Over Again. ~ Secuela de Loverboy - Nathan Sykes Fanfic. (versión español)

Capítulo 21. || "Miedos y debilidades."

Había sido justo lo que esperaba. Tal vez con un poco menos de dolor y agonía que como lo describe la gente. Bueno, tal vez solo un poco dolor al principio, pero una vez que Nathan me dijo que me relajara había sido ¡Increíble! Sí, con i mayúscula y signos de exclamación incluidos.

Pero, aún así una parte de mí aún vagaba por rincones recónditos borrosos que no lograba comprender. Algo del dolor, del desespero... era tan conocido.

Aún así, hacerlo con él fue la mejor experiencia. Fue como si estuviera flotando en el aire, y que la gravedad me atrajera de nuevo a la tierra causando un cosquilleo en mi barriga. Fue como si cada nervio de mi cuerpo se prendiera en fuego a la misma vez, como si mi sentidos se hicieran más potentes.

Y ahora él estaba allí, acurrucado conmigo, envolviendo mi cintura en sus brazos desde atrás, respirando lentamente sobre mi cuello, erizando mi cabello. Sentía el latido descontrolado de su corazón tamborileando contra mi pecho tratando de igualarse al mío.

—Wow. —tomé un respiro.

—Wow ciertamente. —él repitió.

Me volteé en sus brazos para darle la cara, su rostro a unos dolorosos y escasos milímetros de mi.  —¿Y de esto me perdí toda mi vida?

Sonrío. —Al parecer. —besó mi frente.

Exhalé por la nariz. —Pensé que tu sabías que... Ya sabes... Que eras el primero.

—Pues Patrick te tocaba de maneras que me hacían pensar que ya te había arrancado la flor.

Me estremecí ante ese nombre, y de repente estuve demasiado consiente de las manos de Nathan a mi alrededor, de nuestros pechos juntos... Se sentía mal.

Pero aún así bufé. —Pues no. Mi flor la iba a tener un hombre a quien de verdad amara.

Nathan se quedó mirando mis labios, y entonces después de que casi se rompieran ante su mirada, me dio un pequeño beso. Mordí mi labio inferior una vez que se alejó. —¿Te puedo hacer otra pregunta? —susurré.

—Claro. —él respondió, sin quitar sus ojos de los míos.

—El año pasado, en París... Cuando traté de hacer esto contigo me dijiste que no me querías lastimar... ¿A qué te referías?

Miro hacia la pared atrás de mi con ojos vidriosos, como si el recuerdo fuera humo que le estaba irritando la visión.

—Pues yo lo decía porque... —vaciló—. Pues porque tenía miedo de que te causara algún daño. Verás, hay gente en este mundo mala, muy mala Ashley. Alcohólicos, adictos al sexo, consumidores de drogas... Y yo... Hubo un momento en que yo estaba fuera de control, Dios sabe a cuántas mujeres engañé y con cuántas me acosté, pero toqué fondo. Y esa noche pensé que si tal vez me gustaba demasiado hacerlo contigo, yo te iba a comenzar a maltratar o algo así. Pensé que no iba a tener autocontrol, porque es que Dios —su mandíbula se tensó, y puso un mechón de mi cabello detrás de mi oído—, me gustas tanto, Ashley, y te amo, por eso no quería que eso te pasara a ti, y mucho menos ser yo el culpable. Y es por eso que yo ni mi pasado te merecemos, todos los días me levanto pensando en el día en que me vas a dejar porque te das cuenta de que soy un monstruo y no te merezco...

De pronto, todo tuvo sentido. —Yo te amo, y no te voy a dejar, te lo prometo. —pegué mi frente contra la suya.

—Espero que no que te de asco. Eso está en el pasado, cuando mi vida era un vacío y tu te habías ido y yo estaba fuera de control. —cogió mi rostro en sus manos y besó la punta de mi nariz.

—¿Cuándo fue eso?

—¿Que cuándo comencé a tener sexo con cualquiera que cayera en mis trampas?