19. Cagué

2.4K 190 65
                                    

— ¿Podemos hablar? — preguntó y me meé de nuevo del puro miedo. Asentí — En privado.

Miré a los cabros y se pararon, dejándonos solos. El Ignacio entró esquivando ropa, zapatos y cabezas de teletubbies para abrir la ventana. El olor a muerto y copete era fuerte.

— ¿Que pasó? — susurré sin mirarlo.

— ¿Te sientes mejor? — se agachó a mi lado tocando mi frente. Me congelé porque yo pensé que ni se me iba a acercar.

— Supongo — me encogí levemente de hombros, aún sin mirarlo — Ayer me curé y me caí, todavía no me duele nada pero-

— No hablo de eso monita — me dijo con cariño acariciando mi mejilla — ¿Te sientes mejor? — repitió su pregunta.

Lo miré y sentí como las lágrimas empezaron a salir. Supongo que aún estaba un poquito curada.

— Ya Gabi, tranquila — susurró y me abrazó sin importarle el olor a vómito que desprendía mi cuerpo. Yo solo lloraba, mientras tenía los mocos colgando.

— Perdón — sollocé — Tuve que haber confiado en ti... — lo abracé con fuerza, mientras el me acariciaba la espalda.

[...]

Luego de ese desastre de halloween, nos metimos de lleno en lo que es la PSU culiá. El colegio nos hizo una despedida culiá terrible chanta, pero igual fue súper emotiva. Ya habíamos salido de cuarto y fue como que sentí un gran peso sobre mi y un millón de preguntas cruzaban mi mente.

¿Que voy a estudiar? Trabajo social.
¿Dónde voy a estudiar? Ni idea.
¿Como me va a ir en la psu? Como el hoyo.

Mi mamá y el Camilo me decían que estuviera tranquila. Era el último año del Camilo en la U y supongo que voy a entrar ahí mismo. Ahora le toca hacer la práctica nomas.

Estábamos en la mesa y mi mamá ya se había ido a acostar, por lo que el Camilo y yo nos quedamos estudiando.

— No sé no sé no séeeee — me desparramé en la mesa sobre mis lápices y cuadernos — Me va a ir como las weas — le dije al Camilo.

— No seai trágica — se rió — ¿Como va el Ignacio?

— No tengo idea, no he querido distraerlo.

— Ni que fuerai la media distracción.

— Aweonao — dije y sentí una patada en la pierna — ¡CONCHETUMARE CAMILO CULIAO! — me quejé con dolor.

— ¡GABRIELA! — me retaron desde arriba y el Camilo se cagó de risa.

Me sobé con cuidado la pierna, cuando me caí en halloween me quedó un moretón desde la mitad del muslo a la rodilla y el Camilo me pegó justo ahí.

— Eris tan aweonao por la chucha — me quejé.

Puta la wea.

[...]

Ya conchetumare, hoy es mi día.

Me levanté más que temprano, a las siete estaba lista. Terminé de desayunar e iba todo bien, hasta que estaba apunto de tomar la micro y me di cuenta que no tenía el carnet.

No webeen.

Me bajé y corrí cuatro cuadras como nunca en mi vida hasta llegar a mi casa. Busqué mi billetera por TODA mi pieza y no encontré nunca la wea.

— Por la conchetumare — susurré y me pase las manos por el pelo. ¿Donde chucha esta? Miré la hora en el teléfono y eran las ocho un cuarto.

Ni cagando llego.

Busqué en el patio, en la cocina, en todos lados y nunca lo encontré. Me senté resignada a que mi futuro se iba a arruinar y cuando levanté la mirada estaba frente a mi, en la mesita.

Me quise golpear mil veces, pero antes revisé si tenía todo y lo metí en mi bolso, para irme corriendo de nuevo al paradero. Ahora era más tarde y ni cagando iba a caminar hasta el metro, porque con lo weona que soy demás termino mas lejos que la chucha.

Me subí a la micro y la wea estaba llena, así que me tuve que ir parada nomas. Al lado mío iba un caballero afirmado del fierro, y cuando me di cuenta el señor tENIA LA MEDIA SOPA EN LA AXILA WEON, ¿QUIEN CHUCHA SUDA A LAS OCHO DE LA MAÑANA?

Me bajé asqueada y entré al colegio sede, me busqué en la lista y fui a la sala.

Ya conchetumare, este es mi momento.

[...]

— Me resigno completamente, viviré bajo un puente y venderé parches curitas de la chancha peppa en las micros — dije mientras me comía una papita.

— Yiaaa, eris entera cuática — se río la Manu.

— Pero weon, la prueba de matemáticas si va a estar brígida — dijo el Fabian.

— No me hagai acordar, me va a ir como el hoyo — le tiró un pedazo de papa la Arlett. Estábamos almorzando por ahí, esperando que llegara el Ignacio.

— Como en todo en tu vida — le dije riendo.

— Chilamediavolá — se cagó de risa también.

Mi teléfono sonó sobre la mesa con la canción del marcianito y contesté.

— ¿Aló?

Gabi, voy para allá — me dijo el Ignacio.

— Te esperamos, estoy acá con todos los demás.

Ya po cállense — escuché que dijo — Ya po, no vemos mi amor, chao.

fruncí el ceño — Bueno, nos vemos — le dije y corté.

— Chuuuta, ¿Y esa carita? — me preguntó la Manu.

— No es nada, el Ignacio ya viene ya.

— Oooh, que linda, mira mira Arlett — el Fabián le tocó el brazo y ella miró detrás de mi.

— DES-PA-CIROU — escuché a una mina cantar. Al reconocer la voz me di vuelta en la silla y me saqué la chucha, yéndome de espalda.

— ¡¿JULIA?! — grité mirándola de cabeza mientas todos se cagaban de risa.

¡GEIBRIELA! — pronunció mi nombre como la pichula, igual que siempre.

— ¿La conoces? — me preguntó el Fabián.

— Sorpresa — vi que el Ignacio me sonrió, mientras lo veía de cabeza.

Que weá.

****
Holi hehe
Volví, ya de vacaciones ❤️
Gracias por esperarme, si les gusto que lindo, voten ah, y si no les gustó, chupen el pico.

-Javivi.

Weona yeta 2: Yetecidad al doble.Where stories live. Discover now