16. ¿Que wea?

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Al final la Arlett terminó contandome todo lo que pasaba y se lavó la cara. Volvimos a la sala y me senté con ella mientras que el Ignacio se sentó con el Fabián. Desde una esquina de la sala la Moira nos miraba con cara de querer matarnos, pero nos cagábamos de risa cada que la mirábamos.

— Oye, perdón por la cachetada que te di ese día — suspiró ella, haciendo puchero.

— Na tranqui, igual la necesitaba. Estaba pica y no sabía que estaba haciendo — la abracé.

— Igual es un mino, hay millones en el mundo. Además el weon es mas pelao que la chucha así que pico, que la chupe — me sonrío y se alejó para seguir escribiendo lo que estaba en la pizarra.

— Oye, ¿te tinca si hacemos una pijamada como antes? ¿Tú, el Fabi y yo?

— ¿Sólo los tres? — me miró.

— Sólo los tres — afirmé sonriendo.

Vaciló unos momentos en responderme, como si tuviera mucho que pensar — Es que tenemos prueba de matemáticas la otra semana — hizo una mueca de disgusto — ¿De que mierda me sirven a mi las inecuaciones en la vida? — se quejó.

— De absolutamente nada — me reí — Pero las pasan igual — me encogí de hombros.

— Ya, hagámosla. Pero prométeme que vamos a estudiar, porque tengo que salvar el nem — se rió.

Verdá.
El nem.
Se me había olvidado.

[...]

Pasó la semana y estábamos a Viernes por fin. Luego de tener a mi mamá de chofer pasando por las casas de la Arlett y el Fabi nos fuimos a mi casa po. No se cómo, pero mi pieza estaba ordenada así que llegamos a puro armar la cama de los cabros.

Cuando llegó la noche nos pusimos a ver películas de terror como por ejemplo el conjuro, el aro, el exorcista, Freddy vs. Jason y weás así po, así que como terminamos todos cagaos de miedo decidimos acostarnos en la misma cama.

— ¿Weon vieron al profe nuevo? El Gabriel, de lenguaje — nos dijo la Arlett.

— Si, ¿Por qué? — preguntó el Fabián medio confundio.

— Porque esta terrible de weno — nos contestó con una sonrisa.

— Oh weona, te pasaste pa caliente, la cagaste, en serio — le dije mientras me reía.

— ¡Oye pero si es verdad! O dime que tu nunca le miraste el poto cuando entró a la sala — me miró entrecerrando los ojos.

— Gabi, no nos mientas porque incluso yo lo miré — nos dijo el Fabián medio serio y nos miramos con la Arlett pa cagarnos de risa.

— Ay este weon que las caga — se rió con fuerza la Arlett.

— Cálmate o se te va a arrancar el peo — le dijo el Fabián y nos reímos todavía más.

— ¡Que eris cochino Fabián!

[...] Meses después

— HOY DÍA SALIMOS DE VACACIONES WEOOON — gritó la Arlett emocionada, corriendo por el pasillo.

— De invierno aweona — le dije mirando mi teléfono, que saltó a la chucha — OYE WEONA QUE TE PASA CON MI BEBÉ, LA WEA SE ROMPE Y SOY POBRE COMO PA COMPRARME OTRA CAGA DE TELÉFONO CHUCHETUMADRE — le grité mientras corría a buscar mi teléfono y le revisaba la pantalla por si se había roto la pantalla.

Ninguna raya, te salvaste Arlett culia.

— Oye, ¿hay visto al Ignacio? — le pregunté a la Manu.

— Ni la sombra — me contestó — Desde que salimos a recreo.

¿Que wea?

Lo busqué por el pasillo y lo encontré... calmao ¿Esa weona quién es?

— Uh... maraca detectada — dijo la Arlett riendo.

— ¿Quién es? — pregunté poniéndome media nerviosa al verlos tan juntitos. Aaah, el Ignacio podía tener amigas, no me importa, pero ellos ahora estaban MUY JUNTOS WEON.

— ¿No es la Mía?

— No weon, es la Pía.

— Puta la wea si son iguales las weonas — alego el Fabian.

— ¿De que mierda hablan? — pregunté nerviosa.

— Son dos gemelas, la Mía y la Pía. Van en tercero, pero ahora no se cual es cual — me explicó el Fabián.

O sea que, son dos weonas iguales mas encima.

Los volví a mirar y suspiré para ir a buscarlo, porque parece que se le olvida que existo a veces.

— Ignacio mi amor — lo tomé del brazo y me miró con cara de "Conchetumare" — Te estaba buscando po — me reí y la Pía o Mía, no sé quién mierda, me miró — Oh, hola — le sonreí y apreté el brazo del Ignacio un poco — ¿No me vas a presentar a tu amiga?

— Ah... si si, ella es la Pía y-

— Soy la Mía — le corrigió ella medio molesta.

Me tuve que aguantar las ganas de reírme po, o sea el weon ni siquiera sabía cual de las dos era.

— Ah, yo soy la Gabriela — le dije — Y permiso, vengo a robarte al niño un rato — tiré al Ignacio del brazo y lo arrastré lejos de ella, dónde estaban los demás.

— Uuuh, pelea pelea — dijeron los demás cuando llegamos.

— ¿Así que las gemelas compadre? — le dijo el Fabian palmeandole la espalda — ¡Hijo e' tigre weon! — le dijo orgulloso — ¡Ayayay! — se quejó cuando le tiré la oreja — Ya ya, era mentira perdón, ya suéltame — lloriqueaba el Fabian y lo solté.

No le dije nada al Ignacio porque na que ver que nos pusiéramos a hablar de eso en pleno pasillo, así que solo lo abracé y tocaron el timbre. Nos dejaron esperando afuera porque la caga de convivencia todavía no estaba lista po, mientras todos los otros cursos ya estaban métale comiendo. Típica la wea.

QUIERO COMEEER — pesqué a la Arlett de los hombros y la zamarreé.

Ay, culia bruta — se quejó y se soltó, así que fui a webiar a mi pololo. Le pesqué la cara y le mordí la mejilla.

— Tengo hambre — me excusé encogiéndome de brazos.

— Cómete este fiambre — me dijo y todos se pusieron a reír, menos yo que le di un empujón y me puse roja.

— Weon ordinario — le dije y me reí también

Hablando de eso, con el Ignacio nunca hemos tenido intimidad. Nada más allá que unos toqueteos locos y unos besos más calientes, pero nada más.

Y a veces ando terrible caliente po, pero no digo náh. Además que quiero llegar virgen al matrimonio.

AH LA VIERON.

Es mentira, quiero ser monja, seré Sor Gabi.

LA VIERON TAMBIÉN.

No tengo apuro en tener relaciones sexuales, ni mucho menos en perder la virginidad en cuarto medio.

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Weona yeta 2: Yetecidad al doble.Where stories live. Discover now