Capítulo 4

9.5K 1.1K 304
                                    

La he perdido.
He llegado tarde para evitarle el sufrimiento a mi pequeña.

He olvidado por un momento su existencia.

Y le he causado un sufrimiento aún mayor dejándome llevar por la emoción y toda la satisfacción  que añoraba por volver a sentir.

Pero, curiosamente, no mearrepiento de lo que hice.
Solo de que ella lo viera.

El hombre de cuarenta y tantos que estaba encima de mi pequeña Ámber se quedó asombrado por mi presencia. Inmediatamente me lancé a por él, quitándolo de encima.

Ámber lloraba en silencio, tenía la cara contraída y su cuerpo era un cúmulo de temblores, estaba completamente desnuda y tenía el cuerpo lleno de moratones. Se abrazó las piernas intentando cubrirse y eso terminó de destrozarme.

Se cubría de mi.

Se avergonzaba de estar en ese estado frente a mi.

Miré a aquél hombre con repugnancia y, al recordar la sonrisa que tenía en su cara segundos antes de entrar, me produjo una sensación enfermiza que terminó de enloquecerme.

Mis dedos comenzaron a hormiguear y el escalofrío que subió por mi espalda me preparó para lo que venía.

Me acerqué a él con rapidez  y empecé a asestar golpes. En la cara, en el vientre, en el pecho.

No descansaría hasta verlo irreconocible, haría añicos su asqueroso cuerpo como el destruyó a mi pequeña Ámber.

Emitía pequeños gemidos de dolor con cada golpe que recibía, que lentamente llenaban aquel hueco vacío en mi pecho con una indescriptible sensación.

Me empujó con una fuerza arrolladora que casi me lleva al suelo, sus labios emitían palabras que no escuchaba.Estaba ocupado pensando en una manera de devolverle todo el maldito daño que le hizo a mi Ámber. A su hija.

Le cogí por el cuello con aquella imagen en  mi cabeza, él encima de Ámber. Estampé su cuerpo contra el suelo y me subí a horcajadas, con el corazón latiéndome en la boca de la emoción que me producía verlo en ese estado. Sangrando por la nariz y boca, cada vez mas débil.

Una sonrisa se extendía por mi cara cuando me lanzó un golpe a la mandíbula.

Me desorienté por la sorpresa, dándole ventaja de empujarme, alejándome de su cuerpo.

Se levantó tambaleante a lo que sonreí.

Su asqueroso cuerpo desnudo me motivó aún más, y me acerqué a él lentamente, disfrutando del momento. Disfrutando el temor que me expresaban aquellos grises, disfrutando todo lo que le iba a hacer.

No saldría vivo de ésta.
y ese hecho me emocionó de una manera indescriptible.

Veía todo con lentitud. La manera en que, de un golpe, lo tiré al suelo, las patadas que asestaba, la manera en que se retorcía de dolor gritando con todas sus fuerzas, como mi cuerpo se estremecía del placer que me producía verlo en ese estado.

Un placer que tenía años sin sentir.

Sin poder aguantar más me volví a poner a horcajadas sobre su cuerpo intentando terminar el trabajo de una vez por todas.

Su cara estaba pálida y ya no hacía nada para defenderse de mis golpes, maldito cobarde. Había aceptado su final.

Mi cuerpo terminó de enardecerse por la furia, y levanté su cabeza con la intención de estrellarla contra el suelo, de ver y escuchar como su cráneo se hacía añicos bajo mis manos, de terminar con uno de los mayores problemas de Ámber.

Ámber, Ámber, Ámber.

—¡Lo vas a matar!—Exclamó Ámber con voz temblorosa. Le miré con temor.

Estaba acurrucada en una pequeña esquina y abrazaba con,fuerza sus piernas, temblaba por completo, sus ojos estaban abiertos con sorpresa y miedo.

Un miedo que iba dirigido hacía mi.

Todo lo que había  planeado evitar que viera, sucedió frente a sus propios ojos.

Me alejé inmediatamente de aquél hombre, acercándome hacía ella.

—¡Aléjate de mi!— Gritó mi pequeña Ámber, apretándose más contra aquel rincón, sus manos se levantaron instintivamente para protegerse la cara.

Sentía como algo se destrozaba dentro de mi al verla intentando protegerse de mi.

Yo jamás le haría daño.

—Pequeña..

El gritó asustado que profirió Ámber al acercarme un poco más, me hirió.

Toda la satisfacción que había sentido antes fue reemplazada por el dolor que sentía al ver a mi pequeña mirarme con otros ojos.

Pero, curiosamente, no me arrepentía de nada.

Solo de que ella lo viera.


    _____________________________

Pobre Ámber :( ¿que les pareció el capítulo?  ¿Les gusto?   ¡voten y comenten!

Y pásense por mi otra novela "la chica árabe" si quieren.espero les guste

Daemon PetrovHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin