. Se sintió malvada por pensar en que Daniel se merecía todo el dolor que le hubieran podido infringir en la vida.

-Jace -dijo Adam en forma de saludo.

Él asintió. -¿Qué hacen aquí? Si vienes por el trabajo estás contratado.

-No estoy aquí por el trabajo.

¿Trabajo? Ella se perdía algo.- ¿De qué hablan?

Adam la rodeó con sus brazos. Ahora hacía ese gesto cada vez que la tenía cerca, un gesto de protección. La mano descansando en su vientre y el otro en su cintura. No es que no le gustara, al contrario, le encantaba y a veces sacaba provecho de ello.

-No importa.

-¡Pulguita!-gritó su papá desde la puerta principal atrayendo su atención.

Stephanie podía sentir la mirada de Jace perforándola en lo más profundo de su piel.

-¿Qué hacen aquí? -dijo su papá.

Adam abrió la boca, pero ella la cerró con su anuncio. -Queremos hablar con ustedes.

Dos minutos después se encontraban sentados en la sala de estar, esperando por lo que Stephanie tenía que decir.

-¿Y bien? -preguntó Jack.

Jace se limitó a cruzarse de brazos recostado en la jamba de la puerta. Por más de que quería parecer despreocupado, sus sentidos estaban en alerta.

Adam se aclaró la garganta. -Señor, quiero casarme con su hija.

Stephanie miró a su padre y luego a Jace. No había una expresión de sorpresa. Nada.

-Bueno, ya era hora -dijo su papá.

Jace sonrió. -Bienvenido a la familia.

Eso fue demasiado fácil, se dijo.

Jace se dio la vuelta para marcharse y su papá se levantó del sofá. -Bueno, volvamos al trabajo.

Stephanie frunció el entrecejo. Tragó saliva y soltó en una diarrea verbal: -Estoy embarazada.

Mierda. Probablemente no debió haberlo soltado así. Hubo un momento tenso de silencio, su papá y su hermano no se movieron un milímetro. ¿El tiempo se había detenido?

Adam apretó su mano y tragó saliva. -Puede que fuiste un poco demasiado brusca.

Lo miró. -Lo siento.

-No importa.

Cuando volvió a mirar a su papá ya había dado un paso hacia ellos, con los ojos clavados en Adam. Eran para él como una bomba en el lugar equivocado.

¿Dónde estaba Jace?

Su pregunta fue de lo más estúpido. ¿Dónde más estaría si no fuera a buscar el rifle?

Se levantó del sofá y se puso frente a Adam, protegiéndolo de la mirada amenazadora de su padre. -Papá, Adam no tiene la culpa de nada. Fue un accidente.

Seduciendo al mejor escritorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora