Capitulo 17

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3/3 último hasta en unos días 😄
Lucy se sintió aturdida y entumecida durante todo el trayecto hasta San Francisco. Pensó en llamar a Natsu desde París, antes de cambiar de vuelo, pero sabía que él estaría rodando en aquel momento, de modo que lo dejó correr. Y la segunda etapa del viaje se le hizo eterna. Además del dolor en la muñeca, no se quitaba de encima una terrible jaqueca. Sentía el cuerpo como si la hubiera sacudido de mala manera y lo único que deseaba era dormir. No quería pensar en nadie ni hablar con nadie. Pero cada vez que se quedaba dormida, tenía pesadillas. No solo con los paparazzi, sino también con Natsu. Sabía que no era capaz de compartir ese tipo de vida. Le daba demasiado miedo, no lo podía superar. En dos ocasiones se despertó llorando. Tenía la sensación de haber perdido al hombre que amaba, pero también sus propios sueños.

Debido a la diferencia horaria, cuando llegó a San Francisco eran las doce de la tarde, once de la noche en Venecia. El móvil estaba sin batería y no pudo llamarle.

Pidió ayuda a un mozo del aeropuerto y entró en la terminal casi a ciega. Pensaba tomar un taxi que la llevara a Bolinas. Estaba demasiado agotada para tomar autobuses o trenes. Mientras estaba fuera buscando un taxi, vio acercarse a Jellal. Su vuelo había llegado con un poco de adelanto y no se le ocurrió que pudiera esperarla nadie. Le costaba pensar con claridad.

-Hola, Jellal- dijo- ¿te vas de viaje?

Jellal la miró con gesto preocupado.

-Natsu me llamó y me dijo lo que lo que había ocurrido. Lo siento mucho.

-Si yo también- A Lucy se le llenaron los ojos de lágrimas- Erza tenía razón. Esto es demasiado para mí.

-Lo sería para cualquier mortal- dijo Jellal- Y él lo entiende perfectamente, Lucy. Te quiere, y no desea que eches a perder tu vida-  Jellal no mencionó que Natsu estaba llorando cuando hablaron por teléfono. Le aterraba la idea de haberla perdido para siempre. Y, por lo que Jellal estaba detectando en Lucy, mucho se temía que pudiera ser así.

-¿Por qué ha tenido que pasar? Todo había ido tan bien...- dijo Lucy- Lo estábamos pasando de maravilla, jamás en mi vida he sido tan feliz y Natsu es una magnífica persona.

-Lo sé, pero así es la vida. Tal vez sea mejor que hayas pasado por esto. Ahora sabes a que te enfrentas- Eso debía ayudarla a tomar la decisión correcta, y a asumir las consecuencias.

-Es una manera muy bestia de vivir- dijo Lucy, acordándose una vez más de la caída de la góndola. Era algo que la tenía acobardada, no se lo podía quitar de la cabeza.

Jellal le dijo que esperara sentada en un banco mientras ella iba a buscar el coche. Volvió a los pocos minutos. Lucy parecía aún aturdida cuando el mozo metió el equipaje en el maletero del coche.

-¿Qué ha dicho Erza?- preguntó mientras dejaban atrás el aeropuerto.

-Jellal la miró un momento de reojo desde el asiento del conductor.

-No se lo he contado. Eso depende de ti. Si no quieres que ella lo sepa, no tienes por qué decirle nada- Lucy asintió, agradeciendo la discreción de Jellal- Que te asustes de los paparazzi no te conviene en una mala persona. Cualquiera con dos dedos de frente odiaría tener que vivir con esa tensión. Estoy segura de que a él tampoco le gusta, lo que ocurre es que ahí no tiene elección.

