#Regreso

20 1 0
                                    

Candy parecía realmente confusa, mucho más que los demás.

- Diiscuulpa, pero mi interpretación fue MAG-nífica - dijo a modo de broma.

- No lo entiendo ¿Lo sabía desde el principio o lo descubrió más tarde? - preguntó Holden.

- No lo sé - le contesté - solo me ha pedido que recoja el equipamiento del jardín y me ha dicho "mami lo sabe todo".

- Anda que tú también Carter... mira que no recogerlo...

No tenía excusa. Se me olvidó supongo.

- Lo que no entiendo es porqué nos das el trofeo a nosotros - dijo Holden cogiéndolo - pero bueno, que si alguien lo tiene que guardar, pues me sacrifico por el equipo... - dijo arrastrando el trofeo hacia él.

Risas.

- No sé, me parecía un buen detalle. Después de todo el lío que hemos montado solo para que yo pudiese jugar... - dije.

*                    *                    *

El tiempo pasaba y a las 19:15 o así Mabel y Holden tuvieron que irse.

- Bueeeno... ¿Patinamos un poco más? - me preguntó Candy.

Debía de ser muy obvio, porque Candy me preguntó qué me pasaba.

- Estoy preocupado... ¿Y si mi madre se lo ha dicho a mi padre? Aparte de desobedecerles les he mentido. La que me va a caer...

- ¿Bah! Pero eso no lo sabes. - dijo tranquila - Además ¿No has dicho que tu madre no parecía enfadada? - asentí.

- ¡Va, te invito a unas Pringels! - dijo Candy dirigiéndose a la tienda de golosinas de enfrente.

Conociendo a Candy no cogería solo unas Pringles, sino que se tiraría en la tienda media hora. Mientras Candy se alejaba, unas manos taparon mis ojos. 

- ¿Quién soy? - dijo una voz que me era muy familiar.

No respondí y de repente las manos destaparon mis ojos y Alice se puso delante de mí. 

- ¿Qué coño quieres? - dije borde, algo que no pareció importarle a Alice ya que se sentó junto a mí.

- Hablar... - dijo ella acercándose más a mí y sonriendo.

- Ya, pues resulta que no me apetece hablar contigo - dije yo levantándome del banco. 

- Carter, por favor, no hagas eso - dijo levantándose también. Ni siquiera la miré. - Por favor, no me ignores. 

Ahí fue cuando me cabreé. 

- ¡¿Que no te ignore?! ¿Sabes qué? Dime lo que tengas que decirme y vete por favor - dije cansado de ella.

- Yo... Carter, siento lo que pasó, lo juro. Yo... Te echo de menos - dijo casi con un hilo de voz.

- ¡Qué pena! ¿Algo más? - dije enfadado.

- Carter, por favor, quiero volver contigo. Dame otra oportunidad... - ví a Candy llegar por detrás. - Debí haber confiado en ti... - Como pude, miré a Candy pidiéndola ayuda. 

- Tienes razón - dijo Candy decidida - debiste hacerlo.

Vi que se acercaba a mí y antes de que pudiese darme cuenta Candy me estaba besando. No fue un beso apasionado ni nada de eso, pero sirvió para que Alice se marchase.

Cuando Candy se separó evité mirarla a los ojos y nos quedamos un rato sentados en el banco sin decir ni hacer nada. En fin ¿Qué se podía decir? Estaba poniéndome cada vez más nervioso, cuando de repente Candy me dice con un hilo de voz:

- Lo... s-siento - carraspeó - de verdad que no se me ocurría otra cosa.

Me miró esperando una respuesta, pero no dije nada, así que continuó:

- Es que, t-te veía como nervioso y... y pidiendo ayuda, y yo... N-no sé me ocu-

- Candy, está bien - la interrumpí. Empezaba a ver que se ponía incómoda y se arrepentía de lo que había hecho. - Ha sido... raro, estoy seguro de que para los dos, pero aún así lo has hecho... - sonreí - Gracias.

Hubo un silencio incómodo.

- ¿Se lo vamos a contar a... ? - negué. No era para tanto, pero prefería mantenerlo en secreto. - Vaaale.

- Queda entre nosotros - dije yo tendiéndole el meñique.

- ¿En serio? ¿Promesa de meñique? - alcé una ceja para que estrechase su meñique con el mío, y así lo hizo.

- Bueeno... - dije yo - ¿A que beso bien?

- ¡CARTER! - me miró divertida. De repente se puso seria. Candy me miró a los ojos y tras un momento de arrepentimiento por el chiste, empezó a reírse más fuerte que antes. Llegó un punto en el que no pude resistir y empecé a reírme yo también.

- ¿Has visto la cara que se le ha puesto? - dijo.

Estuvimos un buen rato así hasta que tuve que irme a casa. Entonces fue cuando me acordé de mi madre. Ya no podía pos ponerlo más...

*                  *                   *

CONTINUARÁ


Cómo enredar tu vidaWhere stories live. Discover now