Capítulo 6

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  Esta vez cumpliría mi objetivo, hacerte feliz.

*


No había nadie en la casa.

No había nadie en toda la puta casa, excepto mi Ámber y ese hombre al que llama padre.

¿Como pude llegar tarde?
¿Como no sabía que se habían ido?.

Sabía de la sincronización automática de las luces, pero ¿Como no pude darme cuenta del poco movimiento que había?

Oh, mi querida Ámber.

¿Está seria la primera vez?

¿Había pasado antes?.

Maldita sea, si no me hubiera distraído al pensar en ella, en la vida que compartiríamos, hubiera llegado a tiempo de que ese hombre la tocara.

Todo es mi culpa. Mi maldita culpa.

Un nudo se me instaló en la garganta, impidiéndome respirar con normalidad.
Mi pulso había aumentado, y mi vista se nubló ligeramente.

—Lo siento Ámber—Susurré con dificultad— Fue mi culpa..—
Se me rompió la voz.

Estiré un brazo hacía el asiento del copiloto, intentando tocarla.

No.

Mi brazo se congeló. La miré, ella dormía profundamente.

No podía, yo jamás la tocaría sin su consentimiento, aunque me muriera por hacerlo.

Regrese mi brazo a su lugar y mis ojos al camino. Pero algo me inquietaba, verla así, tan quieta, tan tranquila, totalmente dormida.

¿Hace cuanto no dormía así?

Sus ojeras me confesaban que había pasado mucho tiempo de eso, pero, ¿Porque nunca me lo ha contado?. ¿No confiaba en mi?.

Sentí como mi corazón se encogía, dándome un dolor inexplicable.  Ella no confiaba en mi.
¿También había dejado de amarme?. ¿Será porque, hasta ahora, no la había sacado de ese infierno en el que vivía?.

—Mi dulce Ámber, perdóname por haber llegado tarde—Solté un pequeño sollozo, casi inaudible.

Ámber se removió, pero no, despertó. Deslicé el volante a un lado, girando en la curva y aceleré.

Ya casi llegamos, pequeña.

Apague el auto estacionándolo junto a la entrada, impaciente por meter a mi Ámber en su nuevo hogar.

Abrí la puerta del copiloto y con delicadeza la cargué en mis brazos.

Sonreí.

Aunque las circunstancias de que ella estuviera en mis brazos no fueron las mejores, estoy feliz por tenerla a mi lado.

Caminé con ella en brazos hasta la puerta, pero toda la alegría que sentía se esfumó al notar lo poco que pesaba. 

Lo primero que haría cuando despertara, sería darle de comer, no quería que mi pequeña se enfermara. Pasé el comedor y subí las escaleras en dirección a lo que sería su nuevo cuarto, nuestro nuevo cuarto.

Con delicadeza y evitando despertarla, la deposité en su nueva cama. Al instante comencé a buscar el pequeño bolso que había preparado para su llegada. Lo encontré sobre una mesa, junto a la carta que alguna vez ella me había escrito.

Rápidamente abrí el bolso y saqué el conjunto de piyama que le había comprado.  

Había prometido jamás tocarla sin su consentimiento, pero no permitiría que durmiera incómoda, lo que mas deseaba en este momento es que mi pequeña descansara, y que lentamente volviera a ser la misma Ámber que conocí. La misma Ámber de la que me enamoré y la misma que necesito.

Me acerqué a ella, quitándole los zapatos y las medias. Con mucho cuidado y esfuerzo, abrí el botón de su pantalón. Deslicé un brazo debajo de su espalda baja, levantándola ligeramente para pasar el pantalón por debajo. Lentamente fui deslizándolo, con miedo a despertarla. Conforme bajaba podía ver con mas detenimiento todas sus heridas y moratones. Tenia las rodillas rasguñadas y rojas, prácticamente todo su muslo estaba morado y excesivamente flaco.

Un escalofrío me erizó los vellos de la nuca y un temblor se instaló en mis manos al ver esa imagen de Ámber, todo mi mundo tembló, todas las emociones colapsaron entre sí asfixiándome, haciendo mas profundo aquel vacío en mi pecho y cegándome por completo, esto no se quedaría así.

Metí lentamente una pierna en la piyama y luego la otra, subiéndolo con la misma delicadeza, hasta situarlo en su lugar. Me enterneció verla con mi suéter y decidí que durmiera con el, quería estar junto a ella toda la noche protegiéndola, sintiendo su calor, pero tenía cosas que hacer, me conformaré con dejarla con una prenda mía, como una parte de mi.

Apagué la luz y cerré la puerta con lentitud al salir, no quería que nada perturbara su sueño, quien sabrá hace cuanto no descansa tan pacíficamente.

Oh querida, todo este tiempo yo he estado durmiendo tan plácidamente mientras tú has estado sufriendo, pasando por todo aquello completamente sola. He fallado en mi único propósito, que es hacerte feliz, pequeña.

Pero no te preocupes, ya llegará el momento en que te desprenderé de todo aquello y te daré la mejor vida que pudieras desear, todo eso junto a mi.

Salí al balcón y encendí un cigarrillo para poder calmarme. Le di una calada mirando el cielo estrellado que se extendía ante mi. Quería volver a esa casa, quería terminar el trabajo y estrellarle su cabeza repetidas veces contra el suelo, ansiaba escuchar el sonido de éste quebrándose, sentir el liquido viscoso derramándose por mis dedos, mirar como su cara se contrae de dolor, como sus ojos dejan de brillar.

Quería volver a experimentar esa sensación que hacía tanto tiempo no sentía, esa que me erizaba todo el cuerpo, que me hacía sentir vivo y lleno otra vez. Le di otra calada más profunda, y expulsé el humo con calma, notando como mi cuerpo se relajaba.

Debía pensar con tranquilidad, estudiar con detenimiento cada movimiento que haré, debía aparecer cuanto todos estén juntos y lo mas importante, que Ámber esté totalmente lejos de estos.  

Dándole una última calada comencé a idear un nuevo plan que acabaría con todos los tormentos de mi pequeña. Esta vez todo saldría a la perfección, no cometería ningún error, no habrá ningún contratiempo y lo mas importante, no habrá ninguna Ámber para detenerme.


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OOOH, que les ha parecido? siento no actualizar ayer!

EEEN FIN espero les haya gustado el capitulo VOTEN Y COMENTEN!!

Daemon PetrovWhere stories live. Discover now