CAPÍTULO NUEVE

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Elison.


No voy a negar que ver a Ana besándose con su exnovio me estaba carcomiendo horrible y simplemente estaba tan enojado que ni siquiera podía verla sin mandarle a estar de pie en el Sol.

Le había quitado su fin de semana libre... El solo pensar que estaría con ese hombre me hacía hervir la sangre.

Aunque me hace sentir culpable que ella lo pague por mis celos injustificables.

Al entrar al comedor me fijé en que Ana no se encontraba en ningún lugar, lo cual me pareció muy extraño. Cené junto con mis compañeros, tomé camino a mi oficina debía corregir unos exámenes y me estaban exigiendo las notas para cerrar el primer ciclo.

—¿No vas a dormir? —la voz del Japonés me hace dar un respingo.

—Maldición, Jim —le miré con el ceño fruncido y paso una mano por mi cara—. Casi me matas, Chino.

—Como vuelvas a decirme Chino sí te mato —mi compañero me mira de manera amenazante y se rasca la mejilla—. Y yo que venía a hablar con mi mejor amigo —se hace el ofendido y coloca una mano sobre su pecho en tono melodramático.

Me causa risa.

—Voy a mi oficina a corregir uno exámenes de los Cadetes —suspiro. Lo que quiero es ir a mi cama a dormir.

—¡Te acompaño, Eli-Chan! —me sonríe y usa el típico diminutivo que se utiliza en las personas menores en Japón.

Así es... Yo tengo veintiséis y Jim tiene veintiocho. Su edad no se le nota por su estatura, al ser bajo tiende a verse de menos edad de lo cual siempre alardea.

Ambos comenzamos a subir por las escaleras mientras charlamos de temas tontos. Jim y yo somos amigos desde la escuela secundaria, ambos decidimos aplicar los exámenes para la academia cuando por casualidad nuestras novias nos dejaron y por ende henos aquí.

—¡AYUDA! —un grito desgarrador hace eco por todo el pasillo del tercer piso.

Le hago detenerse y nos vemos para ahora subir con mucha prisa hasta el último piso del edificio lleno de oficinas y salones.

—Es la oficina del Almirante —digo en voz alta y Jim asiente.

Jim me indica hacer silencio y movernos de manera sigilosa. Se escucha un llanto y una especie de jadeos.

—D-Déjeme, p-por fav-vor —mi mundo se detiene en cuanto coloco mi oreja sobre la puerta.

¡Esa es la voz de Ana!

No me contengo y le doy una gran patada a la puerta. Mi malnacido jefe está acorralando a Ana en contra de su escritorio y su ropa estaba hecha trozos; su pecho está totalmente expuesto, su pantalón de deporte está a medio bajar y el Almirante me sonríe con altanería.

Camino con prisa hasta el desgraciado, le grito y le estampo mi puño en su cara. Jim toma a una Ana medio desmayada en brazos, la cubre con su chamarra táctica y la saca de la oficina.

—¿Acaso me negarás que tú nunca te has beneficiado en tu puesto? —se limpia la sangre de su labio inferior y toma su chamarra para comenzar a colocársela.

Suelta una risa burlona provocándome asco.

—Yo soy un hombre de principios —suelto un gruñido—. No un ser despiadado y desgraciado como usted.

—Ah... También te gusta esa chica, lo había olvidado —el hombre se encogió de hombros y hace una mueca extraña—. Solo quería marcarla como mía.

El Mejor Amigo De Mi Tío: Idiota (Book #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora