Lauren

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Lauren abrió con dificultad la puerta de su departamento, se había perdido un par de veces y en otras ocasiones no estaba segura de cuál era su puerta, pero finalmente llegó a la puerta café que tenía un 27 de metal, con el reloj marcando las 7 de la mañana.

El ruido de la regadera se alcanzaba a percibir, pero no le dio importancia; fue directo al estudio, se sentó en el sillón de piel negro que pertenecía a su padre, una vez más los recuerdos golpearon su mente y minutos después se fueron desvaneciendo, causando frustración, las lágrimas volvieron a aparecer, un ataque de ansiedad llegó hasta hacerla caer en sus rodillas, abrazó sus piernas con fuerza, mientras negaba repetidamente con la cabeza, su cuerpo temblaba.

El primer recuerdo fresco que tuvo fue el de su abuelo, el verlo caer al vacío, su grito de desesperación y su cuerpo inmóvil tras haber caído del séptimo piso. "Cinco minutos te he pedido que lo cuides" las palabras de su madre se repetían una y otra vez; llevo sus manos a su cabello y jaló de él un poco. Su respiración era completamente alterada.

El segundo recuerdo fue el de su madre, la razón no podía traerla a su mente, pero sí la imagen fresca de su cuerpo sin vida dentro de aquel ataúd de madera, los velos negros de las personas, las palabras vacías que todos le decían, qué iban a saber ellos sobre qué decirle a una niña de 12 años cuya madre acababa de morir. Recordó la tristeza que le invadió, la forma en que su vida cambió completamente cuando eso paso.

Después llegó el recuerdo de su padre, quien gastaba toda su fortuna en alcohol. Después de lo de su madre, se dejó caer poco a poco hasta que tocó fondo y no hubo vuelta atrás, él también se fue, sus palabras golpeaban su pecho, el cómo la culpaban por todo lo ocurrido, recordó los síntomas que tuvo alguna vez y ahora eran presentes en ella también, recordaba cómo su padre perdía el control, recordaba que en ocasiones no la reconocía, pero sobretodo recordaba el ruido de aquel disparo con el que se quitó la vida frente a ella.

"Yo no he sido" gritaba con desespero "yo no lo he hecho" continuó "yo no los he matado" se meneaba negando con la cabeza y las lágrimas no dejaban de salir. La ansiedad no se iba y el aire empezaba a faltar. Los recuerdos la volvían completamente inestable.

"hey tranquila, tú no lo has hecho" se escuchó la voz de la chica de las galletas, quien la tomo en brazos y la apoyo sobre sus piernas, dejando que su mano acariciara su espalda, la miró con ternura y le limpió las lágrimas, su pulso se regularizó y el ataque parecía irse. Las fosas nasales de Lauren se inundaron con el olor del shampoo de la morena, quien besó la comisura de sus labios, cerró sus ojos y se quedó con ganas de más.

El silencio se volvió a hacer presente, hasta que la ojiverde rompió en llanto nuevamente. La menor la rodeo con sus brazos, y la chica pálida se escondió en su pecho, mientras jugaba con su cabello, se dirigieron a la habitación, ambas se recostaron sobre la cama, mientras la morena tarareaba una canción de cuna, recorriendo la espalda desnuda de Lauren, hasta que sus ojos se cerraron por la hinchazón, su cabeza dolía como un infierno. La chica de cabello oscuro durmió tranquilamente, como cada vez que la morena se quedaba con ella, sin pesadillas, sin respiraciones agitadas.

¡No Dispares! (camren)Where stories live. Discover now