Cap.- 97. Caricias.

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Vamos camino a mi casa y él tiene su brazo encima de mis hombros, como si fuésemos abrazados, muy juntos. Ninguno dice nada, no hablamos, pero no hace falta. Es el momento idóneo en una reconciliación. El tacto de su piel sobre la mía.

Cuando llegamos a mi casa nos paramos enfrente de mi puerta y él no sabe bien qué hacer.

-¿Quieres que entremos?-le invito. Por dios, que diga que sí.

-¿Estás sola en casa?-me pregunta.

-Creo que está mi hermano pero no pasa nada.-le digo y abro la puerta esperando a que mi hermano me reciba, pero no hay nadie en casa.

-¿Leo? ¿Hola?-grito pero ninguna voz infantil me contesta. Estoy sola en casa.

-No, no hay nadie.-le digo y Lucas acaba entrando en casa.

-Acomódate, siéntate donde quieras. ¿Quieres que cenemos aquí?-le pregunto.

-¿Es una especie de cita?-me dice y se ríe.

-Bueno, es...una toma de contacto. Necesitamos hablar sobre lo que ha pasado Lucas...-le digo mientras enciendo la tele y busco algún canal en el que echen algo interesante.

-Sí, tenemos que hablar, pero esta noche no.-me dice mientras se acerca a mí y me pone sus manos en mi tripa.

-Lucas...hay cosas que quiero comentarte, que no entiendo.-le digo.

-¿Confías en mí?-me dice casi al oído.

-A veces sí, otras no demasiado.-me sincero con él.

-Pues entonces hoy confía en mí, y mañana te juro que hablaremos sobre todo lo que tú quieras. Llevamos demasiado sin estar bien.-me dice y yo en parte pienso igual que él, pero aún así sigo algo cabreada, quiero explicaciones.

-Pero Lucas quiero explicaciones.-le digo pero me calla besándome la boca y yo, que tal vez debería apartarme, no lo hago. Vivo el instante.

-Un telepizza. ¿Te hace?-me dice y yo acepto.

Lucas llama y hace el pedido. No me pregunta qué ingredientes quiero, pero creo que sabe que me gustan todas.

Nos sentamos en el sillón juntos y nos empezamos a acariciar suavemente, él mi hombro y yo su pecho, aunque con su camiseta es algo incómodo.

Subo la cabeza y me quedo observando como está entretenido con la televisión, pero cuando se da cuenta, baja la cara hacia mí pero no me besa.

-¿Estabas mirándome a mí?-me pregunta muy cerca de mi boca.

-Creo que sí. No tenía mejores vistas.-le digo y no consigue dar el paso. Yo tampoco lo haré. A ver quién aguanta más, si él o yo.

-Sabes que no puedes resistirte Rocky. No lo hagas.-me dice susurrándome y mirándome a los ojos.

El silencio que se crea entre los dos es de los que nunca deberían acabar, de esos en los que solo hay fuerzas entre los dos y que somos capaces de romper, nosotros, los dos.

Acabo besándole suavemente, sin cerrar los ojos. Quiero ver de cerca su mirada a mí dedicada, su expresión, sus ganas de mí ahora.

Me separo de sus labios pero me quedo muy, muy cerca de ellos. Le acaricio la cara y él me sujeta mi mano sobre su rostro. Me mira, y yo le miro.

Intento decirle todo con la mirada, un simple "te quiero" en peligro de extinción, porque desde luego, a mis 17 años, creo que nunca tendré un te quiero tan sincero como este. 

Lucas me besa más intensamente, y no cerramos los ojos. Me acaricia la piel de mi cara, baja su mano hasta el borde de mi camiseta.

-Quítatela.-me dice y eso me descoloca.

-Creo que no deberíamos hacer nada sin antes hablar Lucas, por favor.-le pido. Si me lo vuelve a decir yo no tendré el control sobre mí.

-Es que no quiero hacer nada de eso, solo quiero acariciarte.-me dice y veo a un Lucas tan tierno que me la quito sin pensar en que tal vez dentro de poco mi familia volverá.

