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He lays down

Jongdae se encontraba entre los brazos de Minseok. Lloraba tan desconsolado que Minseok lloraba con tan solo escuchar sus desgarradores sollozos.

Estaban en el frío piso del apartamento, Jongdae escondió su rostro en el pecho de Minseok. Estaba intentando hacer lo mejor para calmarse pero su pecho dolía demasiado y él solo quería sentir algo diferente.

Cuando se fue a dormir se descubrió luchando contra todos los sentimientos que se arremolinaban en su pecho y fue demasiado para él, se rindió una vez más y así fue como terminó en el piso y ahí fue donde Minseok lo encontró; no tuvo que dudar ni un segundo para también caer al piso al lado de Jongdae, al final no pudo arreglar su cerebro ni un poco, al final sus esfuerzos fueron en vano, Jongdae estaba quebrado frente a él, los químicos que lo ayudaban a dormir no funcionaron esa noche. El cuidado de Minseok no funcionó esa noche.

Era sumamente doloroso escuchar a Jongdae gritar que se iba a poner bien para él aunque estuviera más quebrado que nunca, y lo iba a hacer, se iba a poner bien pero a Minseok le dolía ver como no controlaba la situación por más que quisiera.

El cuerpo de Jongdae dolía de tanto pensar, de tanto fracaso, de tanto todo y de tanto nada, su interior era raro y solo Minseok conocía esa parte porque Jongdae no permitía que nadie más observara lo que él quería arrancarse. Era ese tipo de dolor del que no te puedes deshacer y que te hace llorar hasta quedarte dormido porque tú sabes que no se va a ir y que no lo puedes evitar. Y en su tormenta interna la única luz de Jongdae era Minseok y el olor de su pecho, el olor de su amor, ese era su remedio y sabía que al día siguiente, entre sus brazos ya iba a estar bien, pero le parecía tan eterno cada sentimiento en su cabeza, le parecía tan eterna la madrugada en la que solo podía gritarle a Minseok que no lo dejara, que se iba a poner mejor, que lo amara, que por favor lo amara.

Y hay un tipo de dolor diferente dentro de toda su marea de sentimientos, está el dolor de querer ponerse bien y no poder. Sentía que ese dolor era sal en su herida.

La que no se cierra.

La que hace algunas de sus noches eternas.

Pero la noche eterna no fue eterna, como todas al final y Minseok amaneció recostado contra una pared con sus manos alrededor del estómago de Jongdae quien dejaba colgar su cabeza, por fin tranquilo, como un niño que se duerme sin querer.


(...)


Definitivamente me siento mal haciéndole esto a Jongdae, y definitivamente debería estar durmiendo pero necesitaba dejar salir este capitulo.

Escribir me alivia

Enough ; Chenmin | Xiuchen  Where stories live. Discover now