-Es muy duro que eso sea motivo para no seguir con alguien a quien quieres- dijo Lucy, sintiéndose culpable. Amaba a Natsu, pero odiaba todo lo que conlleva a ser un actor famoso. No quería tener que esconderse a cada momento, ponerse pelucas y salir por la puerta de atrás, año tras año. Era horrible vivir así. Y el furor que había visto en las miradas de los paparazzi la había asustado más que ninguna otra cosa a lo largo de su vida- Tuve miedo de que fueran a matarnos- dijo, y se echó a llorar. Jellal comprendió que estaba muy traumatizada por lo ocurrido.

 Jellal comprendió que estaba muy traumatizada por lo ocurrido

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-Parece que Natsu también, y se siente fatal.

-Lo sé- dijo Lucy- Se portó estupendamente conmigo después.

-Por cierto, vamos a ver que te vea el médico.

-No quiero ir. Solo tengo ganas de llegar a casa- dijo Lucy, que parecía extenuada.

-Natsu ha dicho que tienes que ir. Te arreglaron la muñeca sin hacer radiografía. Tenían miedo de sacarte del hotel. Los paparazzi estaban todavía afuera. O sea que necesitas que alguien le eche un vistazo.

Lucy asintió, demasiado cansada y afectada como para discutir. Jellal había pedido hora a un traumatólogo que conocía. 

Fueron hasta Laurel Village, que era donde tenía la consulta. El traumatólogo les confirmó que tenía la muñeca rota y dijo que los médicos italianos habían hecho un buen trabajo. Sustituyó la férula por una idéntica, y al cabo de una hora iban de camino a Bolinas.

-No hace falta que me acompañes a casa, Jellal- dijo Lucy, sufriendo por él.

-Ya lo sé- contestó este, con una sonrisa- Podrías ir andando, o en autostop, pero qué quieres, hace un día espléndido. Me sentará bien un poco de playa.

Por primera vez en horas, Lucy sonrió.

-Gracias por todo lo que estás haciendo- dijo en voz queda. De repente, se acordó de una cosa- ¿Y el bebé?

-Cada vez más grande. Erza se encuentra de maravilla, pero parece que el niño va a ser de tamaño XL.

Erza estaba ya de seis meses, pero Lucy no tenía prisa por verla. Su hermana se daría cuenta enseguida de que algo horrible había sucedido en Venecia, y Lucy no tenía ganas de darles explicaciones. Con Jellal era diferente, porque de hecho se parecía más a un hermano mayor que siempre habría gustado tener.

Se quedó dormida por el camino y Jellal la despertó con suavidad cuando llegaron a Bolinas. Lucy se sobresaltó, confusa, mirando a su alrededor, y luego contempló su casa con aire triste. Por primera vez, no quería estar en Bolinas, sino con Natsu en Venecia. Y ahora tenía miedo de no poder estar con él nunca más.

-Venga, te ayudaré- dijo Jellal. Cogió las bolsas mientras Lucy sacaba la llave. No habían parado de camino para recoger a Charle, pero Jellal le dijo que no le importaba tenerla en casa unos días más. Bastantes problemas tenía ya Lucy. Respecto a su muñeca, Jellal le había dicho a Erza que su hermana había sufrido un pequeño accidente en Italia.

-Gracias por ir a recogerme a aeropuerto- le dijo Lucy, dándole un abrazo- Estaba hecha polvo. Bueno, todavía lo estoy.

-Necesitas dormir. Te sentirás mejor mañana. Y no intentes sacar conclusiones. Sabrás qué hacer cuando llegue el momento.

Después que Jellal se hubo marchado, Lucy fue al dormitorio y se puso su viejo pijama. Eran las cinco en Bolinas y las dos de la mañana en Venecia. Lo único que quería era dormir, ni siquiera le apetecía comer nada. Era demasiado tarde para llamar a Natsu. Y, de todos modos, tal vez Jellal estuviera en lo cierto. Ya analizaría las cosas más tarde. Se metió en la cama, decidida a olvidar lo ocurrido y dormir muchas horas.

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Tiempo Prestado  [Adaptación Nalu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora