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Un gato presenta: el arte de evitar

Jongdae abrió los ojos poco a poco y comenzó a recordar todo lo que había pasado.

Me desarmé una vez más. Pensó mientras observaba los brazos de Minseok, le habían sostenido el alma una vez más aún cuando estaba más pesada que nunca.

Intentó moverse un poco pero eso alertó instantáneamente a Minseok quien aún dormido no dejaba de pensar en su novio.

—Jongdae, ¡Jongdae!—gritó despertando y el nombrado colocó sus manos alrededor de las de Minseok.

—Estoy aquí —dijo mientras internamente se quejaba por el dolor de garganta que tenía por gritar tanto la noche anterior.

—Pensé que no estabas en mis brazos... Que no estabas aquí —murmuró y Jongdae se sintió terrible por hacer pasar al chico otra vez por un infierno.

—Vamos a levantarnos —le dijo a su novio—. Tenemos cosas que hacer.

—¿Estás bien? ¿No estás cansado? — preguntó Minseok muy preocupado.

Y joder. Si, Jongdae estaba super agotado pero quería salir del apartamento por primera vez en semanas.

—Vamos a adoptar un gato —le dijo a Minseok mientras se levantaba.

Jongdae estaba ignorando profesionalmente las preguntas que le hizo el mayor y solo se dedicaba a buscar un par de chaquetas en el armario, cuando por fin encontró las que buscaba le arrojó una a Minseok en la cabeza.

—Y te pones las converse que van a juego con las mías —dijo saliendo de la habitación.

Minseok masajeó su frente y se puso de pie, Jongdae parecía estar bien pero algo aún no estaba bien; no estaba bien que Jongdae comenzara a ignorar lo que pasó tan rápido. Apresuradamente Minseok se vistió y salió de la habitación para luego encontrarse con Jongdae comiendo, parado frente a la nevera, de tres envases distintos.

—No sabía que teníamos tarta de manzana —dijo con la boca llena—, y está muy rico el puré de papas.

Ugh.

—Te va a doler el estómago por mezclar esas cosas.

—Tienes razón —dijo colocando todo en su lugar y se limpió con la manga de la chaqueta—, mejor vamos por el gato ya.

Minseok tomó una gran bocanada de aire.

—Creo que tenemos que hablar sob-

—Eso hacemos —dijo Jongdae cortando a Minseok bruscamente.

—Me refiero a que tal vez deberíamos hablar con alguien...

—¡Y para eso adoptaremos un gato! —exclamó Jongdae agitando las llaves del apartamento.

—Tenemos que hablar sobre anoche.

—Vámonos ya, Minseok —dijo Jongdae ignorando lo que acababa de decirle su novio y se veía sonriente y brillante aunque sus ojos estuvieran algo hinchados y su voz extraña. Minseok solo caminó hasta su lado para luego tomar su mano.

Por lo menos está sonriendo de verdad, se dijo.

(...)

Habían pasado cuarenta minutos desde que salieron de su apartamento y normalmente el recorrido hasta la tienda de mascotas solo les tomaría 25 minutos pero Jongdae hoy estaba especialmente arisco respecto a estar rodeado de personas y por eso tomaron una vía menos transitada. La verdad, les hubiera tomado una hora llegar a la tienda de mascotas por el camino que tomaron pero Jongdae estaba energético y prácticamente arrastraba a Minseok, así que llegaron más rápido.

—Si seguimos a este ritmo... voy a perder... mis mejillas —dijo Minseok agitado y entonces Jongdae se detuvo.

—Tus mejillas no —dijo lastimero y entonces se volteó para pellizcar una mejilla de su novio—. Ellas nunca se van a extinguir.

Minseok estaba por hablar y entonces Jongdae comenzó a señalar una tienda al otro lado de la calle.

—¡Se ven los gatos!— gritó y arrastró a Minseok por el medio de la calle, casi siendo arrollados por una camioneta.

Minseok iba a vomitar su corazón y otros órganos vitales.

—Oh Dios m-

Y con otro jalón ya estaban dentro del establecimiento.

—¿Jongdae? —lo llamó Minseok luego de recuperar un poco el aire.

—Hmm — respondió el chico mientras veía a los gatitos que estaban encerrados en una gran caja de cristal descubierta solo arriba.

—¿En la casa podemos hablar?

—Nop.

—Jongdae...

—¡Mira Minseok! ¡Se parece a mi!

Jongdae había levantado una gatita negra que para sorpresa de Minseok, si se parecía mucho, demasiado a su novio.

—Me gusta —respondió Minseok y de pronto recordó algo que hizo que le dieran ganas de llorar. Su primer poema, el que había escrito con siete años, hablaba de un gato que siempre quiso y nunca tuvo porque su madre se lo negó. Él ya no era propietario de ese pedazo de papel con un «excelente» que le había dado su profesor, era Jongdae, quien había prometido que adoptarían un gato hace muchos años.

—Quiero que se llame Luhan —dijo Jongdae mientras le hacía cosquillas en la barriga a la gatita.

Espera. Qué.

—¿Luhan? ¿Por qué Luhan? No le podemos poner el nombre de uno de nuestros amigos a un gato.

—Pero yo quiero ponerle Luhan.

—Es nombre de niño.

—Yo quiero ponerle al gato Luhan.

—Jongdae...

—Se llama Luhan —dijo y era una afirmación.

Minseok observó a su novio de pies a cabeza, estaba vestido horrible, estaba despeinado y su rostro tenía grandes ojeras y todavía podía escuchar los gritos de Jongdae en su cabeza, pero ahí estaba su novio, usando converse a juego con las de él y sus ojos brillaban mientras observaba al gato y parecía sano otra vez y aunque no estuviera sano se veía feliz y eso era suficiente para Minseok, eso era suficiente para cumplir un capricho de su novio. Por hoy dejaría a un lado el tema del psicólogo.

Hoy se trataba de Jongdae y el renovado brillo de sus ojos, de la gatita Luhan y de él amandolos a ambos.

(...)

Vale la pena desvelarse por el Chenmin ✨

Enough ; Chenmin | Xiuchen  Where stories live. Discover now