XXV: Louis y Harry.

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El faraón sostenía una gran copa de oro llena de vino entre sus dedos mientras reía por un comentario del emperador de Roma. Sirvientes betas entraron a ese gran salón y pusieron las anchas bandejas de carne, fruta y postres para que los Alfas pura sangre y las Omega reales disfruten del su almuerzo. Aunque para dos hermanos no sea así.

Harry y Gemma habían sido obligados a que bajen a mostrarse a la familia romana, ya que tal vez sería el último día de su estancia. Luke observaba sin descaro a la princesa de Egipto, y al parecer al faraón y a la reina no tenían objeción con eso.

Ambos hermanos alfas no levantaban las manos o se movían. Solo observaban, aparentando estar tranquilos, pero era todo lo contrario. Harry está mañana había encontrado tres escorpiones a sus pies de su cama. Con un papel firmado.

Gemma estaba poniéndose muy molesta por la mirada de Luke, levantó su vestido rojo sobre su pierna hasta llegar a su pálido muslo; ahí sus dedos tocaron su daga, su pesada daga, esa que haboa estado celosamente guardada debajo de guardiana de oro. Con una parte de sus telas empezó a limpiarla. Gemma ya estaba harta; mataría a Lule Hemmings está noche. No le importaba la opinión de su hermano. Harry estaba por empezar una verdadera vida con alguien, ya no debía estar al pendiente de ella. Sólo debía importarle su Omega.

Harry observó a su hermana y luego bajó su vista a donde estaba su mano, pero no quiso decir nada. Al suspirar y por primera vez alzar su mano para tomar una fruta su nariz empezó a picar cuando ese perfume tal peculiar se hizo presente. Se enderezó y respiró hondo.

Era Louis.

Obvservó a Luke, y lo vio levantar su copa para brindar con él. Harry no se movió. El alfa romano se puso de pie y caminó hasta estar a su lado, tomó la copa llena de Harry y bebió en néctar rojo antes de estar a la altura de la cabeza del otro alfa.

"No pretendo envenenarte si es lo que estabas pensando, un rey no caería tan bajo, un pequeño concejo para ti, príncipe. Además, yo quiero que sufras, quiero que te pongas de rodillas lleno de dolor y me supliques que pare." Y con esas palabras susurradas cerca, sonrió y volvió a su respectivo asiento.

Al momento que se levantó se olvidó de las palabras del emperador.

El faraón le gruñó, pero no le importó. Escuchaba los latidos de su corazón volviéndose frenéticos y le llegaban hasta lastimar su pecho. Su respiración se empezó a agitar mientras buscaba por los pasillos.

Mi Omega.

Su Alfa demandó.

•••

Athan vio a Louis acercarse al templo, momento perfecto. Su emperador le dio las órdenes precisas. Le dijo que se vistiera como un mendigo, ropas viejas y sucias, y después que se haga una herida en su cuerpo.

Así lo hizo.

Deslizó una cuchilla por su hombro izquierdo, pronto la sangre salió e hizo su camino. Botó el objeto afilado y empezó a caminar como si estuviera mareado, chocó con unas cuantas personas hasta llegar al omega castaño, quien retrocedió un poco por el olor a Alfa tan fuerte.

"Ayúdame, por favor."

"¿Qué te ha pasado?" Pregunto Louis asustado, tomó los hombros del alfa y trato de darle equilibrio. "Mi casa está muy lejos, pero voy al templo; trabajo allí. Vamos, te daré comida y curaré."

Pero Louis se dio cuenta que fue engañado vilmente cuando la mano de ese Alfa tapó su boca y lo agarró para golpear su cabeza contra la pared de uno de los pasillos, se sintió mareado al instante, al tocarse el rostro sintió líquido caliente hacer su camino. Se asustó, pero no tenía la fuerza suficiente para relacionar.

Awmygha [Omega] Where stories live. Discover now