#MadrugarUnDomingo

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Creo que es la primera vez que me levanto tan pronto un domingo. En realidad me puse la alarma a las nueve, pero me he levantado a las ocho menos cuarto. No me apetecía dormirme de nuevo, así que aproveché para darme una ducha rápida. A las ocho y veinte ya estaba listo, y como no quería despertar a mis padres, bajé a desayunar. Para mi sorpresa, Leo me esperaba a los pies de la escalera. Le di de comer y desayuné yo. 

A las nueve menos cuarto decidí sacar a pasear a Leo para hacer tiempo, que por cierto, se me pasaba lentíiiisimo. Cuando volví a las nueve y algo mi madre ya estaba despierta. Le di los buenos días y subí a mi habitación.

¿Dónde la había metido? Estaba seguro de que la había guardado en el armario... Encontré la camiseta de Mark en el último cajón de la cómoda. 

A las nueve y media fui a buscar a Candy. Vivimos en la misma calle, apenas a cinco casas de distancia el uno del otro. Cuando llegamos a casa de Mark fue Lola, su hermana pequeña, quien nos recibió:

-¡¡Candy!!- dijo la pequeña echándose a sus brazos- ¡Te he hecho un dibujo para que te acuerdes de mí! 

Para Lola, Candy era como la hermana mayor de sus sueños. 

Mark salió después detrás de ella. Lo único que alcancé a decir fue:

- Toma- dije yo dándole la camiseta- casi me la quedo...

Mark la cogió y acto seguido me abrazó. 

-Tío te voy a echar mucho de menos- dijo intentando no llorar. 

-Sabes que yo también- le dije yo.

Después se dirigió a Candy. A ésta se le volvieron a salir las lágrimas como un día antes. 

-Cuídamelo, ¿Vale enana?-  dijo abrazándola. 

Estuvimos hablando un poco más hasta que su padre le llamó para irse. Fue la despedida más dura de mi vida... 

Cuando vimos el coche alejarse, Candy me abrazó y la acompañé hasta su casa. Estaba muy unida a él, casi como una hermana.

Cómo enredar tu vidaWhere stories live. Discover now