Capítulo 31

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Cayden y Stella recibieron en el salón a sus invitados. Claire venía del brazo de Aidan, esbozando una leve sonrisa. Damon y Christabel llegaron detrás, él le susurró algo al oído y Christabel puso en blanco los ojos.

–¡Qué gusto tenerlos en nuestra casa! –exclamó Stella, saludando a los recién llegados–. Espero que estén teniendo una agradable estadía en Italia.

–Muy agradable, Stella –contestó Damon con una pícara sonrisa– estoy encantado de verte.

–Damon –advirtió Claire entrecerrando los ojos– no seas...

–¿Qué? –la miró con sus ojos castaños llenos de inocencia.

–No seas... –intentó nuevamente Claire y al no encontrar palabras, giró hacia Aidan por ayuda.

–Tú –completó Aidan– no seas tan tú.

Prorrumpieron en divertidas carcajadas mientras se sentaban en el salón. Todos menos Cayden, por supuesto, que se limitaba a estar en silencio junto a Stella, sin encontrarle gracia a la conversación.

–Supongo que mi hermanito está esperando el informe de las negociaciones –dijo Christabel burlona tras varios minutos– ¿es lo único que te animaría, verdad?

–No lo único –esbozó una hueca sonrisa Cayden. Si no tuvieran visitas y solo cenaran Stella y él, sin duda eso lo animaría mucho más.

–Lo he hecho bien, de verdad –aseguró Christabel con voz conciliadora– no tendrás queja del negocio.

–¡Nada de negocios! –soltó Damon clavando sus ojos en Christabel– ¿sí?

–¿No negocios? –ella lo miró escandalizada– entonces, ¿qué? ¿solo placer?

Cayden arqueó una ceja ante aquel comentario y ellos se enfrascaron en un apasionado debate, lo que llevó a que se encontraran en una conversación los cuatro: Stella, Claire, Aidan y él.

–Tienes una casa preciosa, Stella –admiró Claire y añadió– bueno, tienen.

–Gracias Claire. Ha sido mérito de Cayden –contestó Stella y le sonrió dulcemente a su esposo. Demasiado, en realidad.

–No sé como lo logras. Aidan no participa en decisiones de la casa aunque se lo ruegue –suspiró dramáticamente Claire y sonrió.

–Oh no, Cayden tampoco –aclaró Stella– solo en la compra de la casa. De ahí en más, las decisiones han sido solo mías.

–Sí, al parecer los hombres son un poco inútiles en eso.

–Me abstendré de comentar ya que estamos en presencia de dos de ellos.

Las dos rieron y sus esposos esbozaron unas sonrisas leves. Bueno, Aidan en realidad. Cayden se limitó a curvar la comisura de sus labios, como si se sintiera divertido. Y, no es que no lo estuviera, sino que la compañía...

–La cena está lista –anunció Stella tras hablar con el ama de llaves– ¿pasamos a la mesa?

La charla derivó inevitablemente en los negocios. Christabel, Damon y Cayden discutían sobre el acuerdo. Aidan y Claire comentaban con Stella sobre Italia y los lugares que podrían visitar. Si bien Aidan había venido también por negocios, mayormente quería hacer un poco de turismo.

Después de servir el postre, volvieron al salón con copas de vino en la mano. Stella observó a Cayden charlar con Damon y Aidan, después Aidan se alejó y empezó a hablar con Claire. Christabel se acercó hasta el sofá en que Stella estaba sentada y tomó un sorbo de vino.

Inevitable (Sforza #2)Where stories live. Discover now