Capítulo 16

4.8K 464 98
                                    

—¡Maldito! ¡No te atrevas a tocarla— Pero ya me había colgado.

Una sensación asfixiante se extendió por mi cuerpo, llenándome de temor.

No debí dejarla,maldita sea, no debí haberlo hecho.

Estrellé el teléfono contra el suelo mientras se me escapa un grito desde lo más profundo de mi ser. Un grito agónico. Un grito culpable.

Aquella voz volvió de mis pesadillas para torturarme.

Pero en algo se había equivocado.
Ya no soy el mismo niño indefenso e inseguro y esto no es una pesadilla, es el maldito mundo real.

No permitiré que se repitan los hechos.

Me incorporé, pensando fríamente mi próximo movimiento. No debo permitirme sentir dolor.
No debo permitirme sentir rabia.

Es tan malditamente difícil... Pero es un precio que tengo que pagar por Ámber.

Me abalancé al auto, jadeando, pero intentando contenerme. Debía ir, debía estar junto a ella y protegerla.

—¡Éste imbécil nos quiere matar y exponer a todos!—Gritó Aarón—¡¿Por qué no escondiste el puto auto como una maldita persona normal?!

Ignoré los llantos de Aarón y me dispuse a abrir la puerta del auto rápidamente.

—¿A dónde vas?—Inquirió Andy, al que ignoré olímpicamente.

—Se supone que íbamos a ir en la camioneta.—Aarón se acercó rápidamente y me cerró la puerta de un golpe.

Todo el mundo hizo silencio ante tal acto de irrespeto.

Éste niño sí que debe aprender las reglas de éste negocio. Esa fue la gota que derramó el vaso.

Ámber y su accidente.

Ámber y su embarazo.

La muerte de Marco.

La llamada.

El maldito desafío y altanería de parte de Aarón.

Todo eso se paseó por mi mente al momento de propinarle semejante golpe a Aarón. Se retorció en el suelo intentando defenderse mientras lo golpeaba una y otra vez.

Pero está vez no había satisfacción en ello, no lo disfrutaba, no me gustaba. No quería hacerlo.

—¡No estoy para soportarle los malditos prejuicios de un puto niñato!

Agradecí infinitamente a Santos cuando me separó de él.
Santos era el único que se atrevía a tocarme.

—No querrás desangrarlo antes del gran momento.—Sonrió malicioso.
Instintivamente mi rostro dibujó una sonrisa igual, o más siniestra que la de Santos. Aunque mi mente esté más allá con Ámber, teníamos que enseñarle a éste imbécil modales. Y a los demás que nadie se mete con Daemon Petrov.

—Tienes razón Santos, lo haré después.

Y me encaminé de nuevo al auto, cuando Santos se interpuso en mi camino, como si los últimos momentos no hubieran sucedido.  

—No Daemon, tú no te vas a ningún lado—Habló bajo y amenazante, intentando evitar que los demás escucharán nuestra conversación.

—¡Y una mierda!—Estallé empujándolo a un lado.
Ámber estaba en medio de algo que va más allá de ella por mi puta culpa, no permitiré que le suceda algo.

Santos me enfrentó cabreado, cerrándome el pasó.

—¡Está en peligro!—Gruñí evitando nombrarla, no tenían que saber de su existencia.

—¡Tú también lo estas, maldita sea!

Y era cierto, pero Ámber era más importante que mi propia vida.

—Tienes cuatro malditas vidas en tus manos además de la de ella, ¡¿Acaso no te importa?!— Fue como una bofetada que lentamente me devolvía a la realidad.

Tenía toda la maldita razón del mundo, era un puto hombre. El puto líder.

—¡Quiero media docena de nuestros mejores hombres custodiando su maldita puerta!—Grité sin poder creerme lo que haré. La volveré a dejar sola y en peligro.

Santos asintió y se dispuso a marcar un número en su teléfono mientras los demás rodeábamos el edificio hasta otro escondite dónde manteníamos diversos autos con falsas placas y sincronizados entre sí.

Ya es la hora. Que empiece el puto juego.

—Aarón, prepárate, Charlie ya está en camino.—Hablé por el dispositivo de comunicación que disponíamos.

—Sí.

—Sí, ¿Qué?—Gruñí.

—Sí, jefe.

Veía entre la multitud como iban cayendo uno a uno los guardaespaldas del gobernador, sin saber de dónde llegaban las malditas balas.

Éramos como un puto fantasma. Y reconocerlo me causaba una sensación de supremacía, era el puto diablo y me encantaba.

—Charlie...— Solo pude escuchar su risa enloquecida antes de oír el choque de un auto y la explosión de cristales del mismo.

Gritos y más gritos comenzaron mientras que el gobernador, asustado, no sabía qué hacer.

—¡Aarón, te toca!.

Miré sorprendido y un poco orgulloso como Aarón entraba a la acción llevándose al gobernador a donde habíamos acordado. Mientras éste, asustado por el caos y el hecho de que ninguno de sus hombres respondía, se dejó llevar.

Todo era un puto caos, la distracción había dejado ocho heridos, las personas se golpeaban entre sí asustadas y gritando enloquecidas.

Todo iba perfecto, es mi turno de actuar.

Pero una interferencia en el comunicador me detuvo.
Su voz, ronca y fría, se propagó entre el audífono que llevaba, erizándome la nuca y empujándome a la desesperación.

—Vaya Daemon, pensé qué te importaría más la vida de tú chica.

Y se desconectó.

Al igual qué mi mente.




___________________________

Espero os guste, voten y comenten que les leo ;) !!

Editado porque aja, ayer lo subi a escondidas (no podía tocar el teléfono y por lo tanto había algunos errores, lo siento)
NUEVO BOOKTRAILER!! VAYAN A YOUTUBE A REPRODUCIRLO :'( https://www.youtube.com/watch?v=Jws_eqjgzfc (Lo hice yo jujuju)

Daemon PetrovDonde viven las historias. Descúbrelo ahora