IV: Matarlo.

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Las habladurías de los esclavos siguieron por días, muchos días. Pero eso terminó cuando el faraón se enteró y ordenó a la servidumbre que a cualquier persona que tenga el atrevimiento de abrir la boca y hablar de ese tema, sería mandado a una ejecutación instantánea. Además, que si alguien de Alejandría lograba enterarse de aquello, darían con el receptor y harían escurrir su sangre, así de simple dictó el faraón. Después de dejar en claro, domar y aumentar su poder; se levantó de su trono dorado y fue a sus aposentos, al igual que los guardianes que lo escoltaban y protegían con espadas a la altura de su cadera.

Louis jamás volvió a tener un llamado del príncipe o algún otro castigo por los días transcurridos. Hasta ese momento cuando el príncipe Harry apareció en los pasillos y con una mirada fría y palabras toscas le ordenó que lo acompañara a la sala del trono para discutir de su alterado comportamiento dado anteriormente en sus aposentos. El omega solo pudo dar un gesto de afirmación con la cabeza y bajar la mirada, dirigiéndose a aquel salón con incomodidad e inquietud. La sala estaba sola, habían cuarto guardianes en las esquinas que se pusieron firmes en un sonido nuevamente cuando lo vieron entrar.

Apenas el sagrado alfa tomó asiento, con un gesto de manos le hizo saber que besara sus pies. Lo hizo.

"Awmygha." Habló finalmente y Louis se enderezó para apoyarse en sus talones desnudos. " Pídeme misericordia y perdón."

El omega soltó un jadeó de sorpresa.

"Hemef. [Majestad]." Susurró Louis. "Me atrevo a preguntarle el por qué debo hacer eso."

"Al parecer, sigues siendo un insolente." Observó el príncipe. "Te parece mucho el decir sarcásticamente que no merezco respeto y hacerme saber tu opinión acerca de no merecer la corona que llevo en mi cabeza."

El alfa lo observó con la indignación bañando su bello y sagrado rostro.

"Mírame." Ordenó.

Louis lo obedeció nuevamente y conectó sus zafiros en las gemas verdes del príncipe. Ninguno habló. Se mantuvieron mirándose y matándose con sus ojos. Louis sentía rabia por que el príncipe lo mandó a encerrar sin siquiera escucharlo o mirarlo. Y Harry sentía algo extraño en su pecho que decidió ignorar olímpicamente, en su mente pasaba una y otra vez las palabras descaradas del omega insolente. Separó los labios para repetirle una vez más que recapacitara, pero las puertas de altura exagerada abriéndose abruptamente lo interrumpieron.

El alfa que entró sudó frío al ver al futuro rey sentado en su trono. El olor del alfa delato su miedo cuando el príncipe le dirigió la mirada.

"Su alteza." Hizo una reverencia. "No sabía que estaba aquí." Titubeó.

El olor del alfa llegó a Louis y este abrió sus ojos mientras se quedaba congelado y tragaba duro. Quería irse, ese olor le causaba asco. Y eso no pasó por alto la atención del príncipe que lo miró de reojo. Sin darse cuenta Louis empezó a respirar más audible y hacer sonidos ahogados. El ser sagrado dirigió nuevamente al alfa guardián.

"¿A qué haz venido?" Demandó saber. El guardián tragó una vez más. "Ven aquí y haz el favor de informarme de tu presencia."

Apenas dijo eso, el de ojos zafiros lo miró como si  hubiera perdido la coherencia, al mismo tiempo que soltaba un "No" casi sin voz.

Harry lo ignoró.

El guardián cuanto estuvo a tres pasos del príncipe, Louis no lo soportó y se levantó de un salto e inconscientemente fue hacia adelante, como si de un momento al otro el suelo quemara. Fue avanzando hasta quedar al lado del trono.

"Habla de una vez."

"Vine a llamar al Awmygha." Aclaró con vacilación. "La beta de la cocina lo necesita."

Awmygha [Omega] Where stories live. Discover now