Él pone la mano sobre mi hombro y la desliza por todo mi brazo. Acaba y me besa de nuevo, pero levemente. Me pasa su mano esta vez por el cuello con un simple roce, y baja por mi clavícula, y después entre mis pechos sin tocar ninguno. Yo me tumbo hacia atrás como respuesta a sus exploraciones sobre mi cuerpo y él pasa la mano por en medio de mi abdómen y baja hasta mi ombligo, lo rodea y después me besa el ombligo. Gira la mano hacia mi costado y me obliga a que me levante. Me dice que me ponga encima suya y yo lo hago. Me pongo encima suya y empieza a naufragar por mi espalda. Empieza desde mi nuca con un dedo a bajar por toda mi columna vertebral, cada vez apretando más su dedo contra mis vértebras por todo el recorrido, y cuando llega a la zona baja de mi espalda pone su otra mano, completamente abierta y me agarra fuerte, como si no quisiera que me marchase.

Sube su otra mano hacia mi dorsal y me acaricia. Mientras hace todo esto yo no dejo de mirarle. Parece un niño pequeño descubriendo nuevas sensaciones, nuevos mundos.

-Me quedaría cada noche contigo solamente para tocar tu piel.-me dice subiendo la mirada y nos encontramos de nuevo.

Llaman a la puerta y el momento se desvanece. Nuestra cena ya está aquí.

-Espera, ya voy yo.-me dice Lucas, me quito de encima suya y me pongo la camiseta.

Cuando viene con ella nos vamos a la cocina y cenando hacemos alguna que otra tontería, me da de comer y hace que me manche, yo le doy en su brazo un puñetazo como si me hubiese enfadado pero lo único que consigo es reírme. Hace tonterías conmigo con el borde de la pizza y me pica.

Oigo la puerta. Mierda. Han llegado.

-Hola cariño, al final me h...Ah, Hola.-dice mi madre y no me queda más remedio que presentarles. Joder, qué incómodo, y más con lo que he hablado con ella esta mañana.

-Mamá, este es un amigo, es Lucas.-le digo.

-Encantada.-dice mi madre.-Bueno, me voy arriba. Que os aproveche.

Mi madre desaparece y Lucas se echa a reír.

-Parece que he asustado a la mamá Rocky.-me dice y yo me río, pero soy consciente de lo que acaba de decir.

-No, pero es raro que yo traiga a alguien que no sea Sandy.-le digo.

-¿Debo sentirme privilegiado entonces?-me pregunta y yo asiento. 

Cuando acabamos de cenar, Lucas se despide de mi madre y de mi hermano y salimos a la puerta.

-Me hubiera gustado estar más tiempo contigo. Otro día te llevaré a mi casa.-me dice y yo me muerdo el labio por la verguenza que me entra.

-¿Mañana nos vemos?-le pregunto y bajo la mirada porque no quiero llevarme un no por respuesta.

-Sí, mañana quedamos y hablamos de todo lo que teníamos que hablar.-me dice y yo sonrío.

-¿A las siete en la plaza del Colorao?-le propongo.

-Claro, allí estaré.

Me dice y se despide de mí con un beso. Ya no puedo contenerme y yo le sigo. 

Nos separamos y el se va calle abajo, pero no sin antes girarse y guiñarme un ojo.

Cierro la puerta y le digo a mi madre que me iré a mi cuarto. Le doy un beso de buenas noches, al igual que a Leo y subo a mi habitación cerrando la puerta. Me pongo el pijama e intento acariciarme tal y como Lucas lo ha hecho, pero no siento electricidad entre mis dedos.

Me tumbo en la cama y no me creo que estemos así de bien, después de lo mal que lo he pasado, pero tal vez volvería a pasar por lo mismo si al final fuese todo como esta noche.

Y es que estoy atada, estoy atada a Lucas. 

Ojalá una vida de sobra para dedicarle noches, noches a duermevela o noches durmiendo sabiendo que al despertar estará ahí. Que con él ninguna mañana podría ser mala.

Ojalá dedicarle a Lucas cada una de mis "Rocky" interiores. Ojalá poder ser la chica que le llene tanto, tanto, que nunca más volviera a tener sed.

Buenas noches, noche de verano.

Conociendo a RockyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora