Temporada 1. Capítulo 6

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 Los ojos azules similares al cielo de Naruto le miraban a través de la oscuridad que había en aquella cerrada habitación sin un rastro de luz que se filtrará, más que la luna que se dejaba ver por la ventana del dormitorio. 

La marca ardía y deseaba ser atendida, el doncel que se encontraba dentro suyo ronroneo ante el contacto de la suave mano del menor contra su mejilla. 

En aquel joven e inexperto rostro una linda sonrisa fue clara para Sasuke quien sintió como su corazón ardía con fuerza. El delgado brazo del rubio menor lo abrazaba por su pequeña cintura, nadie tendría una mínima idea del sentimiento de protección que Naruto le transmitía. 

—Hueles muy bien, Papá-teme.— confesó acercando su cara al cuello del azabache quien hizo para atrás su cabeza, así el menor podría olerlo de mejor manera. 

Y por una vez no sé sintió asqueado que su esencia inundará la pequeña habitación, por qué el menor había dicho que su olor era bueno, siempre le decía, y eso lo hacía tan feliz y seguro, como nadie le había hecho sentir. 

Abrazo a Naruto por su cuello, sintiendo la respiración tranquila del pequeño cerca de sus clavículas. 

Mientras que la noche caía y los sueños empezaban, Sasuke deseo que esto jamás pasará, más bien, deseo que su alma gemela no fuera un niño de 8 años que tenía toda una vida por delante que arruinarla con un doncel inservible con problemas emocionales. 

Pudo separarse de ese abrazo, haber huido de ese lugar, pero era imposible, justo como ahora que le abrazaba con más intensidad, amaba a Naruto más que nada en este mundo y si se alejaba de el, su marca dolería y su vida ya no tendría sentido alguno. 

Dicen que cuando te enamoras todo se llena de un color intenso y puro, Sasuke había visto su vida de una forma monótona, como si todo fuera blanco y negro, pero desde que cierto pequeño rubio apareció todo era más colorido y no quería aún dejarlo, está vez no puede dejar ir está felicidad.

Y por una vez quiere ser egoísta y hacer a Naruto suyo, aún que le causaría daño. 

Minato llegó a su silenciosa morada, con los ojos casi por cerrarse y juraba que no sentía su cuerpo por el cansancio. 

Se quitó la corbata y camino por pasillo donde estaba su habitación y la de su hijo, entró a la última silenciosamente, para no despertar ambos, pero cuando lo hizo un fuerte aroma casi lo doblega, no era simplemente el olor a Sasuke por qué lo conocía, había otro rondando por la habitación. 

Se quedó helado cuando entendió que el otro aroma provenía de su hijo, quien abrazaba por la cintura al Uchiha, cerca de su cuello aspirando la esencia del ojinegro. 

Suspiro con dificultad, pasando ambas manos en su rostro. Sabía lo que esto significaba, claro que era frustrante y mentiría el rubio mayor que su cuerpo se estremeció por el miedo que esto significaba, pero ya era muy tarde. Él había unido sus caminos, no era capaz de ir en contra de un amor tan puro que Sasuke y Naruto se profesaban. 

Se sentó en el lado de su hijo, y los miro, pudo ver lágrimas secas en las mejillas del azabache y supuso que Sasuke la estaba pasando mal por esto. 

—No tienen remedio.— susurró mirando la bella luna que se podía ver con claridad por la única ventana de la habitación que estaba arriba de los dos cuerpos que ya se encontraban dormidos.

Había un pequeño espacio sobrante del lado de Sasuke así que se fue allá, levantó la delgada y desgastada sabana que les cubría aquel frío octubre por la noche. 

Intentó abrazar ambos cuerpos, y agradeció que Sasuke ya no estuviera en su temporada, pero mentiría si negaba que no se acercó al cuello blanquecino para oler mejor el aroma que desprendía, así que con ellos, quedo dormido juntos a los otros dos. 

¡Papá-teme es mío~ttebayo!    |NaruSasu/ EDITANDO| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora