12. La gente no cambia.

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La Arlett se fue corriendo de allí, creo que estaba llorando. Todos me quedaron mirando pero no les puse mucha atención. Escuché a lo lejos como la Génesis le gritaba a la Arlett y corría tras ella.

— ¡Suéltame! — gritó la Génesis. Miré y estaba peleando con el Fabián — O te vienes conmigo o esto se terminó, Fabian — le dijo mirandolo enojada.

— ¡No puedes hacerme elegir! ¡La Gabriela también es mi amiga! — le contestó.

— ¿Que no puedo? Fabian, es ella o yo.

Parpadeé varias veces ante la escena.

El Fabian la soltó y me miró con una sonrisa. La Génesis ni siquiera se dio vuelta a mirarlo cuando se fue.

— ¡Ya weon! ¡Se acabó el show, no hay nada que ver! — gritó el Fabian acercándose a mi para ponerme de pie.

— Lo siento — fue lo que le dije en un susurro antes de que me llevara al auto de su papá — La cagué de nuevo.

Sentí la vista nublada y después como las lágrimas caían. Por la cresta Gabriela.

— No llores — me limpió las lágrimas con su dedo y sonrió.

— No sonrías — me quejé — Te acaban de patear por mi culpa — lo miré, pero seguía sonriendo.

— Tranquila. Siendo la Génesis o cualquiera siempre estarás primero, eres mi mejor amiga — me abrazó mientras sobaba mi espalda.

Me aferré a su polera y lloré como cabra chica que le pide perdón a su mamá después de haber hecho algo malo.

— ¿Por qué yo? No lo entiendo — le pregunté — Pudiste haberte ido con ella, Fabian.

— Ya te dije. Eris mi mejor amiga, no te iba a dejar ahí tirada... Además — hizo una pausa para reír — Un año en el extranjero no pudo borrar nuestra amistad y una fiesta de dieciocho menos lo hará — bromeó.

[...]

Lunes y me hice la enferma. No estaba preparada para ir y ver a la Arlett, menos a la manga de weones que iban a estar preguntándome por qué lo hice.

Mi mamá salió a trabajar temprano en la mañana y el Camilo se quedó conmigo hasta las doce de la tarde, después de eso se fue a la U.

Me quedé sola.

— Gabriela re culia, tu siempre la cagai justo. No antes no después, justo — me dije a mi misma en voz alta mientras iba a la cocina.

— ¡ALO! — escuché que gritaron desde afuera. ¿Que wea? — ¡GABI! — me llamaron de nuevo, saliéndole un gallito en la "a". Esos gallitos eran inconfundibles, el Ignacio.

¿Que hacía aquí justo ahora? Si no había ido al colegio era porque no quería ver a nadie y el especialmente me recordaba todo de la noche anterior.

Calmao...

Miré por la ventana piola y venía en uniforme, supongo que venía corriendo porque estaba agitado y despeinado.

¿Se hizo la cimarra?

— ¡Gabi! — me llamó de nuevo.

Cuando me di cuenta me encontraba arreglándome el pelo antes de abrirle la puerta, y me despeiné de inmediato ¿Quién se querría ver bonita para ese weon?

 — ¿Se te perdió algo? — le pregunté asomándome por la puerta de entrada.

— Si, tu amor — contestó y sonrió.

No, no te derritas Gabriela, no de nuevo por el mismo weon.

— No pero en serio, tengo que hablar contigo ¿Me dejai pasar? — me preguntó agarrando la reja. Me acerqué arrastrando mis pantuflas que estaban todas gastadas y le abrí con la llave.

Una vez que estuvo dentro me sentí desprotegida, porque aún así en mi propia casa, en mi propio espacio el seguía poniéndome incómoda, y aún sabía leerme como a un libro abierto.

— ¿Qué necesitas? — le pregunté media avergonzada. ahORA ME DABA VERGÜENZA ¿PERO AYER? AAAAAH PA ANDARME COMIENDO AL JULIAN NO ME DABA NAH VERGÜENZA.

— Vine a verte po — se rascó la nuca — Han hablado toda la mañana de ti y de lo que pasó el Sábado que me tenían chato, en serio.

— ¿Te hiciste la cimarra para venir a verme? — le pregunté, aunque ya suponía la respuesta.

— Si — carcajeó — Necesito saber si todo es verdad, se que no lo es porque te conozco, pero no puedo evitar pensar que aún hay una faceta tuya que no conozco del todo... — bajó la vista al suelo — ¿Puedes decirme que pasó? 

— No lo sé, creo que estaba demasiado cura como para acordarme ahora de lo que hice — le mentí y lo miré.

Mala idea.

Él me estaba mirando directo y encontró mis ojos, fue como si miraran directo a mi alma.

— ¿Qué hiciste? — volvió a preguntar.

— No voy a decirte Ignacio, no te incumbe.

— Gabriela, por favor. Ya estamos lo suficiente grandes como para asumir lo que hemos hecho, y estoy segura que quieres contarme, te con-

— ¡Para de decir eso Ignacio por la chucha! — le terminé gritando — En serio, para de decir que me conoces. Me fui un año, un año lejos de ti me sirvió para darme cuenta de muchas cosas y cambié ¿Ya? Cambié te guste o no — le dije histérica.

— La gente no cambia, por más que uno lo quiera. Aparentar haber cambiado es muy distinto Gabriela — me dijo ahora enojado — No puedes ir pretendiendo que cambiaste como si fuera normal, en cualquier momento vai a colapsar y te romperás — dijo y me tomó la mano gentilmente — ¿Crees que cuando te fuiste yo no intenté hacer lo mismo? Al principio es fácil, pero después te cansas — murmuró cerca de mi. Lo miré asustada, si lo besaba ¿Qué iba a pasar?

Si no lo hacía, nunca lo descubriría.

Nos acercamos lentamente, como en las películas. Ladeé la cabeza y nos besamos de manera lenta y tierna, algo que pensé que nunca iba a volver a hacer y mucho menos con él. Sus labios se sentían igual que la primera vez, suaves y esponjosos.

No se cuanto tiempo duramos besándonos pero cuando nos separamos nos quedamos mirándo, yo toda sonrojada y él sonriendo a más no poder.

— Te extrañe mucho, Gabriela.

— Y-yo... yo también, Ignacio — le sonreí y él me volvió a besar.

Y otra vez, como aweona, volví a caer por él.

****

HOLA MIS AMORES, LES VENGO A HACER LA PATA, je.

Tengo pensado hacer una maratón porque ni crean que no he escrito nada el último mes, tampoco tan floja.

Eso si quería pedirles un favor ¿Me recomiendan canciones? Quiero hacer una playlist en Spotify para escuchar cuando escriba y si ustedes elegían las canciones de esa playlist pensé que sería más especial...

De cuando tan cursi yo weon, que chucha.

Ya eso era fjksd. Espero que les haya gustado el capitulo, puteenme, estan autorizadas. Y si  no ya saben que están cordialmente invitadas a chupar el pico <2+1

Cusbai

-Javivi.

Weona yeta 2: Yetecidad al doble.Onde histórias criam vida. Descubra agora