Normani

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Normani trabajaba por las noches en la tienda de autoservicio de la gasolinera, eso le ayudaba a pagar sus estudios y a pagarse un techo en dónde dormir.

Aquella noche volvió a ver a su amiga de la infancia, Lauren. Llevaba días sin verla deambular por las calles o sin cruzar por su puerta, como era su costumbre; cada noche compraba cigarrillos que seguramente ni siquiera fumaba -al menos eso le gustaba imaginar a la morena- o un par de refrescos.

En cuanto la vio cruzar por la puerta, su mente viajo al tiempo que solían compartir juntas, cuando eran menores, cuando eran inseparables, Lauren siempre había sido tímida, comparada a ella, que era aventurera y tenía unas ganas inmensas de comerse al mundo, recordaba haber sido quien le enseñó a patinar, quien le mostró cómo divertirse en las calles. Eran las mejores amigas, sin embargo, todo cambió cuando los padres de la ojiverde se enteraron de dicha amistad, ninguna de las dos entendió qué había de malo, eso de las clases sociales no lo comprendían, y siendo sinceros en la actualidad tampoco lo hacían.

Los padres de Lauren le prohibieron salir nuevamente con Normani, la mandaron a un internado por unos años, aunque estuvieron separadas por bastante, el cariño y la preocupación continúo siendo mutuo. Pasaron algo de tiempo juntas en la adolescencia, pero los síntomas en Lauren eran mayores, así que comenzó a aislarse y con el tiempo se perdieron un poco la pista, aunque no del todo.

Los sueños de Normani eran terminar su profesión y salir de aquel lugar que tanto la frenaba, nunca tuvo claro a qué se quería dedicar, hasta que Lauren enfermó, fue entonces cuando comprendió completamente que quería ayudar a personas como su amiga; así que desde el verano que cumplió los 20, empezó a estudiar medicina, sus ganas de ser neuróloga eran mayores día con día.

Normani observaba con cautela cada movimiento que Lauren hacía, en el fondo su corazón se rompía cada vez que veía a su amiga, se llenaba de impotencia al saber que no había nada que pudiera hacer para cambiar sus situación.

Quiso preguntarle cómo estaba, en dónde había estado, si en ese momento se acordaba de ella, pero su valentía no llegó lejos, por lo que sólo pronunció un débil "cuídate por favor, Lolo" su amiga no respondió nada, simplemente le regalo una sonrisa, que en lugar de calmarla, logro alterarla.

¡No Dispares! (camren)Where stories live. Discover now