XXI: La canela y las manzanas.

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La sensación era la misma, y se repetía una y otra vez.

Y otra vez.

Y otra vez...

Después de su primer beso, vinieron más. Más de los que les dejaban sin aliento. Un calor se alojaba en sus pechos, un calor que se volvía pesado para que sus cuerpos no se movieran. Se quedaran quietos. Se quedaran juntos.

La noche vino, y sin prisa observó como los dos juntaban sus bocas en una danza lenta.

Justo como lo estaban haciendo ahora.

Todo estaba oscuro, no había velas prendidas. Sólo la luz de la noche que entraba por el balcón del cuarto, ambos veían el color del otro en cuanto se separaban. Eran lentos, se tocaban sin apuro, se deleitaban con el sabor del otro. Se daban caricias en los labios con la punta de sus lenguas, no habría que mencionar los movimientos sincronizados al ladear la cabeza para profundizar más la unión de sus bocas.

No había dudas en lo que estaban haciendo, eran conscientes. Sus respiraciones agitadas y la necesidad de besar al otro lo confirmaba. La guardiana se había ido, y las manos de Harry tomaron nuevamente el rostro del omega, lo acariciaba con delicadeza. La piel era tan suave. Las pequeñas manos de Louis fueron a los fuertes brazos del alfa, apretaba cuando se estaba quedando sin aire y ahí era donde se separaban y se miraban a los ojos.

"¿Estás bien?" preguntó Harry. "Si quieres podemos parar."

Louis asintió y después negó un tanto confundido. El alfa tragó saliva cuando tenía la intención de separarse, pero los brazos del omega redearon su cuello al instante. Sus dedos acariciaron los cabellos de su nuca.

"Sí, estoy bien."

"Anubis." exclamó en un susurro el príncipe, sus manos bajaron la los lados de la cintura de Louis y lo empujó sin ser tosco. La espalda de Louis nuevamente tocó el colchón y de su boca ligeramente hinchada salió un suspiro audible en el silencio. "Mi guardián está aquí para llevarme, ya sabe que me siento desfallecer cada vez que acaricio tus labios."

"¿Tu guardián?"

Harry asintió.

"Anubis es mi guardián para la guerra, el está para protegerme de la muerte."  murmuró con su voz baja, volvió a juntar sus bocas e hizo un movimiento lento. Se separó cuando Louis arqueó su espalda. "¿Por qué no te besé antes, Awmygha?"

"No lo sé."

La mano del príncipe se aventuró a ir más abajo, acarició la ropa del Louis hasta llegar al muslo, volvía a subir y a bajar en tiempos pausados. Se atrevió a seguir cuando Louis no lo alejó.

El gemido que trató de ocultar el omega cuando el alfa hundió su nariz en el hueco de su cuello no pasó desapercibido, los dedos de sus pies se encorbaron y su cabeza se echó hacia atrás. Juntó sus piernas al sentir una repentina humedad entre ellas. Harry gruñó por lo bajo y se levantó a agarrar las caderas de Louis y acomodarlo en una posición más cómoda, puso una de sus piernas entre las del omega.

Louis se dejó oír.

Harry lo volvió a besar.

°°°

La chica beta que entró a los aposentos del Principe a dejar el desayuno casi se le cae la bandeja de las manos. El Principe estaba dormido agarrándose al pequeño cuerpo de un omega. El cual también tenía los ojos cerrados. La muchacha dejó la bandeja en una mesa cercana y se retiró sintiendo calor en su rostro.

La falta de calor que sintió en sus brazos le hizo abrir los ojos, pasó sus manos por su rostro y giró la cabeza. Louis estaba sentado con su espalda apoyada en las grandes almohadas rojas, mirando a un lugar perdido del suelo, al parecer no se había dado cuenta que despertó, así que aprovechó para observarlo. Louis de vez en cuando se acariciaba los brazos, se arreglaba el flequillo o simplemente suspiraba.

Awmygha [Omega] Where stories live. Discover now