VII: El sonido de unas sonrisas.

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¿Por qué tenían que alejarlo de las personas que quería? ¿Por qué se le arrebataba esa pequeña felicidad que poseía? Solo es algo malditamente injusto. Cuando vio su cuerpo desparramado en el suelo corrió sin dudarlo y tocó esa blanca y helada mano. Se prometió que jamás volvería a llorar estando en ese lugar, pero era inevitable no hacerlo cuando con un movimiento ese cuerpo no despertaba. El dios de la muerte lo tortura sin razón alguna, sin una maldita razón.

Se llevó a la mujer que lo apoyó sin siquiera titubear en sus acciones, la mujer que le sonrió y abrazó cuando más lo necesitaba y solo ella podía hacerlo.

Ya era de noche y aún tenia rastros de lágrimas secas en sus mejillas, el viento lo estaba congelando y su boca se estaba poniendo un poco azul, pero ya tenía poca importancia. Ella no merecía morir así. Aún había una persona que la necesitaría parte de él. Esa persona estaba en suelo llorando sin importarle el hecho de que lo vieran y lo miraran incrédulos. La cruz de piedra estaba inmóvil con un nombre en ella.

La arena ya estaba helada, era muy tarde y muy peligroso esta en el desierto. Corriendo el riesgo que el viento se descontrole y te hunda bajo la pesada arena.

Un rugido brutal y un sollozo lo asustaron, y enfocó mejor su vista para ver a el alfa de pie, apretando los dientes.

"Lo mataré."dijo. "Mataré a ese maldito Malnacido."

Zayn recogió su espada enterrada en la arena y con pasos firmes tenía pensado dirigirse al templo, Louis se asustó, y a pesar que le dolían los brazos fue corriendo hasta el alfa para poner sus manos en su pecho y mirarlo con tristeza. No lo permitirá, no permitiría que se volviera una persona vil y sin alma. Él también estaba dolido, no había duda de eso.

Los ojos de Zayn están cristalinos, ya no había esos ojos miel que le encantaban, solo estaban negros impregnados de dolor y la inmensa rabia que tenía en ese momento, estaba temblando y no precisamente por el frío.

"No dejaré que lo hagas, no." susurró.

"Era mi madre, Louis" apretó la mandíbula antes de hablar nuevamente. "¿Cómo pretendes que esté después que me enteré que mi madre murió a causa del faraón?"

Lo último lo gritó y eso provocó que Louis se encogiera un poco, pero no quitó la fuerza para mantener sus manos en el pecho ajeno.

La respiración de Zayn aún estaba alterada y eso en un alfa no era bueno, subió sus pequeñas manos por el pecho hasta llegar al cuello moreno de Zayn. El último se calmó un poco. Antes que que el alfa hablara para disculparse Louis lo abrazó fuerte, soltando un sonoro sollozo al hacerlo.

"A mi también me duele." habló bajito. "Me duele y mucho, ¿por qué mejor no me abrazas?"

Sin dudarlo, Zayn lo hizo soltando su espada y acariciando el cabello castaño de Louis con los labios, temeroso que el omega se alejara, pero para su sorpresa solo se aferró más a su cuerpo y fue su turno de besarle la piel de rostro.

Se separaron sin querer hacerlo realmente, estuvieron un rato más juntos al lado del cuerpo cubierto de Sakurah, se permitieron derramar unas cuantas lágrimas para luego irse de nuevo al templo. Ingresaron con Louis abrazando el brazo de Zayn, con manos y dedos enlazados con los ajenos. Ambos con las miradas de lástima que les mandaron al verlos. A pasos lentos y respiraciones tranquilas llegaron al cuarto de Zayn.

"Es tarde, deberías irte." dijo el alfa. "Yo estaré bien."

Louis le sonrió nuevamente con los ojos cristalizados.

"No te dejaré solo... Yo no quiero estar solo."

Un nudo en la garganta se apoderó de ambas personas. Faltaba poco para que llegara en la mañana, estaban conscientes que ellos no lograrían cerrar los ojos a pesar del cansancio que colgaba de sus cuerpos. Se dedicaron a estar en silencio lo que faltaba, ambos tenían demasiadas cosas que pensar, demasiadas cosas queriendo estallar en su cabeza.

Awmygha [Omega] Where stories live. Discover now