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Para Lauren la noche había sido una batalla, mientras la morena se encontraba en el evento de beneficencia; había tenido un ataque de pánico, tiró algunas cosas que se encontraban sobre sus muebles y rompió aquella foto que aún conservaba de sus padres, los recuerdos de esas horas fueron completamente inexistentes. Se encontró perdida en aquel pueblo que debería saber de memoria, camino por las calles mientras se abrazaba a sí misma, nada le parecía familiar y buscaba entre los rostros de las personas algo que la hiciera sentir segura.

Caminó hasta llegar al lago, el único lugar que su mente no olvidaba, se sentó en la banca fría y limpió los rastros de sus lágrimas, se perdió en el reflejo del agua calmada, hasta que una voz la sacó de sus pensamientos "La fiesta fue un asco, muchas caras largas y aburridas; ojalá hubieses estado conmigo" bufó la chica de ojos chocolate, Lauren pareció no mostrar interés, la menor se sentó con dificultad, "¿Qué hay de especial en este lugar?" La morena llevaba un vestido rojo que se ajustaba a sus curvas con perfección, sus pupilas estaba semi-dilatadas y su aliento era una combinación de alcohol con menta, su cabello era un pequeño desorden y de sus manos colgaban sus tacones negros.

Lauren pareció perdida en sus pensamientos, la menor se rio con un poco de ironía, "Tierra llamando a Lern, es que estás pensando en la inmortalidad de los cangrejos ¿o?" trató de bromear, pero la ojiverde pareció no entender a lo que se refería, la paciencia de la morena aquella noche no era mucha, sin embargo, intento contenerse "¿Por qué siempre vienes a este lugar?" cuestiono en voz baja.

Lauren abrió la boca y la otra chica pensó que contestaría a su pregunta, pero no fue así, pues de sus labios salió un extraño "Las langostas" La morena no entendía de qué hablaba y sin pensarlo volvió a formular una pregunta "¿De qué diablos hablas?" La miro con insistencia "Las langostas son las inmortales" volvió a articular Lauren, pero la menor se había cansado y en un arranque grito "¡Qué mierda dices!" La ojiverde pareció no entender su enojo y con suma inocencia contestó "Lo juro, lo he leído hace mucho, los cangrejos no son inmortales, las langostas sí".

<<Me está tomando el pelo>> pensó la de ojos chocolate, su paciencia estaba por romperse, respiró profundamente tratando de contener los malos sentimientos y más calmada volvió a formular la primer pregunta "¿Qué tiene de especial este lugar para ti?" Suspiró observando fijamente a la de piel pálida.

Lauren se puso nerviosa al observar a la morena, e intento contestar la pregunta, pero no logró encontrar orden en sus palabras y en su mente los recuerdos comenzaron a llegar. La menor se sintió herida nuevamente tras el silencio, tal vez por las copas de más fue que se rompió y sólo pudo gritar "perdone señorita, ya recuerdo que sólo soy la puta que le hace compañía por las noches y le ofrece sexo cuando está de ganas... y... y que... que su vida personal debe importarme una mierda" sus ojos estaban inyectados de rabia y su corazón latía con velocidad.

Acomodó su cabello con su mano derecha y suspiro dándose cuenta de lo que había dicho, inmediatamente la culpa se apodero de ella, mantuvo el silencio sabiendo que nada traería sus palabras de vuelta <<No es como que a Lauren le preocupe lo que siento o digo>> pensó. Pero esta vez estaba equivocada, la de piel pálida se había vuelto un cubo de hielo tras escuchar esas palabras, le resultaba increíble que después de tanto tiempo compartido, se hubiera dado cuenta que esa era la forma en la que la hacía sentir, en su corazón sentía punzadas de dolor, pero tenía claro que no podía evitarlo.

Lauren comenzó a llorar enterrando su cara en sus manos, aspirando con todas sus fuerzas, la morena se acercó a ella y la abrazó, pegando sus cuerpos, haciendo que ambas sintieran calor, deposito un beso torpe en su frente y sus dedos delgados acariciaron lo largo de su espalda, mientras ésta empezó a toser quedándose sin aire.

"Lau..." Dijo en un tono temeroso, tenía la intención de disculparse por sus palabras pero fue interrumpida "papá... Él... un día me trajo a este lago" encontraba coherencia en su habla y eso le daba seguridad para continuar "pensé que era para cambiar, que dejaría su... su mierda, que por fin volvería a quererme... Que me enseñaría a usar un barco de control remoto, o que me llevaría a alimentar las palomas o a las ardillas tal vez, no sé... Algo... pero en lugar de eso... Lo hizo... Hi... se hizo daño a él mismo... le vi sacar un arma... y disparar dentro de su boca" los ojos de la morena se volvieron a abrir con fuerza y nuevamente el silencio triunfo.

La menor se sentía culpable nuevamente, pero por su parte, Lauren se sentía aliviada, era la primera vez que hablaba de ello con alguien que no fuera la policía o los abogados, ambas permanecieron abrazadas por un largo periodo. Estar así era como estar en casa para ambas.

Lauren limpio sus lágrimas y alejo un poco a la otra chica "gracias" formulo sin dificultad, la menor asintió y sus tripas rugieron, un ligero rubor se apodero de sus mejillas, la ojiverde la miró con gracia, se puso de pie y le entregó un par de billetes "te veo en casa" Dejó salir con timidez. Se dio media vuelta y comenzó a caminar, hasta que la voz de la morena la detuvo "espera" frenó en seco y giro su cabeza, la menor se acercó a ella e hizo que sus ojos se conectaran "mi nombre es...." se detuvo por la inseguridad que decir esas palabras le producía, pero las comisuras de Lauren se levantaron mostrando el inicio de una sonrisa, sus ojos tomaron un brillo especial, lo que le permitió a la castaña saber que podía continuar sin miedo alguno, tomó una bocanada de aire y repitió con firmeza, "Lauren, mi nombre es Camila" humedeció sus labios y completo "Camila Cabello" le dedicó una sonrisa. La ojiverde sintió cómo si su corazón saliera de su pecho y  todo colapsaba dentro suyo, pero al segundo se volviera a construir.

Lauren se acercó temblorosa, tomó las mejillas de la menor y besó sus labios, fue un beso calmado que duro poco menos de un minuto, "Camila" susurró como si fuera un secreto, como si no quisiera que nadie repitiera aquel nombre, se acercó nuevamente y deposito otro beso. Volvió a alejarse y caminó hacía su departamento.

¡No Dispares! (camren)Where stories live. Discover now