Capítulo 5

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Si ambos estábamos rotos, ¿Quien nos arreglaría?

-Ámber, cariño..

Ámber alzó la mirada, pero no parecía verme directamente. Miraba a través de mi.

Sentí un nudo en el estómago que me llenaba de ansiedad, mi pequeña estaba muy lejos de mi, atrapada en su propio mundo. Me dolió saberlo. Me dolió mucho.

Mi dulce Ámber..

-Nos tenemos que ir, pequeña.

Me incliné para quedar a su altura, la llevaría lejos, donde nadie pudiera hacerle daño.

Mi pequeña ¿Que te han hecho esos monstruos que llamas familia?.

Suavemente deslicé mis maños por su cintura, levantándola del suelo.

No respondió a mi toque.

Alejé el enmarañado cabello de su cara, notándola llena de moratones.

Sus carnosos labios que siempre estaban curvados en una tierna sonrisa ahora estaban caídos, partidos y secos.

Oh, mi niña.

Sus manos subieron, tapándose.
Ámber miraba al suelo con una expresión que logró romperme aún más el corazón.

¡No, joder, no!.

Así no debería ser la primera vez que la veía desnuda. Así no debería ser como se desenvolvieron los hechos de este noche.

Me quité el suéter que tenía para ponérselo a Ámber, quedándome semi desnudo. No quería que llevara nada de sus cosas, nada que le recordara el infierno que había sufrido.

Le compraría todo un guardarropa nuevo, le daría todo a mi pequeña, recuperaría a mi dulce Ámber.

Abrí uno por uno sus cajones, hasta que por fin encontré el que guardaba su ropa íntima.

Cogí una pequeña braguita azul, su color favorito y un pantalón. Había decidido no dejar que se lleve nada, pero en éste momento no hay muchas cosas que pudiera hacer. Los quemaría en cuando pudiera. En cuando ella esté en su nuevo hogar, en su nueva vida. Bien calientita en su nueva ropa, pero por ahora solo quería cubrirla.

Ámber lloraba en silencio. Ni un solo sonido salía de ella. Nada.

Nada, igual que sus ojos. No expresaban nada.

Mi pequeña Ámber estaba vacía por dentro, ya no quedaba nada de la dulce alma que habitaba en ella. Solo un espacio vacío.

Un espacio vacío como el que yo tenía en mi pecho.. Un espacio en que solo ella rellenaba.

Si ambos estábamos vacíos ¿Quien nos llenaría?.

Si ambos estábamos rotos ¿Quien nos arreglaría?.

El pánico me inundó, no .. Yo necesitaba a mi dulce Ámber. Ella era la única luz que tenía en éste mundo de oscuridad, sí ella se apaga ¿Como la encontraría?

No pequeña, tranquila, todo volverá a ser como antes. No notarás la diferencia.

Me agaché a sus pies y metí la pequeña pieza de ropa íntima en sus piernas. Lentamente fui ascendiendo.
Ámber tembló, al igual que mi mundo.

Se alejó de mi de un salto, asustada.

-Yo no te haré daño, pequeña.

Algo en mi se removió ante ese pensamiento, no, no le haría daño. Me dolía que lo pensara, y me hirió más su mirada, oh mi niña..

Agarre el pantalón y delicadamente, metí una pierna en el, luego la otra.

-¡Arriba!-Sonreí ante la imagen y le cerré el pantalón.
Me miro con los ojos como platos, y la comisura de su labio derecho se levantó ligeramente.

Sí, pequeña, sonríe, vuelve a ser mi dulce Ámber, por favor.

- Vámonos, querida. - Le hable con delicadeza al oído. En respuesta, su piel se erizo, dándome una exquisita sensación. Sí, lentamente volvía a ser mi Ámber.

- ¿A donde?- Fue apenas un murmullo, muy bajito y triste, como toda su expresion. Mi pequeña apenas podía hablar.

-A un lugar mejor pequeña, a un lugar mejor.

Serás la señora Petrov, comenzarás una nueva vida y para ese entonces no tendrás nada que te ate a tu vida anterior, querida.

Volverás a ser la misma Ámber, mi Ámber, mi dulce Ámber.

Y viviremos felices para siempre.

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me encantó "sí ambos estábamos rotos,quien nos arreglaría" me encantó lo que escribí,lo admito jaja ,¿Que les pareció? Voten comenten y recomienden la historia !!

Daemon PetrovWhere stories live. Discover now