Capitulo 6 B

724 57 2
                                    

Buen día para todos, anoche mientras veía un programa podía transcribir y avance 2/3 de un capítulo. Y como estoy de buen humor por que me cancelaron una clase y podré tomar desayuno. Les dejo este capítulo.

-¿Te nos vas a ir a Los Ángeles? Espero que no- dijo él.

-No. Me quedo aquí. Supongo que él irá y vendrá.

Gajeel asintió con la cabeza, confiando en que el plan les funcionara.

Natsu había hablado de comprar una casa en la ciudad más adelante, una vez se supiera que estaban juntos y ellos vieran qué hacer al respecto. Su idea era algo no tan lujosa como la casa de Erza, más sencillo y bonito, una vieja mansión victoria quizás. Pero no quería renunciar a estar con ella en la playa. Simplemente sería más sencillo ir y venir entre Los Ángeles y San Francisco, sin tener que desplazarse hasta Bolinas. Esa era en principio su idea, pero aún era muy pronto para compartirla con Lucy. Él estaba abierto a cualquier opinión que fuera viable, y dispuesto a invertir el tiempo, el esfuerzo y el dinero necesarios. A cambio, solo le pedía a ella un poco de compromiso relativo a las desventajas de vivir con una estrella de cine. Lucy no había bajado todavía de la nube y le costaba pensar en aspectos prácticos.

Después de la barbacoa, varias personas saludaron a Natsu en la playa cuando sacaron a pasear a sus perros. Nadie le quedó mirando más de lo debido, nadie intentó hacerle una foto, nadie avisó a la prensa. Era gente muy respetuosa, y Natsu pudo desaparecer en el entramado de Bolinas como cualquier otro de los residentes. Si hubiera estado buscando un lugar donde esconderse, no habría encontrado ninguno mejor que Bolinas.

Erza y Jellal llevaban seis semanas en Nueva York trabajando en su película cuando esta tuvo que desplazarse a Los Ángeles para unas gestiones. No habían encontrado ningún sustituto para que les cuidara la casa. Nunca hablaban de ello, y Lucy sospechaba que Erza no lo había intentado siquiera. Pero como era feliz viviendo con Natsu, tampoco ella hizo ninguna mención. Su cuñado tenía previsto pasar unos días en Los Ángeles y Erza no podía abandonar el plato. Jellal telefoneó a su llegada, pero no se desplazó hasta San Francisco pues no tenía ningún motivo para hacerlo. Sabía que Natsu estaba todavía allí, y a ellos les parecía bien. Así Lucy tenía compañía, si es que cruzaba palabras con su invitado, cosa que Erza dudaba mucho. No creía que él fuera a hacer migas con una chica tan joven, y por supuesto en ningún momento pensó que Lucy pudiera ser un "objetivo" para alguien como Natsu.

Jellal, no obstante, no lo veía tan claro. A fin de cuentas, tanto él como ella eran bien parecidos, inteligentes, buenas personas.... y compartían casa.

<<Deja de inventarte argumentos para posibles rodajes- se había burlado Erza- Natsu Dragneel nunca se liará con alguien que pasea perros, aunque sea mi hermana pequeña. Te lo digo yo: no es su tipo>> Tan contundente fue Erza al respecto, que Jellal no quiso insistir. Sin embargo, le extrañaba que ahora que su ex novia de Natsu había cejado en sus amenazas (ocupada con aquel roquero famoso), él permaneciera aún refugiado en su casa. Y Jellal respetaba más a Lucy como persona que Erza. Para esta, Lucy era todavía una niña y, para más señas, una rebelde. Jellal sabía lo que había detrás de esa fachada. Erza nunca se había molestado en averiguarlo. Tal vez Natsu sí se había tomado la molestia, pensaba Jellal.

Y, como hacía siempre que estaba en Los Ángeles, fue a ver a la que solía llamar su madre poética, para no decir política. Era una visita de compromiso, muestra de respeto hacia la madre de su pareja, pero lo hacía con gusto. Y se alegró de encontrar a Irene en muy buena forma y con mejor aspecto que nunca. No se le pasó por alto a Jellal, sin embargo en el momento de llegar a la casa de su suegra en Bel- Air, un joven estaba saliendo de allí. Le había sonreído al cruzarse con ella. Debía de tener la edad de Erza. El joven montó en un porsche que estaba aparcado enfrente y arrancó. Sin saber por qué, Jellal tuvo la impresión de que iba a volver tan pronto como ella se marchara. Y cuando, una vez en la casa, fue al cuarto de baño, se fijó en que había un jersey de hombre colgado detrás de la puerta y dos cepillos de dientes en el vaso. Se dijo así mismo que estaba siendo suspicaz, pero no se privó de bromear sobre ello con la madre de Erza mientras tomaban champán en el jardín, como era de rigor. El lifting había surtido efecto e Irene parecía quince años más joven. Estaba mejor que nunca.

Tiempo Prestado  [Adaptación Nalu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora